Por Osvaldo Santana
Viernes 14 de marzo, 2025, cerca de las 10:00 a.m. Asomo a la calle Primera, Los Próceres, Distrito Nacional, un camión de agua Planeta Azul resuella ascendente y amenazante… hay que detenerse, y tirarse a un lado. Hace poco tiempo en ese sector estaba prohibido el tránsito de camiones. (La semana pasada, un transportista de agua de la toma de la CAASD aplastó un motorista). Desciendo hacia la avenida Luperón, rumbo Norte, a 500 metros, ya en la avenida de Los Próceres, un tapón inmenso se había armado. Un hombre tirado en la vía. Se trata de un motorista que se estrelló contra un automóvil. Una ambulancia del 911 llegó para asistir al accidentado. El vehículo bloquea parcialmente el tránsito Norte-Sur. El tapón se expande… Desisto de continuar en esa dirección. Logro retomar otro rumbo. Es la 11:30 de la mañana. Ahora conduzco por la avenida Núñez de Cáceres. Otro tapón. Esta vez, entre la calle Amelia Francasci y la Olof Palme, en el sector San Gerónimo. En ese tramo, un carro se estrella contra otro… el tránsito denso… Zigzagueantes motoristas. La agresividad está en ascenso. En ocasiones, avanzan con el semáforo en rojo, pasan de un carril a otro sin el menor miramiento. Giran en cualquier dirección. Los automovilistas tensos y por momento con manejo temerario. Llego a destino…
No se respetan las normas. La imprudencia es la norma y la violencia está a flor de piel. La calle está muy difícil. Escasean las autoridades. En unos cuantos minutos del día, dos accidentes observados, verificables, para alimentar el listado de los 17 mil computados en los últimos sesenta días. El desorden sigue y nadie está dispuesto a detenerlo. La ciudad resulta inviable, las calles estresantes. El caos se ha extendido. El tránsito se torna imposible. A toda hora. Cuando se reclama, la autoridad competente responde: “Yo recibí esto así…Este es un problema viejo".
