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miércoles, enero 15, 2025

La diferencia de delincuencia en RD

Por Melton Pineda

Recuerdo que en décadas anteriores la delincuencia tenía matices de ideología, debido a que dependía si usted no pertenecía al partido de gobierno y me estoy refiriendo a la época de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo Molina, y posteriormente durante los 12 y 10 años de Joaquín Balaguer Ricardo.

Por esta interpretación ideológica sobre la práctica de la delincuencia, muchos jóvenes capaces y serios de la sociedad dominicana murieron a manos de delincuentes con uniformes que respondían a intereses de esos gobiernos.

Las ejecuciones de personas y especialmente el desmache que llevó a los cementerios y al mundo de los desaparecidos a miles de personas honestas y capaces, solo por una mala interpretación de que es ser delincuente.

Y no lo voy a ocultar, había y hay delincuentes ideológicos, no solo en República Dominicana, sino también en el mundo. 

Pero la generalización y la práctica del término delincuente, malhechor, solo le era imputado a personas de ideas revolucionarias y hasta democráticos que afectaban los intereses de verdaderos delincuentes y criminales que estaban instalados en el poder.

En la revolución de Abril de 1965, se dieron “ejecuciones” y muertes de participantes de en ese conflicto bélico y eran “revolucionarios” porque eran encontrados cogiendo lo que no era suyo.

Creo que las cosas han cambiado en República Dominicana y es improbable pensar que desde instancias del poder, a partir de l978, y hasta desde los cuarteles, se maquine para llevar a las cárceles o para asesinar a algún ciudadano.

1978 marcó la “Raya de Pizarro” que hermanaron a los hombres de uniforme con los ciudadanos y que sacó a las calles y llevó a sus hogares a miles de ciudadanos que injustamente cumplían prisión por razones políticas, donde muchos sufrieron torturas, otros perdieron hasta la mente y otros murieron.

Tanto marcó la diferencia en represión política en el país que el Presidente Antonio Guzmán cuando solía frecuentar a los cuarteles llamaba “mis hijos” a los militares y policías y permitía que se les acercaran sin importar el rango.

Miles de dominicanos retornaron a su lar querido después de “cumplir la condena” solo por no pertenecer a los regímenes de turno (Trujillo y Balaguer).

Los dominicanos respiramos de un asedio injusto y una calificación imprudente y atrevida que tenía que atribuírseles a los persecutores y acusados.

Ahora vemos en la sociedad ciertos comportamientos en estamentos de la juventud con falsos “líderes”, promovidos en las redes y en algunos medios de comunicación. Su proceder le penetra en la sique a nuestros jóvenes y hasta personas de edad, que quieren imitar a esos individuos.

No importa lo que se crea, pero entiendo que a partir de l966, la alienación de nuestros jóvenes y algunos adultos, hombres y mujeres, era limitada, porque no existían las redes sociales y el alcance de los medios era limitado.

Soy coherente y sigo entendiendo, y la realidad me da la razón, que toda persona que camina con los pantalones por debajo de los glúteos, anda exhibiendo tatuajes, recortes y pintura o teñido del pelo de forma extravagante, la sociedad los rechaza o los acepta dependiendo del nivel cultural o de alienación.

No, no pretendo que en el país debemos hacer una “Revolución Cultural” al estilo Mao Zedong  que comenzó en el año de 1927 y concluyo en 1949, con la proclama de la República Popular China, y luego su dominio como líder de esa nación asiática. 

Pero quienes tenemos la responsabilidad de intervenir en los medios de comunicación debemos  ayudar a recuperar el eslabón perdido de nuestra juventud que ha caído en prácticas de comportamiento inadecuadas que incluso se refleja en la forma de vestir.

Creo que es difícil transformar a ese eslabón perdido, que producto de la misma alineación entra en actos delincuenciales como las drogas, los asaltos, violaciones, multi matrimonios, que “honran” los hogares imitando a figuras, principalmente del arte, que hacen el cambio de pareja constante como estilo de vida.

Estos comportamientos generan los miles de feminicidios, porque quieren promover que los matrimonios de género iguales deben ser legalizados y  que la infidelidad es un asunto de derechos humanos, pero que encuentran en mentes traumatizadas que generan rechazables asesinatos de mujeres e hijos en hogares que bien pueden ser salvados de esa vorágine.

Solo destacando los valores culturales de los dominicanos, aplicar verdaderas políticas por parte del gobierno y las organizaciones sociales involucradas en el tema social, puede liberar o amainar los estragos que sume a un segmento del país en un incierto abismo que no encuentra el sendero correcto para una rectificación.

Melton Pineda
Melton Pineda
Periodista

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