miércoles, noviembre 13, 2024

¿Qué hacer para lograr la meta presidencial de crecimiento?

Por Bernardo Hirán Sánchez Melo

El Gobierno dominicano ha establecido en la Agenda 2036 duplicar el PIB real, para lo cual se requerirá una tasa de crecimiento anual de un 6.0% sostenida en los próximos 12 años, contabilizada a partir del 2025. Lo que significa que la tasa de crecimiento anual propuesta estaría en un 0.8% por encima del crecimiento potencial dominicano estimado en un 5.2%, y a partir de los cálculos de la CEPAL estaría en un 1.5% por encima del 4.5% proyectado para el próximo año. 

Esta meta representa un gran reto para la economía y la sociedad dominicana dadas las condiciones internacionales actuales de unas seis guerras activas que involucran múltiples países de Europa, Medio Oriente y países africanos; así como la existencia de una de las crisis de institucionalidad, económico y social más devastadora de la República de Haití; la incertidumbre latente de carácter migratorio que pudiera desatarse con la nueva gestión gubernamental norteamericana bajo el Partido Republicano; y no menos relevante la crisis energética de países latinoamericanos. 

A lo interno queda en el tintero la pendiente reforma fiscal y eléctrica, el perenne problema de la existencia de miles de nacionales extranjeros en condición de ilegalidad, y la connotada deficiencia de servicios sociales en el ámbito de la salud, educación, de suministro de agua potable, electricidad y la caótica circulación vial.

No obstante todo lo expuesto, los antecedentes avalan la posibilidad de alcanzar la meta, dado que el país ha logrado duplicar el PIB en periodos anteriores. Sin embargo, para la actual etapa de crecimiento se requiere observar una serie de aspectos que pudieran rebasar la capacidad productiva. Esto así, dado que el crecimiento sustentado en el uso extensivo de capital y trabajo de baja productividad y bajos salarios se pudiera ralentizar por la pausada reposición de los activos productivos que se deprecian y quedan en la obsolescencia por las innovaciones tecnológicas, por un lado, y por otro lado, por los rendimientos decrecientes que implica sustentar el crecimiento en añadir mano de obra no cualificada al capital existente (maquinarias, equipos, instalaciones hoteleras, fábricas, granjas avícolas y porcinas, almacenes, etc. etc.). Aquí cabe destacar que la formación bruta de capital fijo (inversión pública) respecto al gasto total no sobrepasa el 10.0% en términos promedio en los últimos 10 años, cuando el deseable debiera ser 20.0%, y no logra superar ni siquiera un 3.0% del PIB.

Así, se estima que el PIB real para este 2024 totalizará RD$3,106,030,84 millones a precios del 2007, al cerrar el año con una tasa de crecimiento de un 5.1%. La CEPAL pronostica un crecimiento de un 4.5% para el próximo año 2025, con lo cual el PIB real cerraría en unos 3,245,802 millones de pesos a precios del 2007. De lograrse un crecimiento de un 6.0%, el PIB real estaría rondando los 3,292,393 millones de pesos.

Ahora bien, para lograr un 6.0% de crecimiento se deben tomar en cuenta varios aspectos: 1. La posibilidad de añadir valor a la producción de bienes y servicios en cada sector productivo, económico y social, lo que se lograría a partir de una mayor productividad del trabajo, sustentado en el “conocimiento y empleo de tecnología moderna en los procesos productivos”; 2. Implementar nuevos procesos eficientes; 3. Ofertar bienes diferenciados de calidad; y 4. Emplear una mayor cantidad de personal cualificados y mejor remunerados.

Veamos en detalle las potencialidades de crecimiento de los sectores económico y social:

La productividad de los 5,002,384 ocupados en los diferentes sectores económicos asciende a 620,910.1 pesos constantes por trabajador, debiéndose incrementar en 300,143 ocupados a los fines de lograr una producción ascendente a 3,292,393 millones de pesos constantes en el 2025. Y de mantenerse la misma cantidad de ocupados se necesitaría incrementar la productividad en un equivalente en 37,255 pesos constantes por persona ocupada.

 Sin embargo, visto por sectores, el esfuerzo que se requiere en términos de revertir la realidad productiva es retador. Así, el sector de energía y minas otrora generador por excelencia de divisas, empleos y recursos para el mismo Estado: apenas ocupa un 1.2% en el valor añadido y su tasa de crecimiento es negativa en -12.3%, con un aporte ponderado del crecimiento de apenas 0.15 al valor añadido. En su totalidad, el sector industrial (incluyendo minas y canteras) con una participación de 15.4%, muestra un crecimiento negativo de -1.2%, no obstante el contrapeso aceptable de 9.6% de crecimiento de la manufactura local y zonas francas. 

Cabe destacar el aceptable desenvolvimiento del sector agropecuario, tanto por su crecimiento de 10.2% como su participación en el valor añadido al PIB de un 6.6%, con una ponderación en el aporte del crecimiento de 0.67, y la generación de ocupados en el orden de 368,348 trabajadores, con la particularidad de que éste sector está bastante encadenado, principalmente a nivel rural con la agroindustria y el sector exportador, aunque en gran medida se surte de mano de obra no cualificada. 

De igual modo, el sector construcción mantiene un dinamismo con tasa de crecimiento en el orden de 4.9% y participación en el PIB de 13.6%, con una ponderación de 0.67. En su conjunto, el sector servicio está generando el 75% de los ocupados y un 57.4% de participación en el valor agregado, con un crecimiento de 5.5%. Siendo la administración pública uno de los sectores que contribuye en la formación del PIB con un valor agregado de 3.9% y una tasa de crecimiento positiva de 2.3%. 

El sector turismo brilla por su aporte al PIB, con una participación de 7.2%, y tasa de crecimiento de 8.8%, para una ponderación del crecimiento respecto a su participación en el PIB de 0.63. Cabe resaltar la capacidad de generar empleos en el orden de 397,614 de manera directa, por su relativo encadenamiento con otros sectores de la economía local, como es la demanda que crea de bienes agropecuarios. Por su capacidad de generar divisas constituye uno de los sectores que mantienen mayor relevancia en la economía nacional.

El sector transporte es dinámico y prometedor, con una participación de 8.5% en el valor añadido y tasa de crecimiento de 5.8%, superior al PIB real de todos los sectores (5.1%). Por lo que este subsector tiene potencialidades de mejorar en eficiencia y calidad y ser unos de los puntales que garanticen el crecimiento meta. 

De suma trascendencia e impacto tanto en la economía como en la sociedad dominicana los constituyen los sectores enseñanza y salud: en conjunto muestran un crecimiento de 8.1% y una participación en la creación de valor de 8.2%, y a su vez crean el 10.2% de los empleos al ocupar 509,573 personas. 

Por último, se ocupa prácticamente un millón de personas en Otros Servicios, con un crecimiento loable de 4.9%, y una participación importante en la creación de valor de 6.1%. Habría que analizar a profundidad la clase de servicios que componen este subsector a los fines de llevar acciones tendentes a: 1. Incrementar el valor añadido de estos servicios; 2. Encadenarlos con los sectores productivos de mayor valor añadido; 3. Cualificar los ocupados en esta rama de modo tal que incrementen su productividad. 

El autor es economista

Bernardo Hirán Sánchez Melo
Bernardo Hirán Sánchez Melo
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