jueves, noviembre 21, 2024

Mi respuesta al discurso de Luis Abinader

Por Felipe Lora Longo

El presidente Luis Abinader acaba de pintar una imagen fantasiosa de la República Dominicana. Nos ha pintado un “País de las Maravillas”, donde, según él, todo es progreso y felicidad. Sin embargo, la realidad que vive la clase trabajadora y los sectores más vulnerables de nuestra sociedad está muy lejos de esta ilusión.

Les recuerdo que, un 16 de agosto de 1863, un grupo de dominicanos amantes de la soberanía nacional y la libertad del pueblo, derrotaron las acciones entreguistas del grupo dominante de la época. 

Hoy, como entonces, nos enfrentamos a un gobierno que pone en peligro nuestra independencia al ceder a las presiones del capital extranjero y las élites dominantes. Hermanos, así como nuestros antepasados lucharon por la libertad, nosotros debemos luchar por la verdadera independencia económica y política del pueblo dominicano.

El presidente Abinader nos ha presentado una realidad contradictoria y, aquellos de nosotros que no pertenecemos a la élite empresarial, al escuchar su discurso nos preguntamos: ¿De qué país estaba hablando? Si realmente existiera la bonanza y estabilidad que él describe, ¿por qué sigue el país sumido en crisis? ¿Por qué persisten las manifestaciones y la resistencia en las calles?

Quizás algunos de ustedes no estén enterados, ya que los medios tradicionales no le dieron cobertura, pero recientemente hubo una ola de demostraciones y protestas, donde más de 20 comunidades encendieron parte del país. Estas comunidades, en respuesta al llamado de la Coordinadora Popular Nacional, realizaron Encendidos de Velas demandando atención a sus problemas locales y en rechazo a las políticas económicas del gobierno. ¡Esto ocurrió solo tres días antes del discurso del presidente! Lo que representa un claro testimonio del descontento popular.

Todos sabemos que las movilizaciones populares no son un capricho, sino una respuesta a la represión y al abandono del pueblo por parte del gobierno.
Las demandas que resuenan en las calles no son fantasías, son exigencias de justicia, dignidad y soberanía.
Si lo que dice el presidente fuera cierto, no habría necesidad de estas protestas, ni de una oposición tan firme contra su proyecto de privatización y entrega de nuestros recursos.

No, no vivimos en el país de las maravillas donde el gobierno trabaja para el pueblo.

Vivimos en un país donde el presidente actual, al igual que los anteriores presidentes del PLD y PRD, que a pesar de que prometieron y prometieron, terminaron, al igual que éste, engañando al pueblo dominicano.

Recuerden que, durante la campaña de 2020, Luis Abinader prometió trabajar por la soberanía nacional y el bienestar del pueblo dominicano. Sin embargo, su gobierno ha sido todo lo contrario. Se ha convertido en un agente de las élites burguesas y de las corporaciones extranjeras.

Su segundo mandato solo busca profundizar las contra-reformas neoliberales que amenazan nuestra soberanía. Hoy, el presidente persiste en su empeño de privatizar nuestros servicios, nuestras montañas y nuestros ríos.

Las reformas que él propone no buscan mejorar la vida de los dominicanos, sino, cumplir con las exigencias de organismos internacionales y de las corporaciones que buscan explotar nuestras riquezas. Desde su llegada al poder, Abinader ha llenado el gobierno con miembros de su clase empresarial, moldeando las leyes para facilitar la privatización y venta de nuestros recursos y servicios.

Y, como resultado de su compromiso con la oligarquía, muchas de sus medidas han sido antipopulares y antinacionales

Por ejemplo, en su primer mandato, el presidente Abinader hizo lo siguiente:

  1. Implementó las Alianzas Público-Privadas (APPs) y fideicomisos para facilitar el proceso de privatización servicios públicos y los recursos naturales, como el agua.
  2. Profundizó las políticas neoliberales que han aumentado la desigualdad,
  3. Incrementó la deuda externa, utilizando esta carga financiera como pretexto para justificar nuevas reformas fiscales que perjudican aún más a los sectores populares.
  4. Privatizó empresas y propiedades estatales, entregando nuestro patrimonio nacional al capital extranjero.
  5. Implementó políticas fiscales regresivas que benefician a los ricos mientras aumentan los impuestos a la clase media y baja.
  6. Redujo la inversión en infraestructura y servicios básicos para las comunidades más necesitadas, mientras priorizaba los intereses turísticos y empresariales.
  7. Y, aumentó el costo de la canasta familiar sin ajustes salariales significativos, erosionando el poder adquisitivo de la mayoría de la población.

Pueblo dominicano, estas son solo algunas de las muchas medidas tomadas por el presidente que han empeorado tu vida y la del pueblo dominicano.

No, no estamos viviendo en el país de las maravillas que describe el presidente, sino en una nación donde las desigualdades se profundizan, los recursos se venden y la brecha entre pobres y ricos se agiganta. En el Gobierno del Cambio solo han cambiado los actores, pero económica, política y socialmente estamos estancados. 

Pero el pueblo, guiado por su deseo de justicia social y de un futuro promisorio; apoyando los movimientos sociales, ambientales, culturales, laborales y feministas, etc., continuará su lucha demandando:

  1. La eliminación de las ARS y AFP privadas y creación de un sistema de seguridad social pública y universal.
  2. La aprobación de las Tres Causales para garantizar los derechos reproductivos de las mujeres.
  3. Una mayor inversión en el sistema educativo público para garantizar una educación gratuita y de calidad.
  4. La implementación de políticas laborales que protejan los derechos de los trabajadores y aseguren salarios justos y condiciones laborales dignas.
  5. Garantizar el acceso universal y gratuito a servicios de salud de calidad.
  6. Una reforma fiscal redistributivas que reduzcan la brecha entre ricos y pobres.
  7. La protección efectiva de los derechos humanos y el fin de la impunidad en casos de corrupción y narcopolítica.
  8. La implementación de una ley de aguas que garantice que el agua sea un bien público y no una mercancía.
  9. La prohibición de la megaminería en todo el territorio nacional y, el fomento de una transición hacia energías renovables y sostenibles.
  10. La defensa de la soberanía nacional frente a la injerencia extranjera y la garantía de que el futuro de nuestro país no sea negociado al servicio de intereses ajenos.

Señor Presidente, aprenda de las lecciones de Kenia, donde la paciencia del pueblo se agotó, y a pesar de controlar los recursos públicos y el acceso a la información, el gobierno no pudo detener la desesperación, el enojo, y el deseo de superación del pueblo keniano, que se lanzó a las calles.

Pueblo dominicano, si tus justas demandas continúan siendo ignoradas, si el gobierno continúa su carrera privatizadora, y si el presidente solo gobierna para la clase empresarial, es tu deber y quizás, tu única opción, iniciar los preparativos para, siguiendo el ejemplo de Kenia, movilizarte como nunca antes en las calles y emprender acciones de resistencia civil para proteger tus derechos y tus recursos.

La historia nos ha enseñado que cuando los gobiernos no escuchan, es el pueblo quien toma las riendas de su destino. La fuerza de un pueblo unido es imparable, y no debes descansar hasta que tu voz sea escuchada y tus demandas satisfechas.

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