miércoles, diciembre 4, 2024

Matadero laboral contra pequeños empleadores

José Pérez Méndez, MSA.

Emprender un negocio en República Dominicana implica grandes sacrificios y muchos riesgos, toda vez que las estadísticas vigentes son aterradoras para pequeños emprendedores, y a eso hay que sumar la falta de incentivos gubernamentales, ya que las exenciones son exclusivas para grandes inversionistas, no obstante saber que los pequeños negocios son los que más aportan a la DGII y TSS, así como también a empleomanía.

Las EDES cobran altas tarifas y no juegan para cortar el servicio a los pequeños empleadores, mientras que los bancos cobran altos intereses, y para conseguir un préstamo de PYME a más bajos intereses primero debes recibir la bendición del Papa de la iglesia católica.

Los salarios han ido aumentando cada día, pero donde el asunto toca fondo es en la carga empresarial que duplica el salario base de los empleados.

La delincuencia tiene en los pequeños negocios su mejor manjar debido a que no tienen seguridad, porque no la pueden pagar y por ahí se cuela el chantaje de ellos y para que la policía te dé la vuelta hay que incentivarlos.

La inflación afecta muy duramente a los pequeños empleadores porque muchas veces no pueden subir los precios, ya que se desempeñan en un mercado muy parecido al de competencia perfecta, contrario a los grandes que son monopolios y oligopolios, por lo que controlan la oferta y pueden subir los precios sin perder mercado.

Hay que pagar agua, basura, infotep, anticipo, letrero y rampa de parqueo, y si es un pequeño hotel, el ADN lo tortura con el pago del 10 por ciento a la cama diariamente, no importa que se alquile o no.

Pero si todo eso fuera poco, en donde los pequeños empleadores están jodidos es en el asunto laboral, porque se ha creado una industria de abogados laborales con conexiones en los tribunales que solo necesitan un empleado que le firme un papel para ellos poner ahí lo que les dé la gana y llevarlos al ¨matadero laboral¨ donde casi seguro el pequeño empleador será sacrificado para beneficio de los otros.

Un empleado puede tener representación legal gratis por parte del gobierno o puede venderle su caso a un abogado laboral, pero el empleador tiene que buscar un abogado que lo represente para no ser condenado, aunque en la casi totalidad de los casos lo es, y si tiene suerte, los abogados entran en negociación y llegan a algún acuerdo en el que el pequeño empleador tiene que darle más dinero del que le toca al empleado , pagar su abogado y como si fuera poco el del empleado, porque si van a juicio de fondo él es el que sucumbe.

Todos los días uno se entera con algún pequeño empleador de los tumbes económicos de que son víctimas por parte de leguleyos que se aprovechan de las debilidades del Código Laboral para hacer sus tropelías en perjuicio de pequeños empleadores.

Con los grandes empleadores la cosa es un tanto diferentes, ya que ellos tienen departamentos legales que también tienen conexiones en los tribunales a los que no les resulta tan fácil ganarle un caso como resulta con los pequeños empleadores.

Por todo lo dicho anteriormente, los pequeños empleadores están condenados al fracaso, a menos que llegue un día en que alguien descubra una fórmula mágica de resolver esos asuntos de otra forma que le sea más funcional: ahorcando los blancos, como decían los viejos. 

El autor es Ingeniero agrónomo y reside en Santo Domingo.

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