Por Evelyn Irizarri Santos
NUEVA YORK, Estados Unidos. – Vivir sin un estatus migratorio legal en cualquier país del mundo es sumamente difícil, pero, lo es aún más en los Estados Unidos, sobre todo luego del ascenso al poder de Donald Trump.
Esta administración ha puesto su atención en los inmigrantes que carecen de documentos legales que avalen su permanencia en el país.
Para sus ejecutorias, descritas como plan de deportaciones masivas, el gobierno federal espera y exige la colaboración de los gobiernos estatales, y de no hacerlo, se deben atener a las consecuencias.
Ciudades santuario
Como es sabido, en los Estados Unidos existen las llamadas ciudades santuario, esas donde los inmigrantes indocumentados reciben ayuda a través de programas sociales que les permiten acceder a cupones de alimentos, clases de inglés, un empleo y hasta asesoría legal para regularizar su estadía en el país. Sobre esos estados la administración Trump tiene puestos los ojos y en algunos casos ha realizado fuertes advertencias, llegando incluso a acusar a sus autoridades de obstruir la labor de ICE, la agencia que ejecuta las labores de arresto y deportación.
Por tradición, estados como Nueva York y California, entre otros, han apoyado y asistido a los inmigrantes sin documentos, lo que los ha convertido en los lugares con el mayor número de residentes sin estatus migratorio regular.
La mayoría de los estados santuario, se mantienen firmes en su defensa a los indocumentados y en su condición de protección y acompañamiento.
Nueva York
El caso del estado de Nueva York es de todos el más preocupante. Desde la campaña electoral, el alcalde Eric Adams había comenzado a dar señales de su afinidad con las políticas migratorias del entonces candidato y hoy presidente Donald Trump.
Incluso, en una ocasión, el alcalde de la Gran Manzana llegó a declarar que si tenía que eliminar la condición de Estado santuario, para aliviar la crisis migratoria de la ciudad, no dudaría en hacerlo, a pesar de saber que esa condición no la quita ni la da un alcalde, se trata de un proceso que le atañe a una instancia distinta.
Duras medidas
Una de las primeras medidas contra los inmigrantes indocumentados afectó a los residentes en los albergues de la ciudad de Nueva York, cuando el alcalde ordenó primero reducir el tiempo de los ocupantes, y posteriormente el cierre de algunos de ellos.
Pero las medidas duras no se limitan al cierre de esos lugares que en su momento representaron un gran alivio para los recién llegados. Ahora la administración Adams acaba de anunciar la eliminación de significativos programas de asistencia, apoyo y acompañamiento legal a los indocumentados y solicitantes de asilo.
El funcionario justifica estas decisiones alegando que el presupuesto que recibe la ciudad es insuficiente para brindar asistencia a todos los caos y solicitudes.
En un informe presentado este mes por la administración Adams se afirma que a pesar de los cierres de albergues, en los que aunque aún están funcionando, quedan más de 38 mil migrantes.
Adams lamentó que en el presupuesto aprobado el primero de mayo, no se incluyeran fondos para respaldar los costos relacionados con los solicitantes de asilo. La situación pone en riesgo el funcionamiento y operatividad del Centro de Ayuda para la Solicitud de asilo, y ya la administración del alcalde Adams adelantó que podría cerrar sus puertas el próximo mes de junio.
Inquietud y preocupación
El centro de Ayuda para Solicitud de Asilo ha brindado ayuda y asesoría legal a más de 236 mil inmigrantes, pero son muchos quienes aún esperan por beneficiarse de sus servicios.
Sin embargo, tras el anuncio de la alcaldía de que esta institución cerrará sus puertas dentro de poco tiempo, no solo ha llevado intranquilidad y preocupación a los indocumentados que esperaban recibir ayuda en su proceso de regularizar su situación, sino que es un problema más que se suma a la de por sí difícil situación en la que viven millones de indocumentados, que aún con un permiso de trabajo, no están exentos de ser apresados y deportados.