Por Yancen Pujols
Por enésima ocasión, hace acto de presencia el caso de una edad alterada de un talento dominicano que es manejado por padres y entrenadores de ambiciones desmedidas.
El último bochorno al país llegó por la vía de un joven que asumió el nombre de César Altagracia y a quien “solo” le quitaron cinco años. De los 14 que alegaba tener, la cuenta subió a 19.
¡Y vendrán cosas peores!
La MLB realizó su investigación y determinó el fraude, por lo que automáticamente se le derrumbó un preacuerdo verbal que tenía con una organización por cuatro millones de dólares que sería oficial en enero de 2027.
Esos pactos “de boca”, que abundan como el hielo en la vida de los esquimales, también están fuera de ley, pero a eso hemos llegado en esta tierra que produce peloteros a granel y con esa misma frecuencia genera escándalos.
El jugador de apellido Altagracia fue miembro de selecciones nacionales en varias competencias y como era de esperarse, lo menos que le decían era fenómeno. Hasta en entrevistas
televisivas estuvo.
En estos momentos, no tiene negocio ni de palabras ni de nada, y pasarán unos años para que se le borre, si es que acaso lo logra, la marca escarlata del vergonzoso intento por burlar el sistema de las Grandes Ligas.
Lamentablemente, progenitores caen ante la tentación de los millones prometidos sin reparar el costo de ciertas acciones. Ven sus hijos como mercancía de granja, desarrollarlos para un fin y nada más.
Llegan dueños de programas y les venden sueños con la astucia de un cuentista. Se llevan de paso la educación y los principios. ¿Para qué sacrificio a mediano y largo plazo si puedo burlar el sistema?
Es importante señalar que este es el más reciente fraude que se conoce, pero distintas fuentes consultadas dicen que hay más peloteros con edades e identidades completamente falsas.
También en estos días salió un caso de una muerte por supuesto uso de esteroides. Les inyectan sustancias de animales a un muchacho de 12 o 14 años porque hay que darle duro a la pelota.
Una acción tan criminal no debe pasarse por alto y las autoridades están en la obligación de aplicar todo el peso de la ley contra quien vende esos productos sin prescripción médica, en una especie de mercado negro, y a quien los administra.
Hay que regular todo lo que tenga que ver con el béisbol profesional de manera urgente. Hay academias y programas que respetan y están los que violan todos los códigos.
Mientras más puntos se sumen en el renglón de la ilegalidad, más se afecta la industria. No debe fallecer un muchacho más. Y, para fines de registro, no son uno ni dos los adolescentes que con 18 años presentan lesiones corporales por el abuso de los esteroides.
¿Vamos a acabar con estas prácticas brutales o se permitirá que el daño termine siendo irreparable para el béisbol dominicano?
Los padres son unos sinvergüenzas como les entregan sus hijos a personas desconocidos q ellos no conocen y q no le duelen son abusados desde niño con la ambición de ser millonarios q solo quieren un beneficio don dinero, desde los padre deben de caer preso por irresponsables