Por Federico Pinales
El pasado martes 7 de enero del presente año, desembarcamos en Puerto Plata 4,131 personas, de las 6,040 que salimos el domingo 5 del Puerto de Miami, en el barco Norwegian Cruise Line, con destino a diferentes islas del Caribe.
De esa cantidad, 3,531 eran pasajeros y los 600 restantes empleados del barco. Es decir, que de los 6,040 que llegaron al puerto de Puerto Plata, se quedaron en el barco 1,909.
Ese hecho me despertó la curiosidad y decidí indagar las razones de porqué tantos turistas se quedaron en en la embarcación.
Resultados, cosas muy interesantes como falta de interés por la “mala organización de los operadores de tours” y por el mal manejo de los idiomas de algunos guías turísticos.
Según funcionarios importantes del barco, los operadores de tours deben organizarse urgentemente y corregir otras situaciones importantes para lograr interesar a los turistas que regularmente se abstienen de bajar a disfrutar de las atracciones que les ofrece la Novia del Atlántico.
Ese barco llega a Puerto Plata todas las semanas, entre los meses diciembre y abril de cada año. Y si cada semana un promedio similar deja de hacer turismo en Puerto Plata, es mucho el dinero que el país deja de recibir, porque, aunque no consuman en los restaurantes ni usen los servicios de taxis, algo gastan, aunque sea comiendo pollos fritos.
¿Pero qué tiene que ver en todo esto el Pollo Frito de Puerto Plata?
Ah, sencillo, y es que cuando empiezo a investigar sobre las comidas que más disfrutaron los que decidieron bajar, me encontré con que lo que más enloqueció a muchos fueron los pollos fritos.
Hubo algunos que hasta compraron extras para llevárselos al barco, donde está prohibida la entrada de comidas y bebidas de toda clase.
Esa versión fue confirmada por empleados administrativos del barco que manejan estadísticas y que conocen bien el negocio de los operadores de tours, porque antes de trabajar para la empresa naviera fueron operadores mayoritarios de tours.
De los 1,600 empleados del barco sólo bajaron 600, porque obviamente nunca podrán desembarcar todos, pero los motivos de los 909 pasajeros que no desembarcaron podrían deberse a los problemas de idiomas, ya que nadie quiere pagar un paseo caro para no entender lo que el guía turístico está explicando.
Entonces, como todos los cruceristas tienen sus comidas aseguradas dentro de la nave y no disponen de mucho tiempo para pasear y sentarse a comer fuera, deciden resolver con un sabroso pollo frito, al estilo y el sabor de Puerto Plata.
Ojalá el ministerio de Turismo observara estos pequeños, pero interesantes detalles, que corregirlos a tiempo podrían redundar en beneficios para los taxistas, el comercio y la imagen del país, en sentido general, porque cada turista satisfecho se convierte en un propagandista directo y gratuito, en beneficio del país visitado.
Noté que siendo San Thomas y Tórtolas dos islas más pequeñas y con menos que ofrecer, la cantidad de cruceristas que desembarcó en ellas fue superior a la que lo hicieron en Puerto Plata.
