Por Federico Pinales
La Comisión Electoral del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP), que encabeza el laureado licenciado Manuel Quiterio Cedeño, ex secretario general del glorioso Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), tiene una papa muy caliente en sus manos.
Todos sus integrantes son personas valiosas, calificadas y con una imagen pública que no resiste cuestionamiento alguno.
Además de periodistas académicos y gremialistas consagrados, han sabido moverse en el ambiente político, “nadando y guardando la ropa".
No tengo la menor duda de que sabrán hacerlo en esta ocasión, para salvar la integridad del Colegio Dominicano de Periodistas,
institución de la cual Quiterio Cedeño es uno de sus ideólogos y promotores originales, desde la redacción del vespertino Última Hora, medio donde él se inició.
Conozco los vínculos primarios de Quiterio con los cabecillas de una de las facciones que se disputan el control, tanto del Movimiento Marcelino Vega, como del CDP, pero eso no le impide actuar con objetividad meridiana, para que este proceso no empañe sus méritos bien ganados.
Yo, al igual que Cedeño, tengo más afinidad y acercamientos personales con la corriente por la que él pudiera sentirse inclinado que por la otra. Traté de mediar en el conflicto y fracasé.
Preferí declararme neutral, porque sentí que tenía en mis manos un cuchillo de doble filo.
Siento que a Quiterio Cedeño y a Raúl Hernández les debe estar pasando lo mismo, pero están obligados a pensar más en la institucionalidad y en la unidad del CDP, que en los intereses personales y grupales que se esconden tras bambalinas.
Cuando el licenciado Bienvenido Álvarez Vega compitió con Clodomiro Moquete por la secretaría general del Sindicato Nacional de Periodistas Profesionales (SNPP), a principio de los años 80, yo era el presidente de la Comisión Electoral y se me presentó una situación parecida a la de Quiterio.
Álvarez Vega era mi amigo, tenía las mejores calificaciones académicas, profesionales y formaba parte de la élite intelectual del periodismo dominicano.
Le adornaba una sencillez y humildad asombrosas.
Era mi candidato personal, pero como la asamblea había puesto su confianza en mí, no podía doblegarme y actué conforme a las responsabilidades que tenía sobre mis hombros.
Eso provocó que Álvarez Vega me llamara, antes de iniciarse el proceso de votación y me dijera por teléfono: “Pinales, me metí en esto, porque no sabía que iba a llegar a un nivel de "cerdos”.
Esa expresión aún me resuena, porque yo nunca pensé que Clodomiro Moquete pudiera vencer a una de las estrellas más luminosas del periodismo dominicano en ese momento y todavía hoy, a las pruebas me remito, porque desde hace tiempo dirige uno de los diarios más influyentes del país. Además de haber ganado, primero que Cedeño, el premio nacional de periodismo.
Ese Clodomiro Moquete no tenía título de periodista, hasta donde yo sepa y Bienvenido Álvarez Vega sí.
Sin embargo, Moquete fue una hechura y engendro de quienes hoy, de forma irónica e incoherente, esgrimen el argumento de la falta de título para aspirar a la presidencia del CDP.
Uno de esos elitistas de nuevo cuño, sin título universitario, derrotó también a otro titulado de la UASD, en un proceso eleccionario del CDP.
Por todo esto, no estoy dentro de los dos bandos en que se dividió el Movimiento Marcelino Vega, porque entiendo que ese conflicto de intereses puede afectar sensiblemente la unidad del CDP, que la Comisión Electoral debe evitar por todos los medios a su alcance.
Sin embargo, más allá de todo eso, la Comisión Electoral escogida por la mayoría, con la aprobación previa de ambos bandos, sabrá actuar con sentido de justicia, objetividad, imparcialidad y cordura, con miras a fortalecer la institucionalidad y la unidad del CDP.
Buena suerte a todos y que al final del proceso nos demos el abrazo de la confraternidad.