Por Omar Santana
La región El Valle, integrada por las provincias de Azua, Elías Piña y San Juan, revela datos alarmantes sobre las condiciones de vida de sus habitantes, según el X Censo Nacional de Vivienda.
Las estadísticas exponen una realidad marcada por una gran carencia de servicios básicos, la utilización de materiales frágiles en la construcción de las viviendas y la falta de infraestructura mínima adecuada para la preparación de alimentos y el saneamiento.
Falta de servicios básicos
En El Valle, un preocupante 17.47% de las viviendas carece de bienes y servicios esenciales, como agua corriente, electricidad estable, cocina, teléfono, internet, y recolección de basura.
La ausencia de agua corriente en el hogar afecta al 34.64% de las familias, que dependen de fuentes externas para sus necesidades diarias.
Viviendas construidas con materiales poco resistentes
El uso de materiales de baja durabilidad es una realidad en esta región. Muchas viviendas están construidas con techos de zinc y paredes de cartón o plywood, materiales que no ofrecen protección adecuada contra las condiciones climáticas. En áreas rurales, las viviendas construidas con yagua también son comunes, lo que agrava la exposición a riesgos ante fenómenos naturales y reduce la seguridad y el confort de las viviendas.
Según los datos del X Censo Nacional de Población y Vivienda, aproximadamente el 21.39% de las viviendas en esta región están construidas con materiales diferentes al block o concreto, lo que equivale a 37,538 de las 175,575 viviendas censadas.
Esta cifra sugiere una tendencia significativa hacia el uso de materiales alternativos, como madera, palma y zinc, debido posiblemente a factores económicos y de accesibilidad en áreas tanto urbanas como rurales.
En Bánica y Sabana Cruz, una alta proporción de viviendas utilizan materiales como madera, tablas de palma y zinc en sus paredes y techos. Específicamente, Bánica tiene 286 hogares construidas con madera y otros materiales menos duraderos. En Sabana Cruz, de las 780 viviendas, solo 118 tienen paredes de concreto o block, mientras el resto depende de materiales de menor resistencia.
Estas cifras muestran la prevalencia de construcciones menos resistentes en ambas localidades, lo cual se asocia con vulnerabilidad estructural y escasa durabilidad frente a fenómenos climáticos adversos.
Comparativa con otras regiones en condiciones precarias
Aunque otras regiones como Cibao Sur y Enriquillo también enfrentan condiciones difíciles, El Valle presenta los indicadores más críticos. Cibao Sur, con un 52.73% de viviendas sin acceso a acueducto, y Enriquillo, con un alto uso de zinc en sus construcciones, muestran limitaciones, pero ninguna de ellas alcanza el nivel de carencias simultáneas en acceso a agua, bienes y servicios básicos, infraestructura de cocina y saneamiento que presenta El Valle.
Saneamiento
La región de El Valle enfrenta serias limitaciones en cuanto a servicios sanitarios, especialmente en las zonas rurales de las provincias de Azua, Elías Piña y San Juan. De los 179,319 hogares que integran esta región, cerca del 55% cuenta con acceso a inodoros, pero solo una porción de estos se considera de uso exclusivo.
En contraste, aproximadamente 30,190 hogares en áreas rurales aún dependen de letrinas, lo que representa un desafío en términos de salubridad. Las letrinas compartidas son especialmente comunes en comunidades rurales, donde los sistemas de saneamiento básicos escasean y los habitantes deben adaptarse a instalaciones de uso colectivo, una práctica que agrava los riesgos de propagación de enfermedades.
Además, aproximadamente 9,682 hogares en El Valle carecen totalmente de instalaciones sanitarias, lo que implica que muchas familias realizan sus necesidades al aire libre. Esta situación es particularmente crítica en municipios y distritos rurales como Derrumbadero y Los Toros, donde un elevado porcentaje de viviendas no cuenta con baños.
En Derrumbadero, de un total de 1,060 hogares, 172 no cuentan con servicio sanitario, para un 16.23%. En Los Toros, de los 2,242 hogares, 182 no disponen de este servicio, alrededor de 8.12%.
Cocinas fuera del hogar
Del total de viviendas en esta región, el 20.11% (35,306 viviendas) tiene su cocina fuera del hogar, especialmente en zonas rurales y en algunos municipios específicos.
Esta situación es más pronunciada en áreas rurales, donde la proporción de cocinas externas alcanza el 38.31%, lo que contrasta fuertemente con las áreas urbanas, donde este tipo de cocina representa solo el 10.48%.
Estas diferencias evidencian la falta de infraestructuras adecuadas en las zonas rurales, donde muchas familias aún dependen de espacios externos para cocinar, lo cual puede afectar la calidad de vida y la seguridad.
Al observar los municipios con los porcentajes más altos de cocinas externas, destaca Pedro Santana, en la provincia de Elías Piña, donde el 68.68% de las viviendas rurales tienen la cocina fuera del hogar. De igual manera, en el distrito municipal de Sabana Cruz, el 57.36% de las viviendas rurales no cuentan con una cocina interna.
También, en otras áreas como el distrito municipal de Las Lagunas en la provincia de Azua, más del 50% de las viviendas preparan sus alimentos en el patio.