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martes, diciembre 2, 2025
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Luis Abinader y el Pentágono nos han metido en tremendo lío con Venezuela

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Por Santo Salvador Cuevas 

Se fue la semana, dejando en el debate nacional, los acuerdos pactados en el Palacio Nacional entre el jefe del Pentágono, señor Peter Brian Hegseth, Secretario de Defensa de Estados Unidos y el presidente Luis Abinader.

De inmediato queda en evidencia la sumisión y el entreguismo del Estado ante la presencia grosera de potencias extrajera.

El presidente Luis Abinader apoya y presta el territorio nacional, para que la armada de Estados Unidos use bombas para asesinar en sus embarcaciones a humildes pescadores del Caribe, sin juicio previo, sin apresamiento y sin ningún delito que no sean los caprichos de un poder imperial que no siente el más mínimo respeto por la vida.

Son asesinos y nada más, pues no existe argumento alguno con el que se pueda justificar este acto de locura, tan sólo amparado en su poder imperial, y al que se suma dócilmente el gobierno dominicano.

Nos llega al recuerdo el presidente Joaquín Balaguer, resultado de las elecciones de 1966 al final de la intervención de los 42 mil marines al final de la Guerra Patria de 1965, un presidente entreguista que viene a ser superado en docilidad frente al poder imperial por el presidente hijo del ministro de Finanzas del Gobierno en Armas de Francisco Alberto Caamaño, el señor Rafael Abinader, QEPD. 

Ronald Reagan, presidente de los Estados Unidos, en la década de los 80s, abordó en su visita a la Casa Blanca, al presidente Joaquín Balaguer para usar el país como instrumento para agredir al presidente Noriega de Panamá; pero, como estadista diestro, Joaquín Balaguer le dijo en su cara al presidente Reagan:

 "Esa es una pelota muy caliente, permítame mantener el país al margen".

Esta semana, en un gesto complaciente con los EE. UU., no solo en violación a la soberanía nacional, sino sumándose a quienes violan la Carta de las Naciones Unidas (ONU), que asume el principio Universal del Respeto a la Autodeterminación de los Pueblos.

Son los venezolanos y no los gringos y República Dominicana en son de verdugos y agresores en tierra ajena, los llamados a decidir su propio destino.

Pero el pacto con el Pentágono no es solo la violación a nuestra Carta Magna, el mismo implica poner en peligro la Seguridad Nacional y la vida de todos los dominicanos.

Facilitar los aeropuertos del país al ejército de EE. UU. para cercar a Venezuela, bajo el triste argumento de combatir el trasiego de drogas, es una declaración de guerra a Venezuela.

Nos hacen parte de una guerra que no es la nuestra.

Y todo sin una previa consulta al Congreso Nacional ni al pueblo mediante la celebración de un plebiscito.

Ese acuerdo es ilegal, a mí no se me consultó ni a ningún dominicano, que no sean los postrados por miedo y falta de raciocinio nacionalista.

Toca a los ciudadanos y las fuerzas políticas responsables y patrióticas, elevar una instancia pidiendo el pronunciamiento del Tribunal Constitucional de República Dominicana.

Cuidado con la ingenuidad, en Venezuela se desarrolla un juego bien caliente, en que son actores de primer orden, no solo Venezuela y Estados Unidos, sino también Rusia y China.

Eso no va a terminar bien, a menos que baje la prepotencia y el abuso del presidente Donald Trump, y abra la vía diplomática en un encuentro cara a cara con el presidente Nicolás Maduro Moro.

Santo Salvador Cuevas
Santo Salvador Cuevas
Quien escribe es militante social de larga data, egresado con honores de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) licenciado en Filosofía y Letras, con residencia en el municipio de Tamayo, al Sur del país.

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