Rafael Aquiles Rivera Andújar
El 30 de abril de 2025 visitó el país el canciller de Rusia, Serguéi Lavrov, en el marco de la celebración de los 80 años de relaciones diplomáticas con la República Dominicana. Estas relaciones datan del 8 de marzo del año 1945. Sin embargo, por primera vez la Federación de Rusia designa un embajador en la República Dominicana, toda vez que las relaciones en años anteriores se llevaban a cabo a través de un embajador concurrente con asiento en la República Bolivariana de Venezuela.
Durante su estadía en el país, el canciller Lavrov acordó con su homólogo, Roberto Álvarez, retomar los vuelos directos entre los dos países; permitir los viajes sin necesidad de visado; abrir la embajada rusa en Santo Domingo; otorgar facilidades a estudiantes dominicanos por parte del país eslavo, y fortalecer la cooperación turística, económica y comercial.
Aunque se abordaron los temas vinculados a la situación que vive la República de Haití y lo relativo a la cooperación en torno al nuevo orden multipolar, sobre estos dos temas no hubo nada en concreto. Todo fue una chulería, como se estila en el mundo diplomático, como si nada hubiese pasado antes.
Cabe destacar que, a raíz de la intervención militar de la Federación Rusa en Ucrania, el 24 de febrero del año 2022, la hegemonía occidental, dirigida por los Estados Unidos y la Unión Europea, impuso miles de sanciones económicas a Rusia y articuló una campaña brutal de satanización contra la figura principal de este país, Vladímir Putin, en todos los medios televisivos, escritos, redes sociales, etc. A los rusos se les prohibió representar a su país en competencias deportivas, se les negaba el saludo cuando algún atleta resultaba ganador. En fin, una embestida rusofóbica como nunca antes.
El mismo presidente de los EE. UU., Joe Biden, calificó a Putin como un criminal y sanguinario. A los empresarios se les denominaba de manera despectiva “magnates” y eran perseguidos en todo el mundo. Dentro de este marco, el 25 de marzo de 2022 fue detenido en Dominicana el yate Flying Fox, propiedad de Dmitri Kamenshchik, por agentes de la Oficina de Investigaciones de Seguridad Nacional de los Estados Unidos (HSI), hasta el 25 de abril del mismo año, sin que se diera ninguna explicación.
Una vez se produjo la invasión rusa a Ucrania, el presidente Luis Abinader condenó en los términos más enérgicos a Rusia, considerándola una agresión a la soberanía de Ucrania y conminó al retiro de las tropas del territorio ocupado, alineándose así a la posición de la política exterior norteamericana y europea.
Ahora bien, si la guerra en Ucrania sigue su agitado curso, ¿qué hizo que el presidente Abinader suavizara su posición respecto a Rusia, al grado de recibir a su canciller en el país y abrir una embajada por primera vez?
En geopolítica, las acciones no son el resultado de la casualidad. Con el ascenso de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos, ha habido un enfoque muy distinto en su política exterior respecto a Rusia, en comparación con el del presidente Biden. Ya Putin no es visto como un criminal; las corporaciones mediáticas y las redes sociales no lo criminalizan. La rusofobia ha bajado considerablemente.
En conclusión, si el presidente de los Estados Unidos fuera actualmente Joe Biden, me atrevo a afirmar que el canciller Lavrov no hubiese visitado la República Dominicana en esta fecha.