Por Melton Pineda
Durante mucho tiempo he sido un crítico proactivo de los desniveles de inversión presupuestaria tanto del Estado como del mismo sector privado, nacional y extranjero, sobre todo en el sector turístico, que Don Angel Miolán definía como “la industria sin chimenea”.
Ahora que estoy metido en ese mundo, me he dado cuenta y he hecho conciencia de que el mismo representa el motor del desarrollo de las naciones que reúnen las cualidades y potencialidades que requiere ese sector de la economía.
No quiero que se me malinterprete, ni que asumo poses para complacer sectores involucrados en esa actividad económica, porque mientras pasa el tiempo tal parece que hace años República Dominicana ha decidido transitar por ese camino con buen desempeño.
El turismo es un paliativo para el desempleo y disminuir la pobreza, y fuente clave para captar divisas.
Entro en materia, y es que Puerto Plata y Samaná son ejemplos, unos fallidos por desaciertos estatales, y otros por descuido y malas políticas de inversión de gobiernos que perdieron las perspectivas de desarrollo.
Ahora que los gobiernos han identificado en la región sur a la provincia de Pedernales, hay que motivar que se siga trabajando en esta región que tiene tanto potencial turístico.
La inversión extranjera, acompañada de las iniciativas bancarias criollas, han jugado un papel preponderante en ese sector.
Sin embargo, el desarrollo de campañas sucias han sido lastimosamente emprendidas en contra de este destino turístico único en la región caribeña.
Cuando visito otros países de la región, siempre se resalta la hospitalidad de los dominicanos y es un ejemplo que figuras internacionales de todos los ámbitos, artistas, empresarios, destacados profesionales de todo el saber, han decidido asumir la nacionalidad dominicana y vivir en Punta Cana, República Dominicana.
El país en las últimas décadas ha despertado de un letargo luego de entender que su “pesadilla” no era más que un error de competidores que obran con propósitos inconfesables.
Contra República Dominicana se han orquestado campañas, pero no han logrado sus objetivos.
República Dominicana, “el tesoro mejor guardado del Caribe”, ha despertado luego de asumir el ejemplo de la Familia Ranieri, de apostar desde hace décadas, arriesgando hasta su prestigio para contribuir con la región Este del país que hoy muestra los logros nacionales e internacionales de que somos orgullosos los dominicanos.
Este destino turístico Punta Cana marca el camino en el mundo que los dominicanos deben agradecer a la familia Rainieri y a un grupo de inversionistas, bancarios, empresarios y el respaldo de gobiernos que han asimilado este proceso de desarrollo en la región Este.
Punta Cana reúne todas las condiciones de población y de jurisdicciones municipales que las completan para ser la provincia número 33.
Punta Cana es ya un destino turístico que nos señala en la región y en el mundo y que rompe otras fronteras en la competencia turística.
Si usted observa porque todas las firmas y marcas nacionales e internacionales están instaladas en este destino turístico y no es al azar es en base a encuestas y estudio de mercado que les aconsejan estas decisiones y le está hablando un sureño.
Sobradas razones tenemos para que algún legislador, el gobierno central o el Ministerio de Turismo asuman la iniciativa de que Punta Cana, se decante de la Provincia La Altagracia y asuma su independencia como Provincia.
Este punto turístico del extremo Este del país reúne como la que más, con los requisitos de desarrollo poblacional, económico y jurisdiccional que exige la ley municipal y del Distrito Nacional Número 176 07 que le dan categoría para unas de las provincias de más desarrollo en todos los sentidos.
