Por Federico Pinales
Los comerciantes de la política y de las religiones, son unos soberanos camaleones, que saltan y brincan como los lagartos, cambiando de colores en cada momento, de acuerdo con la velocidad del viento.
Usando los términos: capitalismo, socialismo, Diablo, Dios y democracia, para tratar de confundir y caer en gracia.
Y luego llegar al corazón de la gente con falsos argumentos, Intentando traficar con sus sentimientos.
Fomentando la política del miedo, se inventaron el “bien y el mal”, La gloria y el infierno.
A Dios y al Diablo.
Escogieron a Dios como rey del bien y de la gloria, mientras que al Diablo les reservaron la administración del mal y del infierno.
En su genial invento, le asignaron a Dios un poder imaginario dictatorial, para mantener subyugada a la humanidad, desde sus orígenes, a la voluntad de los más poderosos bajo la amenaza de que quien no se somete, le espera la muerte y el infierno.
Y quien no esté con Dios está con el Diablo.
Siempre he rechazado ese chantaje, porque lo mal hecho tiene mi desaprobación, sin importar si lo hizo Dios o lo hizo el Diablo.
Lo mismo pasa con los políticos, los crímenes y las injusticias humanas, son iguales de pecaminosos y crueles, hayan sido cometidas por capitalistas, socialistas, comunistas, cristianos, judíos, musulmanes, o como se llame. Todas son muertes de humanos y la Bíblia dice: no matarás, no mentir ni levantar falsos testimonios.
Al alterar el contenido de los textos bíblicos, para manipular e imponer mentiras, también se está cometiendo un crimen. Y eso lo hacen frecuentemente políticos y religiosos, vividores y traficantes de los sentimientos humanos.
Por eso no estoy ni con Dios ni con el Diablo, al momento de juzgar acciones, de ambos, que entienda estén fuera de la razón elemental.
Para los comerciantes de las religiones, lo importante no es que tú creas en Dios.
Si tú no estás en su religión y bajo su redil, cotizando, dedicándole tiempo y obediencia absoluta, a muchas de sus estupideces, entonces tú eres un “impío”, “pecador”, “incrédulo “, “satánico” e indigno de pertenecer a cualquier círculo humano “decente”.
Los políticos, por su parte, se inventaron los términos: dictadura, democracia, capitalismo, socialismo, comunismo y terrorismo.
Estos términos se usan y se aplican convenientemente según las circunstancias, igualiiiiiiiiito y con los mismos propósitos que lo hacen los religiosos.
Crear miedo y sentimientos de culpa, para atraer adeptos y mantenerlos esclavizados con anestesias.
Los políticos, representando a los poderosos, crean leyes terrenales represivas, ajustadas a sus intereses particulares, no en beneficio de la mayoría; que aplican rigurosamente a los más vulnerables, mientras exoneran a los más poderosos. Tal como sucede con las leyes bíblicas.
Si por casualidad o por ignorancia usted tiene duda de todo lo aquí expresado, revise lo que ha pasado en todos los países que han sido gobernados por dictaduras crueles, inhumanas y sanguinarias.
¿Cuál ha sido el papel de las mayorías de las iglesias cristianas, empezando por la católica?
¿Quienes apoyaron, ayudaron a elegir y a reelegir, a quien ya se proyecta como dictador, no solo de su país, sino del mundo?
A los 9 años, ya era monaguillo en la Iglesia Católica.
A los 10 años renuncié debido a las complicidades de la iglesia que dice representar a Dios y a Cristo con la aberrante dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina.
Ingresé a la Iglesia evangélica Asamblea de Dios en Haina en 1968, allí empecé a ver cosas que reñían con los mandatos bíblicos y me retiré de nuevo.
Reingresé a la iglesia cristiana en los Estados Unidos, donde mis frustraciones fueron peores, porque aquí, salvando las excepciones de la regla, el maridaje con los gobiernos y el tráfico de sentimientos no tiene límites.
Por ejemplo: a principios de los 90s. asistí como invitado a una reunión en la que participaron más de 90 pastores evangélicos en una iglesia de Brooklyn, en la que se apoyó unánimemente la invasión de Estados Unidos a la República de Panamá y en sendas campañas electorales del presidente Donald Trump, la mayoría de las iglesias le dieron su respaldo; a sabiendas de que es un deshumanizado, hipócrita, racista, violador de muchas leyes incluidas en la Constitución americana, por las cuales estaba siendo procesado en distintos tribunales del país; en los ya había sido hallado culpable en 34 de los más de 90 casos que enfrentaba.
Una de las razones por la que la mayoría de las iglesias se hacen sordas y ciegas ante los crímenes gubernamentales es debido a las donaciones que reciben y porque sus dirigentes no pagan impuestos, de ahí la proliferación de tantas iglesias en todo el país.
Por todo eso, creo en Dios, pero no en los comerciantes de las religiones.
Creo en la democracia, pero ya no creo en políticos.
Y como casi todos los estamentos sociales están permeados por políticos y religiosos infiltrados, hay que cuidarse de quienes tienes a tu lado, porque es difícil que no estén de uno u otro lado, en busca de un interés personal, político o religioso no revelado.