Una vez más la Conferencia del Episcopado Dominicano se ha dirigido a la Nación con uno de esos mensajes que deben estremecer la conciencia nacional. En esta ocasión y con motivo del 181 aniversario de la Independencia Nacional, que se celebra este jueves 27 de febrero, destaca los grandes desafíos que enfrenta República Dominicana.
Las pastorales y pronunciamientos de los representantes de la Iglesia Católica debían llamar la atención de los poderes del Estado responsables de la conducción del país.
De manera acertada titularon su documento “Fortalecer la esperanza: un llamado a la fe y la solidaridad”, colocando como prioridad la atención al sistema de salud.
“No se percibe con claridad una política pública que aborde la gestión del sistema de salud, especialmente en áreas como la salud mental, las dificultades que enfrentan los usuarios con las Administradoras de Riesgos de Salud (ARS) y las Prestadoras de Servicios de Salud (PSS)”, establecen los obispos.
Cuando abordan la situación por la que atraviesan nuestros jóvenes, las autoridades eclesiales describen con punto y coma la dura realidad que vive ese sector de nuestra población.
“Expresamos nuestra preocupación por aquellos que ni estudian ni trabajan, y que se sienten tentados a emigrar o a buscar dinero fácil a través de actividades ilícitas”, afirman
De inmediato establecen que la sociedad debe encontrar prácticas que los ayuden a superar “tanta confusión”, recuperar la esperanza y reencontrar el sentido de la vida.
Refiriéndose al clima de violencia y delincuencia en el país, la Conferencia Episcopal Dominicana manifestó su adhesión al anhelo del pueblo de vivir un entorno seguro reclamando que se concrete la reforma policial ya iniciada.
"Reconocemos los avances en el sistema penitenciario, pero muchas cárceles del país siguen siendo lugares inhóspitos, incapaces de cumplir su función regeneradora", dice la carta.
La proclama de los obispos no podía dejar fuera un tema tan mortificante como el alto costo de la vida que ya alcanza límites desbordantes en perjuicio de los más necesitados.
"Hoy en día, la alta tasa de desempleo y el elevado costo de la canasta familiar nos recuerdan que todos los bienes creados deben distribuirse de manera equitativa, de acuerdo con la justicia y con la ayuda de la caridad, se necita seguir desarrollando políticas públicas que aseguren el acceso a una salud integral, una vivienda digna y una educación de calidad para todos”, apostillan las autoridades eclesiales.
Por la contundencia de esta carta pastoral y con el efecto que genera la celebración de la Independencia Nacional, el Gobierno debía reproducirla y enviársela a su despacho a los funcionarios responsables de las áreas citadas.
Quizás de esa manera podrían orientarse para servirle de mejor manera a toda la nación.