Por Rafael Céspedes Morillo
Mi último informe…
Era costumbre que yo preparara un informe semanal con los resultados, el porcentaje cumplido de las tareas programadas y las nuevas sugerencias. Partíamos de ese informe/resumen para decidir las acciones, las posturas públicas y los planes en la comisión política. El último que preparé fue después de su muerte, tal vez como una forma de hacer catarsis y/o desahogo.
Fue el siguiente:
Hola, Jacobo:
Debo comenzar este informe en este principio de marzo, porque en mi visita a Tampa no pudimos conversar, y, como siempre, trataré de sintetizar.
Después de tu partida a los EE. UU., le di cabal cumplimiento a tus instrucciones, en especial a tu petición: “No me dejes caer el partido, coge prestado si es necesario; cuando yo regrese, resolvemos”.
Así lo hice; bueno, más justo es decir: lo hicimos, porque el gran equipo mostró su disposición: Lorenzo, Zayas, Leger, Víctor, Sanchito, Bolívar, entre otros. El departamento fue elogiado por casi todos los medios, con reseñas y comentarios.
En cuanto a lo interno, la conformación de la Comisión de Contactos para co-celebrar reuniones con el PRD creó problemas, pues casi todos los dirigentes del partido querían ser parte (a propósito, aunque te pedí que no me incluyeras, me pusiste; solo por obediencia lo hice). Creo que esta comisión, encabezada por Vicente Sánchez Baret, funcionó más o menos bien: jugó su papel. Sobre el acuerdo electoral con el Dr. Peña Gómez, no faltaron quienes cuestionaran su autenticidad, a pesar de estar escrito a mano y llevar tu firma.
En otro orden, los grupos a lo interno comienzan a aflorar. Solo esperan el resultado electoral para desbocarse, lo que podría producir un desastre para el partido. Te digo lo que veo, pues desde el principio nos prometimos decirnos toda la verdad: a la permanencia del PRI como ente político de valor le quedan meses, de seguir la ruta que veo transitar a quienes —asumo— sabes que estarán envueltos en esas cosas.
Con relación al Dr. Peña Gómez, se ha portado de manera excelente, dando el apoyo necesario en lo económico, según escucho y me consta que también en lo político. Fui incorporado a su campaña: dirijo la comisión de comunicación del comando de crecimiento, junto a varios profesionales de gran valía. En esta labor, ese departamento fue varias veces elogiado; lo dirigen Hugo Tolentino Dipp y el Dr. Milton Ray Guevara.
Regresando al partido: ya renunciaron Leandro, Cristian, Gustavo y otros. En cuanto a mí, no he renunciado: solo me fui. No siento necesidad de hacerlo, además de que no tengo ante quién hacerlo. Dejo el camino franco para aquellos que me adversaron; ya no tendrán que ocultar sus deseos y artimañas, porque no regresaré más.
Los caballos no tendrán que lanzar coces: el espacio está abierto para que lo usen. No me arrepiento; por el contrario, me hace sentir muy bien haber sido el medio, junto a José Antonio Najri, para organizar la primera reunión secreta con el Dr. Peña Gómez.
Finalmente, decirte que la deuda que se originó en el departamento de comunicación ya la solventé con mis propios recursos, porque al final nadie quiso reconocerla, y dado que en ella estaban envueltos mi nombre y el tuyo, bajo cierto sacrificio, logré saldarla. Otra deuda que no quisieron reconocer fue la que se produjo con Vinicio Hernández, fruto de los últimos afiches que tú personalmente le ordenaste. Pero te digo esto como información, no para tu preocupación, porque, aunque ya no estés aquí, me seguirá importando tu “futuro”.
Lo que sí me da dolor es que esta vez no recibiré tus comentarios.
Adiós, amigo, hermano y líder.
