sábado, septiembre 28, 2024

¿Cómo se ven los haitianos y los dominicanos?¿Qué pueden hacer en el futuro?

Por Osvaldo Santana

Cuando Haití ha tocado fondo, y con la mediación de la Comunidad del Caribe (CARICOM), logra alcanzar una respuesta política, y los agentes de Kenia, empiezan a llegar para tratar de establecer algún tipo de orden, es preciso hacer algunas preguntas al ciudadano medio dominicano o a las autoridades nacionales, acerca de las ideas que los ciudadanos haitianos residentes en el otro lado de la isla, o quizás en el mismo territorio nacional, tienen sobre los dominicanos o sobre República Dominicana.

Todo lo anterior está referido al mismo Haití frente al cual movilizamos el Ejército y la Fuerza Aérea para concentrar efectivos en la frontera cuando aquella famosa crisis por la construcción del canal sobre el lado oeste del río Masacre en Juana Méndez, en 2023.

O al mismo Haití destino de productos originados en República Dominicana, que  anualmente generan divisas por más de mil millones de dólares, excepto el año pasado, cuando a mediados de septiembre el gobierno nacional cerró la frontera y canceló todos los intercambios comerciales y el tráfico humano. 

Ese país, el segundo destino de la producción dominicana, por el cual se ha clamado tanto en los “foros internacionales”, la otra ala del mismo pájaro, parece que empieza, con todos los riesgos, a dar signos de normalización, y sería interesante que, ahora, justamente ahora, sean respondidas por los dominicanos liderados por nuestras autoridades, las siguientes preguntas:

¿Qué piensa el haitiano residente en Haití sobre la República Dominicana?

¿Qué piensa el haitiano residente en Haití sobre los dominicanos como personas?

¿Qué piensan las elites económicas de Haití sobre la República Dominicana?

¿Qué piensan los haitianos residentes en República Dominicana sobre sus congéneres dominicanos?

¿Cómo ven los haitianos residentes en Haití a la República Dominicana, aquella que se empecina en levantar una barrera, un muro a lo largo de su frontera?

¿Qué piensan los haitianos residentes en Haití, cuando los dominicanos muestran todas sus capacidades de respuesta para impedirles usar las aguas de un río que corre a todo lo largo de la frontera?

Y de verdad, ¿cuál es el pensamiento honesto de los dominicanos acerca de los haitianos residentes en República Dominicana, y obviamente sobre los haitianos residentes en su país?

¿Tienen los dominicanos un conocimiento racional sobre la mano de obra haitiana importada y el sentido verdadero de su utilidad?

¿Cuántos dominicanos han confrontado seriamente sus pensamientos acerca de lo que piensan sobre los haitianos, desde una perspectiva sincera y en alguna medida crítica?

No lo sabemos. Pese a esos niveles de incomunicación o falta de información acerca de los haitianos y los dominicanos, a ambos lados de la frontera, podría ser oportuno hacer otras interrogantes.

¿Se han preguntado los dominicanos cómo proyectar una imagen verdaderamente creíble sobre República Dominicana entre los haitianos residentes en Haití?

¿Saben los dominicanos, si acaso los haitianos residentes en Haití tienen ideas de cómo se producen los bienes y alimentos en general que le llegan a su mesa de origen dominicano?

Lo que es indesmentible es que los haitianos saben que de este lado existen unas fuerzas armadas con suficiente poder de disuasión, que muestra músculos de dominicanidad y proyecta un mensaje de hidalguía en la defensa del territorio nacional. Una alta capacidad defensiva frente a cualquier “amenaza”.

Pero ahora, justo ahora, cuando Haití da indicadores de que podría abrirse un camino de normalización, sería importante que desde República Dominicana haya políticas más comprensivas hacia el otro lado de la frontera.

Que los dominicanos, gobernantes y gobernados, en algún momento se pregunten qué hacer ante Haití más allá de mostrar la capacidad de respuesta.

Descubrir que haitianos y dominicanos tienen posibilidades de hacer cosas juntos, que en algún momento pueden estructurarse esfuerzos compartidos. 

Por ejemplo, reponer la capa vegetal a ambos lados de la frontera, dialogar sobre el uso de las aguas, mejorar la calidad de los suelos y la vida de la gente a ambos lados, establecer políticas sanitarias comunes, incluso, mediante la construcción de infraestructura de servicios sanitarios, no requiere una “soberana renuncia a ningún valor patriótico”.

La imagen blanda de RD

Es innegable que República Dominicana tiene mayor grado de desarrollo relativo que la República de Haití, y, en consecuencia, además de destino de miles de haitianos, todavía puede hacer más para que quienes emigran como quienes permanecen en su territorio, puedan tener una comprensión adecuada sobre el lado este de la isla.

De alguna manera, el gobierno nacional puede proyectar en territorio haitiano qué es la verdadera República Dominicana y cómo viven los inmigrantes haitianos. A qué se dedican, cómo y dónde trabajan.

Mostrar a la República Dominicana como espejo de lo que ha sido la estabilidad política durante 60 años, después de revolución de 1965; su desempeño económico en los sectores más dinámicos. 

La industria del cine y la música también constituyen oportunidades para mostrar a los haitianos qué son los dominicanos. 

Y de manera singular, cómo se ha expandido la industria turística, que, si no modélica, es un indicador de lo que podría hacerse mediante el establecimiento de instituciones mínimamente funcionales.

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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