-Primera parte-
Por Wendy Cook
La primera vez que conocí una granja biodinámica fue hace más de 35 años, pero me causó una impresión tan indeleble que aún puedo recrear vívidamente el recuerdo. Enclavada en las suaves colinas de East Sussex, Busses Farm, Inglaterra, dirigida por Jimmy y Pauline Anderson, era una clara demostración de un ejemplo vivo de biodinámica. Pasear por el huerto era como estar en un cuadro de Monet. Se practicaba el método biodinámico intensivo francés, con bancales elevados y un exuberante derroche de hierbas, flores y hortalizas. Parches de caléndulas, tagetes y capuchinas se enredaban con borrajas de color azul brillante, lavanda, romero, calabacines, pepinos y lechugas de corazón firme.
Las judías se enredaban en los palos y los tomates crecían cálidos, dulces y maduros. Si lograbas ver la tierra a través de esta cornucopia, era negra y desmenuzable, del tipo que produce plantas felices. Las abejas ponían el zumbido de fondo mientras avanzaban agradecidas de flor en flor, sin saber qué elegir entre jardines y huertos. Era la primera vez que oía hablar de la siembra asociada.
En los campos había un rebaño de vacas Sussex con cuernos, la mayoría unas cuantas ovejas esponjosas que parecían un anuncio de detergente en polvo, 300 gallinas picoteadoras y excitables, y un maravilloso caballo de tiro que se utilizaba para transportar cargas pesadas.
Todos ellos animaban el paisaje con su variedad de formas, colores, sonidos y comportamientos. Además de esta enorme cantidad de bocas y picos que alimentar, solía haber un grupo de aprendices muy trabajadores y hambrientos que venían a formarse durante bloques de 3 a 6 meses. Sus sanos apetitos hacían que la Aga de cuatro hornos de Pauline estuviera siempre en marcha, llena de platos maravillosos. Y, por si fuera poco, los infatigables Anderson fueron pioneros en la creación de una tienda de verduras y alimentos integrales en Forest Row, un pueblo que no ha dejado de crecer.
Tanta gente se entusiasmó con la idea de conseguir productos biodinámicos que algunos se animaron a ofrecer sus talentos, y la siguiente empresa fue un restaurante dirigido por un equipo de buenos cocineros; algunos días las colas daban la vuelta a la manzana. Las ensaladas saltaban de los platos con vitalidad y todos pensamos que era una "idea a la que le había llegado su hora".
En la granja había grupos de estudio sobre la parte teórica de la biodinámica y celebraciones periódicas de festivales con música, cantos y bailes. Fue un trabajo muy duro, sin duda, pero hizo realidad la profunda afirmación de Manfred Klett (antiguo responsable de la biodinámica en Alemania) de que "la granja es la universidad del futuro", un ideal vivo que con el tiempo se hará realidad a una escala mucho mayor. Cuando honra el pedazo de tierra particular que la forma, en toda su verdadera profundidad de potencialidad, la granja es un mundo de relaciones y procesos simbióticos.
Entonces la granja se convierte en el lugar más excelente, barato y eficiente para estudiar botánica, zoología, química, física, agua, suelo, química, nutrición, cocina, cría de animales, artesanía, climatología, astronomía y economía real (del griego oikos, que significa casa + nomia, que significa gestión); para gestionar adecuadamente el hogar de la naturaleza necesitaremos desarrollar una comprensión nueva y cualitativamente diferente de los principios económicos).
Para volver a la actualidad, mi agricultor biodinámico Richard Smith retoma el tema:
Paseando por un huerto biodinámico, o como en mi caso, por los campos de una granja biodinámica, uno pronto empieza a darse cuenta de que aquí pasa algo diferente. Suele ser una impresión de vitalidad en las plantas, de calidez en el suelo y de salud y confianza entre los animales. Si observamos algunas de las granjas convencionales que las rodean, veremos que se han especializado mucho. Habrá una pequeña selección de cultivos repartidos en enormes campos o quizás habrá animales, normalmente ganado vacuno u ovino.
Rara vez vemos aves de corral o cerdos, porque suelen estar en establos o cebaderos donde pasan el verano y el invierno. Es difícil pensar en las privaciones que soportan. Mientras que en una granja biodinámica solemos ver una gran diversidad de cultivos y animales al aire libre en grupos más pequeños, máquinas más pequeñas (por ejemplo, tractores más ligeros) y, en general, una conexión más estrecha entre los seres humanos y la naturaleza.
Uno de los principales objetivos del agricultor biodinámico es crear un equilibrio entre plantas, animales y seres humanos, y las necesidades de ese suelo en particular. El objetivo es, en la medida de lo posible, cultivar los alimentos para los animales íntegramente en la granja. No se introducen fertilizantes artificiales, ya que la fertilidad del suelo procede exclusivamente de los residuos vegetales compostados mezclados con los diferentes estiércoles animales.
Si hay tantos animales que es necesario comprar pienso, o las plantas no prosperan porque no hay suficiente compost, entonces hay que conseguir de algún modo una proporción más realista y segura de plantas y animales. Con la experiencia, la mayoría de los agricultores biodinámicos suelen encontrar que esto es posible. Es un principio fundamental de la agricultura biodinámica; también es una de las formas en que la biodinámica puede diferir de la agricultura ecológica (en la que el principal objetivo de algunos agricultores es poder cultivar alimentos sin productos químicos).
A veces, por supuesto, hay que hacer frente a dificultades, como las condiciones meteorológicas extremas, que parecen producirse con mayor frecuencia. Un agricultor que tenga una amplia variedad de plantas y animales suele observar que no todos se ven afectados con la misma gravedad. Los fallos no son totales ni ruinosos, y hay una cierta seguridad en este enfoque. (Ningún ganado biodinámico sucumbió a la epidemia de fiebre aftosa. El único sacrificio de ganado biodinámico se produjo en Escocia, donde la explotación era contigua a otra infectada).
Dicha seguridad procede de la diversidad, que solía existir en las explotaciones tradicionales antes de la última guerra mundial, pero que no es la suerte del agricultor convencional actual, que ha sacrificado una amplia gama de productos agrícolas para concentrarse en monocultivos o sólo en vacas lecheras y tiene que hacer frente a los precios impredecibles y fluctuantes de las distintas circunstancias. Se trata de una agricultura a corto plazo y de alto riesgo, porque la especialización también agota el suelo, limita el hábitat de insectos y aves y puede abrir la puerta a las enfermedades.
Un agricultor biodinámico que intente "orquestar" el número y el tipo de animales necesarios para crear el equilibrio ideal y adecuado en la granja tendrá que considerar los diferentes tipos de estiércol producidos por los distintos animales, y esto de forma cualitativa. En el estiércol animal hay algo de la esencia del animal y de toda su relación con la tierra.
Cada grupo de animales tiene un atributo o don diferente, y un buen agricultor sabrá cómo dirigir ciertos animales a partes específicas de la granja donde puedan mejorar y avivar el suelo. He aquí algunas reflexiones sobre diversos animales de granja.
El cerdo es un animal muy inteligente. Pasa mucho tiempo hurgando en la tierra y es inagotablemente curioso, levantando la tierra y removiéndola donde está compacta y húmeda, dejando entrar el aire. Como omnívoro, le gusta todo lo que sea rico en sabor, especialmente las raíces de las malas hierbas.
Con una capa de pelo escasa, le gusta engordar para mantenerse caliente y parece extraer todo el potencial de calor de su alimento, por lo que su estiércol tiende a ser mucho más terroso y frío (comparado con el de la vaca). Pero este tipo de estiércol funciona bien en los cultivos de raíces frías.
Las ovejas, vestidas con el "Vellocino de Oro" y famosas por su "Pezuña de Oro", mejoran la tierra allá donde pisan. Mordisquean cerca del suelo, permitiendo así que la luz penetre en el pasto, que responde con la producción de un rico trébol. Su estiércol rico en sílice favorece el crecimiento de tallos fuertes que ayudan a la planta a alcanzar el aire y la luz. Aunque la oveja es un rumiante con una digestión compleja, con cuatro cámaras estomacales y un proceso circular de regurgitación en la boca para su posterior masticación, su digestión no es tan avanzada como la de la vaca.
La vaca, un rumiante, tiene un sistema digestivo que ha alcanzado un estado de perfección. Sin embargo, el alcance de los sentidos de la vaca en el mundo es limitado; mastica el bolo alimenticio en un estado entre el sueño y la vigilia. Parece experimentar interiormente todas las plantas del prado, masticándolas y volviéndolas a masticar en un ensueño maravilloso. No es difícil entender por qué este animal es tan venerado por los hindúes como modelo de paz meditativa.
El estiércol que se deriva de un tracto digestivo 22 veces más largo que el animal está tan transformado con respecto al estado vegetal original que al ganado no le repugna, como a otros animales. El estiércol de vaca se ha asimilado tan bien que, una vez compostado, es el más nutritivo para abonar las plantas de la granja o el jardín. Su efecto es mayor en la superficie del suelo; nutre las hojas -la parte acuosa de la planta- y equilibra así los reinos terrestre y acuático. De hecho, la vaca es fundamental para el buen funcionamiento de una granja biodinámica.
Así pues, los animales de granja están relacionados con los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua. Si todavía hubiera caballos en las granjas, el aspecto del "calor" se cumpliría más plenamente. (El estiércol de caballo siempre ha sido apreciado por los floricultores.) El estiércol de cerdo fertiliza especialmente los cultivos de raíces y el de oveja los tallos y las flores. Mucho de lo que hemos estado describiendo podría observarse en una granja ecológica bien gestionada, así que ¿qué tiene de diferente la biodinámica?
