Por Yancen Pujols
Albert Pujols no es lanzador, pero tira duro, más de lo que cualquiera pueda pensar.
Como bateador, sus swings no eran baratos. En resumen, el hombre no anda con medias tintas ni rodeos. Le canta claro de luna.
La pasada semana demostró, una vez más, que no utiliza edulcorante, ante una pregunta de Enrique Rojas sobre las posibilidades de que tanto Emilio Bonifacio como Robinson Canó pudiesen ocupar un puesto en el equipo que dirigirá en el Clásico Mundial 2026.
Pudo haber dicho “sin comentarios” o delegar la respuesta en el gerente Nelson Cruz, el indicado para tratar ese tema, porque es el responsable de armar el conjunto dominicano para la cita de Miami.
La bola picó y se extendió.
"Yo no voy a llevar a un Emilio Bonifacio a ocupar un roster, donde nosotros nos podemos llevar un pelotero que nos pueda ayudar", afirmó Pujols durante las reuniones invernales que se celebraron en Orlando, Florida.
Indicó que peloteros como Elly de la Cruz y Johan Rojas pueden aportar más que Bonifacio, que pasa de los 40 años, en cuanto a defensa y velocidad se refiere.
Cuando le tocó hablar de Canó, otro veterano, aunque con un historial de peso en nuestra historia del Clásico Mundial, torneo en el que dejó sello de grandeza con la corona invicta de 2013, Pujols fue por igual tajante y dejó claro que tampoco cabe.
"No nos vamos a llevar peloteros solo por tenerlos para complacer a la fanaticada. ¿Tú sabes cómo vamos a complacer a la fanaticada? Ganando el campeonato", dijo.
Las reacciones no se hicieron esperar. Por un lado, se comentó que habló con la verdad y que el tiempo de ambos, Bonifacio y Canó, ya pasó.
Por otro cuadrante, se le cuestionó por la forma, no el fondo, alegando que debió ser más elegante con Canó, un general cinco estrellas con el uniforme dominicano, e incluso, se argumentó que debió ponerse el traje político y esquivar esa pregunta.
Este lunes pasado, en una entrevista para el espacio radial Mañana Deportiva, el capataz dijo que se comunicó con Canó y le ofreció unas disculpas.
No sé si es tarde para ablandar esas habichuelas. Varias fuentes nos revelaron que Canó, quien sin dudas desea ir a la competencia de marzo próximo, se molestó con Pujols por sus declaraciones.
Quiérase o no, los mejores años del petromacorisano ya pasaron y con el talento que tiene la República Dominicana no hay manera de encontrarle un espacio, salvo que desee ser un coach y Canó es el primero en decir que aún no se ha retirado para asumir esas funciones.
La escuadra criolla promete tener a Juan Soto, Manny Machado, Vladimir Guerrero Jr., Ketel Marte y José Ramírez, entre otros caballos de la élite de las Grandes Ligas. Para estar ahí hay que estar a su nivel o reunir otras herramientas para ser un jugador de rol.
Es poco probable que se haga un hueco para un pelotero de una sola dimensión.
Esa es la realidad, que muchas veces no cae bien. La verdad no echa agua, dice un refrán. Pujols eligió un sendero que a muchos les sabe a retama y para eso fue puesto como dirigente: para decirle a cualquiera que está equivocado y que lo importante es jugar por las letras del frente del uniforme y no por el apellido de la espalda. Se requiere un esfuerzo colectivo. Cero ñoñerías ni individualidades.
Decir que Canó y Bonifacio, a quienes aprecia, no encajan, es a la vez un mensaje al resto del equipo: esto no es caras bonitas ni por amiguismo. Se trata de la patria y con eso no se relaja.
Si alguien puede hablar así, es precisamente José Alberto Pujols Alcántara.
Termina la cita.





