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miércoles, junio 18, 2025
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Radiografía de una ofensiva: Sin velo de luto: Esposa de Miguel Uribe y el maquiavélico juego de la derecha en la tragedia

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Por Rafael Méndez

La sangre apenas se ha secado en las calles de Bogotá tras el brutal atentado que mantiene al senador y precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay debatiéndose entre la vida y la muerte. Esta tragedia, que debería convocar a la solidaridad y la reflexión, ha sido rápidamente cooptada por intereses políticos. Lejos de la solemnidad que exige una situación tan dolorosa, un guion de cínico oportunismo político parece desplegarse ante los ojos de la nación, instrumentalizando el dolor ajeno.

En el centro de esta controvertida narrativa, la figura de la esposa de Uribe Turbay, María Claudia Tarazona, emerge como pieza clave de un maquiavélico juego de la derecha. Este sector, en un momento de notable dispersión y debilidad, busca capitalizar la conmoción pública y el sufrimiento de una familia para recomponerse en el complejo panorama político colombiano. Lo que se observa es una orquestación fría y calculada, donde el duelo es un telón de fondo para ambiciones desmedidas.

El hospital como escenario político

Las cámaras no mienten, y lo que se ha presenciado en los alrededores del centro médico donde Miguel Uribe lucha por su vida dista mucho de ser una muestra de duelo privado. Las visitas de su esposa María Claudia Tarazona al hospital no son simplemente el acto de una cónyuge preocupada, sino eventos cuidadosamente orquestados para el ojo público. A su lado, con una presencia casi constante, se ha visto al experto mercadológico del político en grave estado, una figura cuya labor trasciende el apoyo personal para convertirse en un director de orquesta de la imagen en medio de la crisis.

Este patrón se repitió cuando el padre de Miguel Uribe Turbay ofreció declaraciones a los medios. El mismo asesor, cual sombra estratégica, se encontraba detrás, garantizando que cada palabra y cada gesto se alinearan con una calculada narrativa. Para muchos observadores, esta puesta en escena de la aflicción como herramienta para la construcción de un relato político roza la indecencia y es una muestra clara de la frialdad con la que se manejan las apariencias en este delicado momento.

La candidatura gestada en la sombra del dolor

Lo más inquietante de esta trama es cómo, mientras el senador se aferra a la vida y el país aún digiere el impacto del atentado, ya se ha comenzado a sembrar la idea de que su esposa podría asumir su legado político y lanzarse como candidata presidencial. La velocidad con la que esta posibilidad ha sido planteada, con la sangre aún fresca, resulta pasmosa y profundamente cuestionable. Se percibe una prisa inusitada por transformar una tragedia personal en una oportunidad de ascenso político.

Observadores atentos notan que, en sus frecuentes apariciones públicas, al caminar y hablar frente a las cámaras, el rostro de María Claudia Tarazona no refleja la desolación y el abatimiento que cabría esperar de una persona cuya pareja se debate entre la vida y la muerte. Esta aparente falta de un "velo de luto" genuino y la disposición a ser considerada como una figura política, sugiere que la idea de la sucesión no solo no le desagrada, sino que forma parte de una estrategia fríamente calculada para capitalizar la simpatía y el dolor público. Es una maniobra que deshumaniza el sufrimiento, convirtiéndolo en un mero trampolín electoral.

La derecha colombiana: una recomposición a sangre y fuego

El atentado contra Miguel Uribe Turbay llega en un momento crítico para la derecha colombiana. Históricamente un actor dominante, este sector se encuentra  fragmentado y en clara desventaja frente a un progresismo y una izquierda que, al parecer, lucen cohesionados y dispuestos a retener el poder "con buenas artes" y operando dentro de los cánones democráticos. La tragedia se presenta, entonces, como la oportunidad perfecta para "pisar la sangre" y unificar filas, buscando un punto de inflexión que les permita recuperar terreno perdido.

La "insensatez y crueldad" que se le atribuye a este sector no es solo una cuestión de desfachatez en el manejo de una crisis personal, sino una estrategia calculada para reagrupar fuerzas. Se intenta capitalizar la conmoción nacional y la figura de un mártir político, esperando que el shock y la compasión impulsen el surgimiento de una nueva figura o la consolidación de un discurso que les permita proyectarse nuevamente con fuerza en el escenario político.

La Internacional del Oportunismo: De Miami a Caracas

La maniobra no se limita al ámbito nacional colombiano. La derecha internacional también ha desplegado sus peones en este tablero de ajedrez macabro. Figuras como el senador estadounidense Marco Rubio y el tristemente célebre ex "presidente encargado" venezolano, Juan Guaidó, han hecho sentir su presencia y apoyo. Sus declaraciones, condenas y, en algunos casos, supuestas visitas o gestos de solidaridad, no son meramente expresiones de empatía, sino que se integran en una estrategia coordinada que busca capitalizar la tragedia para fines geopolíticos más amplios.

La presencia de estos actores internacionales subraya una verdad incómoda: la derecha en "todos los litorales" está buscando recomponerse en el plano nacional colombiano, dada su actual dispersión y el avance de las fuerzas progresistas en la región. El dolor de una familia, la vida en vilo de un senador, se convierten así en un pretexto para una reorganización política que trasciende las fronteras, buscando influir en la política interna de Colombia para sus propios intereses estratégicos.

Correo: [email protected]

Tel: 1809-669-1905

Periodista-Ex Diputado 

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