Por Nelson Cuevas Medina
A tan solo días de su quinta rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, prevista para el 27 de febrero, el presidente Luis Abinader enfrenta un creciente malestar social. Este descontento proviene principalmente del incumplimiento de numerosas promesas de campaña, evidenciado por un panorama de obras públicas a medio terminar y otras ni siquiera iniciadas.
El alto costo de la vida, el desempleo, la inseguridad ciudadana, la desorganización del transporte, los constantes y prolongados apagones, la migración haitiana y los señalamientos de corrupción en la administración pública han agudizado el descontento. En este contexto, la rendición de cuentas del presidente se presenta como una oportunidad esencial para abordar muchas interrogantes y la frustración de gran parte de la ciudadanía.
La falta de confianza en un amplio sector de la sociedad es palpable, especialmente en un momento crítico para el país, en el que los problemas estructurales continúan sin resolver. La expectativa de los muchos ciudadanos, ante lo que el presidente pueda presentar el 27 de febrero, está teñida de escepticismo. Otros en cambio mantienen la esperanza de grandes anuncios y cambios en la gestión de gobierno.
Desde su llegada al poder en 2020, y pese a sus esfuerzos por mantenerse en el centro de la política, las promesas de transformación, desarrollo e infraestructura no se han materializado como se esperaba. Proyectos emblemáticos como las obras en Pintura y Los Alcarrizos, y la construcción de la Presa de Monte Grande, aunque en plena ejecución, se encuentran a medio palo. Estos proyectos, que deberían haber sido motores de progreso para miles de dominicanos, siguen sin ofrecer soluciones a problemas como el tráfico y la congestión en el transporte. Además, otras iniciativas, como la extensión de la UASD en Santo Domingo Este, aún no se han iniciado.
En una alocución televisada, el martes 14 de noviembre del 2023, el presidente Abinader anunció una serie de proyectos a ser financiados con los 775 millones de dólares obtenidos inicialmente de la renegociación del contrato con AERODOM. Entre ellos, se incluyen asfaltados en varias zonas del Gran Santo Domingo, la construcción de vías expresas, nuevos puentes, centros deportivos y una unidad de salud traumatológica en San Cristóbal. Sin embargo, la crítica no se ha hecho esperar, ya que muchas de estas obras aún no se han iniciado a más de un año de haber sido anunciadas.
El expresidente y líder de la oposición, Leonel Fernández, calificó de "falacia" las promesas realizadas por Abinader. Según Fernández, "la extensión del contrato con AERODOM no solo favoreció la reelección del presidente, sino que los fondos obtenidos no se han reflejado en avances tangibles". Fernández también criticó el uso de los 775 millones de dólares, afirmando que "fueron destinados en gran parte a financiar la campaña de reelección de Abinader, y no a mejorar la infraestructura pública, como se había prometido".
El exmandatario Fernández destacó que muchas de las obras anunciadas, como el asfaltado en la Caleta, Boca Chica o la construcción de la vía expresa desde la Plaza de la Bandera, Isabel Aguilar, (Pintura) no han mostrado avances significativos. Además, mencionó que los trabajos en el proyecto Pintura, que debería conectar con la autopista 6 de Noviembre, no han avanzado ni siquiera lo suficiente como para llegar a "un noviembre". Esto refuerza, -según el expresidente- "la percepción de que, más que una realidad, se trata de promesas vacías, utilizadas para mantener la apariencia de progreso".
Fernández no solo criticó la falta de ejecución, sino también la gestión de los recursos obtenidos. En su opinión, "el dinero adelantado de AERODOM ha sido mal utilizado, sin resultados visibles a corto plazo". En su alocución, Fernández presentó algunos testimonios de los residentes de las zonas afectadas corroborado que muchas de las obras prometidas siguen siendo una ilusión distante.
De cara a su próxima rendición de cuentas, Abinader tiene la oportunidad de responder no solo con palabras, sino con hechos concretos. La presión será alta para demostrar avances tangibles, palpables, que disipen la desconfianza que actualmente rodea su gobierno. Muchos dominicanos, los más afectados, no esperan más discursos vacíos, sino resultados reales que mejoren su calidad de vida.
El reto para el presidente es claro: demostrar que ha cumplido con sus compromisos, o de lo contrario, la quinta rendición de cuentas será simplemente una repetición de las mismas promesas aún no cumplidas, lo que podría aumentar aún más el descontento popular. ¿Será ésta la ocasión en la que el presidente logre convencer a los dominicanos de que sus palabras se traducen en hechos, o la crítica de Leonel Fernández y otros sectores confirmarán la percepción de un gobierno incapaz de cumplir sus promesas?
En definitiva, la rendición de cuentas de Luis Abinader representa mucho más que un discurso oficial. Es una gran oportunidad para demostrar que, a pesar de las promesas fallidas del pasado, está dispuesto a cumplir con las expectativas del pueblo dominicano. De no ser así, podría ceder ante la tentación de repetir las mismas promesas, frente a una sociedad cada vez más escéptica y harta de esperar.
Es una infinita pena, que en La República Dominicana, no tengamos un régimen parlamentario, para que el presidente e turnos sea convocado al congreso nacional, cuantas veces sea necesaria su presencia para rendir cuentas al país, sobre un cúmulo de mentiras que viene el como jefe del estado arrastrando desde su primer gobierno".
Que bueno sería que ese 27-F, los dominicanos hicieran caso omisos, para prender sus televisores y tener la amarga imagen y experiencia de presenciar a un hombre que desde ya sabemos que vuelve a las falacias, al engaño, y a la desfachatez.