Por Nelson Cuevas Medina
Tras la reciente presentación de los electos del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), muchos dirigentes han recurrido a la palabra "resurgir" para describir lo que interpretan como una "renovación" del partido. Sin embargo, la realidad del proceso muestra una historia más compleja y decepcionante.
“Resurgir” significa "volver a aparecer o surgir de nuevo, implicando una restauración en fuerza y vitalidad". Sin embargo, lo que se observó en el X Congreso Reynaldo Pared Pérez, distó de esa definición, dejando a las bases del partido y a la sociedad con un profundo sentimiento de frustración.
La fecha del congreso se adelantó con la promesa de realizar una evaluación interna de los fracasos electorales anteriores y entre otros, la elección de los miembros del Comité Central. No obstante, de una matrícula total de 1,200 miembros de su Comité Central, todos fueron ratificados y se decidió aumentar el organismo en mas de 200 nuevas plazas adicionales.
Sin embargo, solo 183 fueron "elegidas" por las bases; el resto fue asignado como cuota, permitiendo a cada miembro del anterior Comité Político proponer un nuevo integrante. Esta medida, que evitó un proceso abierto, alimentó la percepción de un proceso cerrado y poco democrático, dejando claro que ciertos dirigentes buscaron protegerse del voto popular.
En la plenaria donde se eligieron al presidente, secretario general y nuevos miembros del Comité Político, participaron 1,310 miembros del Comité Central, de los cuales más de 800 habían firmado previamente una carta solicitando la repostulación de Danilo Medina, como presidente del partido. Este apoyo previo evidenció un sesgo en el proceso y dejó a las bases sin una verdadera voz. El resultado fue revelador: Danilo Medina obtuvo 822 votos, asegurando su reelección, pero evidenciando la ausencia de consenso entre los nuevos integrantes y una parte significativa de la base.
El análisis numérico revela una situación significativa. De los 1,310 delegados, -todos del Comité Central,- asistentes a la plenaria, Danilo Medina obtuvo 822 votos, lo que representa un 62.75% de apoyo. No obstante, considerando el padrón del PLD de 2,177,036 miembros registrado ante la Junta Central Electoral (JCE), esos 822 votos equivalen a apenas un 0.04% de respaldo general.
Esto plantea la pregunta: ¿por qué no se permitió el escrutinio mediante voto universal a todos los miembros del Comité Central, Presidente y Secretario General? La falta de un proceso inclusivo refuerza la percepción de que el tan ansiado “resurgir” no fue más que una ilusión. Las modificaciones estatutarias se convierten en salvación para ocultar realidades.
¿Qué le sucede a un partido que oculta las causas de su mal desempeño electoral y cuyos máximos funcionarios no se someten al escrutinio de las bases?
Un partido político que, tras un mal desempeño electoral, no asume con seriedad las causas de su fracaso, arriesga profundizar su desconexión con la base social y sus votantes. Este ha sido el caso del Partido de la Liberación Dominicana, (PLD), que en dos ocasiones ha mostrado incapacidad para hacer una autocrítica real y emprender reformas internas significativas. Al no tener la voluntad de reconocer errores y renovarse, han perdido relevancia política, y son vistos como obsoletos, lo cual ha afectado directamente su capacidad de recuperación y competitividad electoral.
Esta falta de autocrítica y transparencia evidencia una estructura que priorizó la continuidad de ciertos liderazgos sobre el interés genuino de renovarse y fortalecerse.
El X Congreso, lejos de responder a las expectativas de los miembros del PLD, puso en evidencia un liderazgo en declive. El hecho de que Francisco Domínguez Brito obtuviera 428 votos (32.67% de la matrícula asistente), demuestra que hay un liderazgo alternativo en ascenso dentro de ese partido, reforzando la idea de que existen voces disidentes desconectadas con la línea de la cúpula.
El PLD parece engañarse al proyectar una imagen de cohesión y renovación a través de su X Congreso supuestamente democrático. La realidad interna sugiere profundas divisiones y una crisis de liderazgo. Esta estrategia comunicacional busca transmitir fortaleza y unidad; sin embargo, resulta contradictoria frente a los recientes episodios de expulsiones y renuncias de dirigentes importantes, que evidencian un partido fragmentado.
A pesar del ruido provocado por los resultados del Congreso, es evidente que el liderazgo actual del PLD enfrenta desafíos significativos para recuperar una posición de importacia. El mantenimiento de Danilo Medina como presidente parece tener dos objetivos principales: primero, evitar que otra figura ocupe su espacio; segundo, impedir cualquier tipo de acuerdo serio y responsable hacia las elecciones de 2028.
Aunque el Congreso se presentó como respuesta al mal desempeño electoral del PLD, las causas detrás de esa derrota aún no se han hecho públicas. Carlos Amarante Baret denunció que los resultados del IX Congreso fueron archivados sin tomar medidas adecuadas; lo mismo parece haber ocurrido ahora.
Los llamados procesos de renovación del PLD, seguirán pasando, sin penas ni glorias, cuando un partido pierde la credibilidad, pierde el orgullo, que en años pudo mantener y exhibir influyendo gobiernos muy aceptados y bien valorados por los ciudadanos, y que en éstos años finales, digo finales, porque todo parece indicar, que es el final de ese partido, ahí ya cualquiera pertenece al Comité Político, da igual quienes entren en el Comité Central, no le importa a nadie en absoluto, ese es el trabajo hecho por su cúpula, un 10. 2% optenido por ese partido en el último proceso electoral, fue una aberración vergonzosa, a nadie le interesaría entrar a perder su tiempo en una organización política, que de futuro, no tiene nada.
Me la juego y desde ahora lo afirmaré, en el 2028, sin importar quien vaya a ser su candidato, ese partido va a sacar entre un 4 y un 5%, ahí les dejo, mi apuesta..