Por Emiliano Reyes Espejo
Para saldar la deuda social ¿hay que poner los oídos en el corazón del pueblo? ¿Quiénes informan a un presidente de la República? ¿Quiénes en los actuales momentos orientan sobre las distintas vertientes sociales, económicas, científicas, educativas y académicas, etc. al presidente de la República, Luis Rodolfo Abinader Corona? ¿Cuáles informaciones de estas le sirven al gobernante como “faro de luz” para implementar sus políticas?
Para nadie es un secreto la multiplicidad de informaciones de todo tipo que a diario llegan al despacho del jefe del Estado. Los gobernantes son asistidos, no sólo por funcionarios de sus ministerios e instituciones autónomas, sino que, además, cuentan con organismos de inteligencia especializados en mantener informados a los mandatarios.
También, se recurre a las consultas y las encuestas por sectores.
Se rumora que existen cedazos que a veces no permiten que el mandatario se entere, esté al tanto de las situaciones que aparentan ser minúsculas, pero que son de alto interés para sectores preteridos de la sociedad. En el entorno presidencial existen especies de “corre, ve y dile” que son personas que tienen la misión de llevar a los mandatarios recados que, casi siempre, responden a sectores empresariales, inversionistas, constructores y otros que se aseguran por esta vía que sus iniciativas primen en el despacho del presidente.
Por eso se escucha con frecuencia afirmaciones en el sentido de que el Presidente no está siendo bien informado. Se plantea que hasta el jefe del Estado llegan solo aspectos que interesan a determinados intereses. En tanto, las cosas medulares que atañen a la población desposeída se quedan en la gatera.
Hay muchas formas de oír al pueblo
También es conocido que en administraciones pasadas se escuchó el socorrido reclamo que reza que los mandatarios tienen que “poner sus oídos en el corazón del pueblo”. Hay muchas formas de un presidente poner sus oídos en el corazón del pueblo.
Concurre una anécdota se atribuye al presidente Joaquín Balaguer de que solía tener una consulta de “segunda mano” cuando llevaban a su despacho proyectos de mucha envergadura. Cuentan que el jefe del Estado decía al proponente de alguna iniciativa que conlleva una gran inversión –“Déjame esa propuesta ahí, yo la reviso más adelante y luego te llamamos”. Pero ocurría, según versiones, que desde que esa persona abandonaba el despacho, Balaguer llamaba a su hombre de confianza para que le detallara el proyecto y sobre esa base él tomaría una decisión. Hay que recordar que Balaguer gobernó estando ciego durante años.
Ahora, en cierto modo, el presidente Luis Abinader ha puesto sus oídos en las palpitaciones del pueblo cuando, el 3 de enero de 2022, emitió nueve decretos. En uno de estos dispuso nivelar a diez mil pesos todas las pensiones a más de 90 mil ciudadanos, los cuales recibían estas por debajo de ese monto. En ese encuentro con líderes sindicales, en el Palacio Nacional, el gobernante emitió otro decreto mediante el cual se otorgó pensión a 4 mil 133 afiliados al antiguo Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS).
Conversar no es debilidad
En esa oportunidad el presidente Abinader sostuvo que, aunque algunos creen que se trata de una debilidad de su gobierno cuando asume la política de reunirse con los sectores y escuchar, discutir, llegar a consenso y ejecutar acciones que entiende benefician a la población. ¿Abandonó el gobierno esa práctica de abrir las puertas y escuchar a sectores de la población que tienen poco o ningún acceso a las áreas de toma de decisiones del poder?
En esta nueva etapa de gestión gubernamental, sería prudente que desde el gobierno se asumiera, con direcciones específicas, la iniciativa de reunirse con sectores de la población que pueden aportar a la dirección del Estado un más claro crisol de la realidad nacional.
Esta visión, empero, debe estar alejada de las estrategias y planes de las políticas partidistas. El tiempo actual para esto es ideal, ya que como se sabe, fue el presidente Abinader quien decidió motu proprio poner un candado en la Constitución para cerrar la posibilidad de su reelección. O sea, esa situación permitirá orientar y realizar los contactos con “núcleos pensantes de la sociedad” sin que haya sospecha de amarres políticos continuistas.
Se trata de crear espacios para escuchar sanamente a dominicanos que viven el día a día las vicisitudes que atañen a la sociedad. Estos conocen las raíces de los males porque los viven. Pueden además aportar ideas novedosas para resolver penurias que nos aquejan por décadas, pero que no son canalizadas al poder porque se carece de canales para hacer llegar sus inquietudes al primer mandatario.
En este sentido, planteamos la alternativa de una política de “cara a cara”, pero sin los aspavientos de la rutina partidaria.
El Presidente Luis Abinader lanzó en febrero el programa “El Gobierno Contigo”, el cual está en la línea de contactos con la población. La salvedad está en que se continúa la práctica de escuchar a los interlocutores de siempre, o sea, a funcionarios y dirigentes del partido oficial.
Relaciones públicas
La iniciativa no deja de ser interesante, pero creemos que debe reforzarse con otro programa adicional que se denomine “El Presidente te escucha”. Con este nuevo enfoque el mandatario se sentaría a escuchar a sectores, oír sus pareceres sobre la realidad nacional y las posibles soluciones. ¿Cómo se haría esto? Fácil, sin grandes demostraciones de masas, aunque sí aplicar una inteligente y asertiva acción de relaciones públicas.
Por ejemplo, las relaciones públicas gubernamentales elaborarían un plan de acercamiento a gremios, asociaciones, entidades académicas, grupos sociales, etc. para que estos sostengan un conversatorio con el Presidente, el cual se limitará a escuchar y tomar notas de los planteamientos.
En el plan se debe establecer un protocolo que especifique claramente que el jefe del Estado escuchará los pareceres de la gente, pero no asume compromiso alguno con los planteamientos realizados en estos encuentros. Debe tener la característica de una “conversación entre amigos”, en la cual el presidente escuchará las exposiciones de todos los temas que impliquen, con acertadas pinceladas, la exposición de un retrato de la realidad que vive el país en este momento.
Conversar con cafecito en la mesa
Este programa de conversaciones con el presidente Abinader tiene que estar orientado a efectuar reuniones con sectores específicos. En este sentido, sugerimos los siguientes diálogos con integrantes de las entidades:
-Conversar con los honorables integrantes de la Academia de Ciencias de la República Dominicana y escuchar la visión de éstos sobre la realidad nacional.
-Academia Dominicana de la Historia.
-Academia Dominicana de la Lengua
-Asociación Dominicana de Rectores de Universidades, y de profesores universitarios.
-Empresarios al margen y a través de sus gremios.
-Líderes comunitarios de provincias y municipios.
-Productores de caña y colonos azucareros.
-Economistas, financistas y líderes cooperativistas.
-Expertos en materia aeroportuaria y controladores aéreos.
-Asociaciones de productores agrícolas, apícolas, piscicultores y ganaderos.
-Agrupaciones de filósofos, sociólogos, pedagogos, etc.
Todas estas personas congregadas en estas entidades y núcleos productivos, sociales y profesionales tienen algo que decir al Presidente Abinader. Al mandatario pedimos que los escuche, que escoja un momento de su escaso tiempo y se reúna con ellos. Una entidad a la vez, por separado, y una cada mes, como mejor convenga. Que se tome un café ¿o un vinito? y conversen que algo queda.
En cuanto a la forma de estos conversatorios será el área de relaciones públicas que definirá dónde, cuándo y cómo se realizan. Como sea mejor. En el Palacio Nacional o en locales de estos entes.
El autor es periodista.
