Por Federico Pinales
Los seres humanos ignorantes e inconscientes, no saben lo que se pierde cuando maltratan a los niños y a los animales. Especialmente a las aves, a los perros y a los gatos.
Son extremadamente inteligentes, sensibles y tiernos, con una incuestionable capacidad de autodefensa que asombra.
Se espantan hasta de sus sombras y alzan el vuelo al instante, en el caso de las aves.
Los perros y los gatos ladran y aúllan como advertencia para ahuyentar el peligro. Y si no es suficiente el ladrido o el aullar, entonces usan sus garras, dientes y colmillos para protegerse de lo que ellos sienten como peligro inminente.
En el caso contrario, ambos, perros y gatos, te ofrecen cariño, ternura y protección.
En la República Dominicana se maltratan y se desprestigian a los perros y a los gatos callejeros, en forma física y hasta “moral”.
Física porque los golpean. Rara vez se preocupan por su alimentación, su higiene, su salud y su ternura,
obligándolos así a "buscárselas" como puedan, persiguiendo unos a los ratones y otros a los animales muertos.
A los perros los asocian con la suciedad y a los gatos con el robo, la ingratitud y la brujería.
Tanto es así, que para decirle ingrato o ladrón a alguien, le llaman “gato” y si a esa o a cualquier otra persona le quieren llamar ingrata, (mal agradecida), le dicen que “cierra los ojos como los gatos para no ver quiénes les echan la comida” y así evitar reconocer el bien.
Todo eso es falso, porque el gato, al igual que el perro, es soberanamente agradecido, tierno y honesto.
En el caso de los protegidos bajo techo, siempre y cuando usted les dé agua, comida, ternura y les ofrezca la libertad para salir a realizar sus necesidades biológicas, cuando sus organismos les obligan a descargar sus desechos intestinales.
En cada caso ellos avisan y piden con evidentes y comprensibles señales, que les abran las puertas, si están dentro de la casa o que los liberen, si están en cautiverio.
Lo mismo sucede con el agua y la comida. Si sus dueños no copian las señales, entonces ellos hacen sus necesidades dentro de la casa y te abren hasta la nevera y la llave del agua para auto servirse y sobrevivir.
Los niños, los gatos, los perros y las aves tienen una especie de sexto sentido que les permite diferenciar, a simple vista, a los seres humanos de malos sentimientos que pueden significar peligro para ellos, y a los que, en cambio, les garantizan amor y ternura.