Por Yancen Pujols
El muchacho de Herrera lo logró.
Aplicó una fórmula demandante, pero certera: sacrificio, paciencia y prudencia. Damas y caballeros, el hombre del contrato récord en los deportes profesionales se llama Juan José Soto Pacheco, tan dominicano como las tertulias en las esquinas debatiendo deportes.
Soto, la noche del pasado domingo, se convirtió en el atleta con el pacto más lucrativo en los registros de este lado del hemisferio tras entenderse con los Mets de Nueva York por 765 millones de dólares por 15 años, un negocio que podría llegar a los 800 millones de dólares.
Como nada cuenta más dinero que un hijo de Quisqueya, a la tasa del 60.50, esos 765 millones de dólares dan el monto de 46,282,500,000.00 pesos dominicanos. Cualquiera se funde ¿cierto?
Fue una batalla entre los equipos de la Gran Manzana, Yankees y Mets, por los servicios del jardinero. Los del Bronx llegaron hasta 760 millones de dólares por 16 campañas y el propietario de la novena de Queens, el billonario Steve Cohen, le aseguró 765 por 15 temporadas, más la oportunidad de salirse del contrato al quinto año, cuando ya habría ganado más de 300 millones, solo que lo puede detener aumentándole su salario por campaña de 51 a 54 millones por las próximas 10 contiendas y ahí mismo Soto pasará de 800 millones de dólares durante su permanencia con los Mets.
El acuerdo incluye un bono por la firma de 75 millones de dólares para pagarse en los primeros cinco años, una suite en el estadio de los Mets para su familia y un asistente personal que se encargará de cualquier detalle que Soto o los suyos necesiten. ¿Y así quién no? Dijo Kinito Méndez.
El bateador zurdo, que viene de dar 41 jonrones, impulsar 109 carreras y batear .285 con los Yankees, además de ir a la Serie Mundial y dejarse sentir en la postemporada con su garrote, dio clases junto a su abogado, Scott Boras, de cómo se negocia.
El hijo de Juan José Soto y Belkis Pacheco, que nunca cedieron en los estudios, siempre fue de menos a más. Primero, en las ligas infantiles, era lanzador y poco a poco se dieron cuenta de que podía batear, un crédito a su entonces entrenador Rafael Zapata (Papé).
Tras mejorar con la velocidad en la Academia del Niche, en Villa Mella, Soto firmó en 2015 con Washington por un millón y medio de dólares. Estuvo en la cosecha de Vladimir Guerrero Jr., el de más peso por su bate, y de Fernando Tatis Jr., en ese 2015. Ellos tenían abolengo, Soto seguía rompiendo corozos.
Su debut en Grandes Ligas se produjo en 2018, a los 19 años, con los Nacionales de Washington, equipo con el que ganó una Serie Mundial en 2019, dando palos. Solo el lanzador Stephen Strasburg le quitaba el Más Valioso de esa final contra Houston.
En 2022, Soto rechazó una propuesta de los Nacionales por 15 campañas y 440 millones de dólares. ¿Un joven de 23 años, que no había ganado dinero, diciéndole que no a un monto mayor al de cualquier ministerio local? Para ese entonces era una locura y las críticas llegaban a borbotones, pero el juez llamado tiempo le dio la razón.
Y aquí vuelve la sentencia: Soto apostó a él y aplicó la fórmula de entrenar duro, de su casa al gimnasio, al estadio, y no desesperarse, porque el gran momento tendría que llegar.
Boras, por mucho el mejor agente del negocio, le presentó la ruta y vaya camino. Soto empezó a hacer millones de dólares en el arbitraje, la etapa que precede la agencia libre.
Antes de sellar su entendimiento con los Mets, tenía ingresos por más de 70 millones de dólares con Washington, San Diego y los Yankees. Ya con 25 años, su fortuna era de más de 1,000 millones de pesos.
Las necesidades suyas y las de varias generaciones ya estaban cubiertas. ¿Para qué apresurarse con la cáscara si por ahí venía la masa?
A pesar de comentarios negativos y los augurios de “ahorita se lesiona”, Soto no le bajó y aguantó.
Ahora está en los libros de récords con el monto más grande, superando a Shohei Ohtani (700 millones en 2023) y será el primer pelotero que cobre al menos 50 millones de dólares por campaña, algo que beneficia al resto de su clase.
El joven que iba en carro público y en metro a entrenar al Polvorín, en Santo Domingo Norte, el mismo que fue bien educado y maneja el inglés con sobrada calidad, el que para muchos es el mejor conocedor de la zona de strike, acaba de impartir docencia en estrategia de firma.
Dejó a los míticos Yankees por los Mets. La historia dirá si fue la mejor decisión y si justificará su contrato.
Mientras tanto, se llevó del que dijo: “los negocios ni agradecen ni guardan rencor. Son solo negocios”.