Por Emiliano Reyes Espejo
Advertía en el año 2023 sobre la necesidad de adoptar medidas para prevenir los efectos de acontecimientos que se aproximaban y que ocurrirían a nivel global. Adelanté que vendrían “tiempos difíciles” y que la sensatez obligaba a adoptar “un manual, una guía que permita al ciudadano o a la nación afrontar con éxitos la nueva realidad”.
La idea del manual provino del Banco Mundial, organismo que organizó un foro para discutir el tema y sugerir a las naciones preparar sus propios manuales para hacer frente a las crisis que se avizoraba.
Expresé entonces que: “Estaremos expuestos y sentiremos por ejemplo los efectos económicos y financieros causados por la lucha geopolítica global, lo cual ocurre independientemente de la voluntad de nuestros pequeños países. Afrontaremos las alzas de los combustibles, de los alimentos y de muchos servicios. Veremos cómo las grandes potencias reajustan sus respectivos dominios y se reposicionan en bloques económicos, comerciales y financieros”.
Aunque sugerí al Estado dominicano, a la oposición y a los ciudadanos a que, acogiéndose a las recomendaciones del Banco Mundial, elaboren sus propios “manuales para tiempos difíciles”.
Ya atravesamos por las marejadas de los tiempos difíciles y, ¿se le ocurrió a alguien del gobierno, de la oposición y a algún ciudadano elaborar su “manual de tiempos difíciles”? Creo que no, que yo conozca, nadie ha preparado un plan, un programa, ni planificó nada que sirva para poder decir hoy que nos adelantamos para sortear los efectos, por ejemplo, de la guerra de Rusia y Ucrania, ni para el actual conflicto entre Israel, Irán y Estados Unidos.
No hemos hecho nada para desafiar los efectos de esos conflictos globales. No pensamos ni tan siquiera valorar la posibilidad de sacar algún provecho a estos trances de repercusión mundial. ¿Qué se puede hacer? Bueno, prever dónde y cómo nos daña, pero también, cómo podemos sacar algún beneficio a este estado de inestabilidad global.
Incertidumbre
Creo, y espero no equivocarme, es la palabra más socorrida en la actualidad. Está presente en diarios, noticieros, expertos analistas y páginas digitales de todo el mundo. Los principales analistas de la geopolítica y del actual estado de guerra global utilizan con increíble frecuencia este término, el cual de por sí es pesado y luce lleno de pesadumbre.
“La incertidumbre se refiere a la falta de certeza o seguridad sobre algo, a menudo asociada con la duda, la indecisión y la falta de información. Se manifiesta en situaciones donde no se puede predecir un resultado futuro o no se tiene un conocimiento completo de un evento pasado o presente”, según definen algunos textos, en los que se plantea que: “En diversos campos, como la ciencia, la economía y la psicología, la incertidumbre es un concepto importante que se debe considerar al analizar situaciones y tomar decisiones”.
Pero ¿afecta actualmente la incertidumbre a los dominicanos? Claro que sí. Y por diversas razones. Primero, el manejo de la interminable crisis migratoria y fronteriza haitiana; segundo, el estallido de la guerra Israel, Irán y Estados Unidos, así como el conflicto entre Rusia y Ucrania; y tercero, la situación socio-económica en que se desenvuelve el gobierno y que se expresa amargamente en la población.
Todo lo anterior es causa de incertidumbre, la cual implica según los tratadistas:
- “Falta de certeza: No saber con seguridad lo que va a pasar o lo que ha pasado.
- Duda e indecisión: Dificultad para tomar decisiones debido a la falta de información o conocimiento.
- Desconocimiento: No tener toda la información necesaria para comprender completamente una situación”.
La incertidumbre puede ser causada por la falta de información, variabilidad natural, limitaciones en la medición y eventos futuros. Asimismo, genera ansiedad y estrés, inseguridad y desasosiego, dificultad para tomar decisiones.
En ese contexto, el Banco Mundial plantea que “los países necesitan ayuda para prevenir las crisis, prepararse ante ellas y enfrentarlas de una manera que no los desvíe de sus objetivos de desarrollo”.
En el caso de República Dominicana, el gobierno ha anunciado que se reunirá para definir las medidas que tomará para sortear la posible crisis que causará la guerra entre Israel, Irán y Estados Unidos, la cual, aunque se detuvo por gestiones del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, continúa causando efectos negativos a la economía y a la estabilidad mundial, porque es, como dijo un analista de geopolítica español, “un alto el fuego no es un tratado de paz” y eso deja latente la incertidumbre de la crisis.
Además de incertidumbre, la actual situación hizo flotar innumerables palabras y conceptos dignos de resaltar a los fines de que podamos medir la magnitud de estos conflictos bélicos que han puesto a la humanidad al borde una tercera guerra mundial.
Cuando observamos y escuchamos a los analistas notamos que sus vocablos más socorridos son: Controversia, caos, desintegración, preocupación, conflicto, angustia, pánico, desasosiego, temor, migración, crisis, sensación de indefensión, depresión, subsidios e inflación.
Por eso es por lo que sugerimos que ante este lacerante escenario, el gobierno instituya de una vez y por todas su “manual de tiempos difíciles” para que hechos como el del Medio Oriente no coja al país “asando batatas”.
Planteamos, además, que el presidente Luis Abinader y su gabinete evalúe la crisis, y tome en cuenta las siguientes sugerencias:
-Discutir un plan nacional de siembra masiva de productos agrícolas de primera necesidad para que, ante cualquier carestía por alza de los carburantes, el pueblo tenga acceso a los alimentos sin mayores contratiempos.
-Definir y explicar a la población los efectos en la economía de las alzas de los precios de los carburantes, de manera que “no permita que nadie perturbe tu paz”, la paz del pueblo dominicano.
-Preparar una campaña publicitaria que explique al pueblo la raíz de la crisis y sus posibles soluciones, tomando en cuenta que la falta de información es una de las principales causas de la incertidumbre.
*El autor es periodista,
