Por Nelson Cuevas Medina
En la República Dominicana, gremios como la Asociación Dominicana de Profesores (ADP), el Colegio Médico Dominicano (CMD), entre otros, se han caracterizado por priorizar los intereses de sus miembros sobre las directrices de los partidos políticos.
Esta independencia y negación se hizo evidente en las recientes elecciones de la ADP, en las que el profesor Eduardo Hidalgo, resultó vencedor.
Los maestros, enfrentando serias dificultades en sus condiciones laborales, votaron guiados por sus propios intereses gremiales, no por una afinidad política, lo que demuestra que el triunfo de Hidalgo respondió más a una necesidad interna del magisterio que a una victoria partidaria.
A pesar de esto, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sumido en su peor crisis interna, ha intentado apropiarse del éxito de Hidalgo, presentándolo como un triunfo propio. Sin embargo, tal interpretación desconoce el contexto real en que se desarrollaron las elecciones.
La incapacidad del PLD para resolver sus problemas internos y su falta de unidad hacen que su intento de capitalizar esta victoria parezca más un gesto desesperado por recuperar relevancia, que una muestra de poder político.
Por otro lado, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), con su corriente "José Francisco Peña Gómez", encabezada por el diputado Nolberto Ortiz, no logró captar el apoyo del magisterio, con afinidad política a él. Los maestros percibieron que un liderazgo sindical alineado con el partido de gobierno limitaría la efectividad de sus demandas. Así, prevaleció la idea de que un dirigente vinculado al PRM difícilmente podría impulsar mejoras significativas en aspectos como salarios y condiciones de trabajo.
Los dirigentes del PLD no deben engañarse: adjudicarse el triunfo de Hidalgo es una estrategia vana para recuperar protagonismo en un momento en que como organización política apenas ha podido mantener su estabilidad.
De hecho, durante el período en que Hidalgo lideró la ADP bajo el gobierno del PLD las huelgas y los paros fueron constantes, lo que incluso generó críticas dentro de su propio partido, cuyos miembros lo acusaban de enfrentarse a su Administración.
Esa actitud independiente del gremio fue determinante para que los maestros renovaran su confianza en él en estas elecciones, mostrando que, aunque la corriente "Eugenio María de Hostos" ganó a nivel nacional, en muchos municipios los candidatos propuestos por el PLD no lograron la victoria, lo que refuerza la percepción de que el triunfo pertenece al magisterio, no al partido.
El intento del PLD de capitalizar los triunfos de Eduardo Hidalgo no es nuevo. En las elecciones del 2021, cuando también resultó vencedor como candidato a la presidencia de la ADP, el propio Hidalgo señaló en una entrevista publicada por el periódico Hoy el 2 de noviembre: “Hace unos años yo era el más odiado en el PLD, pero ahora como que me quieren mucho… el PLD trabajó mucho, pero trabajaron gentes que siendo de otros partidos votaron por nosotros”.
Hoy, esta declaración cobra mayor relevancia, ya que la crisis interna del PLD y los cuestionamientos a su gestión educativa refuerzan la percepción de que el triunfo de Hidalgo se debe a la voluntad del magisterio de contar con un liderazgo gremial más independiente, no con un dirigente identificado con un partido político.
En definitiva, la victoria de Eduardo Hidalgo en la ADP representa un triunfo del magisterio por encima de la política. Los maestros eligieron a quien consideraron más conveniente para defender sus derechos sin ataduras partidarias, reafirmando así la autonomía del sindicato frente a los intereses políticos. La elección de Eduardo Hidalgo es una expresión clara del deseo de los docentes de contar con un liderazgo enfocado en sus verdaderas necesidades y no en los vaivenes de un partido en crisis.