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viernes, abril 18, 2025
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Las propuestas anti haitianas de Abinader: nada de holísticas y muchos menos cristianas

Por Alfonso Tejeda

Las 15 propuestas anunciadas este domingo 6 de abril por el presidente Luis Abinader para supuestamente solucionar el problema de la migración haitiana en el país, apuntan a que empeorarán el problema, dado que  en su mayoría ya están implementadas, han  sido ineficientes y al repetirlas sin  una revisión ni tener en cuenta una perspectiva holística,  atendiendo a la euforia “de la valla” y desconociendo mecanismos y otras fórmulas migratorias,  podrían resultar en situaciones más engorrosas, propiciadas por  el ambiente y el ánimo anti haitiano.

Azuzado (en la segunda acepción del verbo) por la teatral actuación de grupos xenófobos en Friusa, Bávaro, Abinader parece haber entendido que el fracaso de ese episodio para sus autores, le reditúa a él espacio y otra oportunidad de presentarse como el adalid indiscutible en “la batalla” para combatir a lo largo y ancho del país, y en cualquier resquicio, la presencia de haitianos, sin importar la labor de estos en áreas esenciales  de la producción y servicios económicos nacionales donde se ha comprobado que su participación es necesaria para la operatividad de esos sectores.

Las tres primeras propuestas: elevar  de tres a seis las brigadas de supervisión fronterizas -cada una bajo la dirección de un oficial-, incorporar otros mil 500 guardias y ampliar el muro fronterizo, más que la pretendida “solución” que se les supone, la experiencia ha demostrado que ese tipo de  medidas han incrementado la corrupción que facilita el trasiego de haitianos y que vulnera las disposiciones legales y relaja los operativos de vigilancia con los que frenar la inmigración ilegal, esa que una encuesta reciente sitúa en un  9 por ciento entre las preocupaciones nacionales.

Similar derrotero espera a la incorporación de otros 750 nuevos inspectores de Migración, al monitoreo de pacientes haitianos en los hospitales públicos y su deportación y la incorporación de autoridades municipales a tareas migratorias con las que se ampliarán los abusos, la corrupción y la vulneración a los derechos humanos de esos migrantes, todos irregulares, porque el gobierno del presidente Abinader se ha negado a continuar el Plan de Regularización dispuesto por la ley 169-14, con la que se pretendió subsanar las consecuencias de la sentencia 163-13, del Tribunal Constitucional.

Burla, o perversidad, es que el  autor de tan nefasta,  abusiva, ilegítima y discriminatoria  disposición,  ahora encabece una comisión para estudiar la normativa migratoria del país, y que el anunciado Observatorio Ciudadano sobre el Funcionamiento de la Política Migratoria (hay uno ya), lo encabece un muy reconocido xenófobo, el periodista Miguel Franjul, quien como director del Listín Diario ha hecho de ese medio un cuartel del antihaitianismo.

Otras dos medidas pretenden involucrar a los dominicanos en la sustitución de la mano de obra haitiana, tal como aumentos salariales, y la pretendida mecanización de tareas agrícolas y en la construcción, automatización que ya se ha estimado como improcedente, dadas las peculiaridades de las tareas que norman esos enclaves productivos, por lo que es muy posible que los fondos dispuestos para esos fines  desde el Banco Nacional de Desarrollo, sean una inversión inútil.

Lo que sí hace el presidente Abinader al limitar el comercio bilateral es desaprovechar la oportunidad de convivencia y de desarrollo comunitario que puede ofrecer la franja fronteriza, y desconocer las políticas de organismos internacionales que proponen soluciones migratorias a partir que esta sea segura para los migrantes, ordenada en su operatividad, regulada en su flujo por los países envueltos y legal en su desempeño.

 Hay ya adelantos en esa dirección, como son el grupo cobijado bajo la ley 169-14 que cuentan con permisos de residencia en el país, pero que necesitan ser renovados, para  los que confrontan obstáculos, y los del grupo B, unos pocos miles de jóvenes nacidos aquí,  descendientes de haitianos, lo que sería un gran adelanto, y si se complementa con un censo de esa población, el gobierno tendría cifras diáfanas  para conocer la  realidad y definir políticas adecuadas evitando las especulaciones y manipulación de cuántos son los haitianos residentes en el país, los que una encuesta del 2017 -la última- , dijo eran menos de 500 mil, pero que ahora se desconoce el número porque esta administración discontinuó esas indagatorias.

Desde su acendrada  vocación cristiana, y próximo  a celebrar  el acontecimiento más trascendente de esa doctrina religiosa -la resurrección de Cristo-, esta oportunidad  se le presenta al presidente Abinader para buscar   vías alternas para la regularización de muchos migrantes que por su arraigo y condición pueden ser beneficiados tomando en cuenta la situación de Haití, decisión que lo animo a evaluar desde esta apreciación del poeta Pablo Neruda: “Nunca se aprende bastante de la humildad. Nunca me enseñó nada el orgullo individualista que se encastilla en el escepticismo para no ser solidario del dolor ajeno.”

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