spot_img
viernes, mayo 9, 2025
spot_img

¿Habrá una recesión económica en los Estados Unidos? ¡Definitivamente no! ¿Por qué no?

spot_img

Bernardo Hirán Sánchez Melo, Ph. D.

No es la primera vez que Estados Unidos recurre a políticas proteccionistas de tipo arancelario. Durante el gobierno del presidente Ronald Reagan, considerado un paladín del neoliberalismo junto con Margaret Thatcher en los años ochenta, se impusieron restricciones a las exportaciones japonesas con el objetivo de limitar las importaciones y elevar los precios de los automóviles y productos electrónicos provenientes de Japón.

En efecto, en 1986, Estados Unidos aplicó aranceles del 100 % sobre ciertos productos electrónicos y restricciones voluntarias a las importaciones de automóviles japoneses, como respuesta a lo que consideraba prácticas comerciales desleales. Estas medidas estuvieron vigentes entre 1985 y 1994, época en la que los radios, televisores y equipos de música importados experimentaron alzas de precios inusitadas. Por ello, las marcas japonesas comenzaron a etiquetar sus productos como “made in Malasia” o “Singapur”, evidenciando una triangulación comercial para evadir las restricciones estadounidenses.

Según diversos análisis, los aranceles de 1986 fueron más simbólicos que efectivos, al ser parte de una estrategia más amplia de presión comercial, que no condujo a una recesión ni a una crisis económica en Estados Unidos, aunque sí marcaron un giro hacia una política comercial más nacionalista. A largo plazo, sin embargo, el proteccionismo no resolvió la pérdida de competitividad industrial estadounidense frente al auge de economías emergentes.

Aunque en cierto modo se recuperó el crecimiento, sustentado en políticas de oferta, en el periodo referido, al promediar 3.12 % anual y acumular un incremento del PIB de 68 %, al pasar de 4.34 a 7.29 billones de dólares, dicho crecimiento fue ligeramente superior al potencial estimado para esa década.

En la actualidad, el presidente Donald Trump ha adoptado medidas proteccionistas similares, y quizás más agresivas, mediante la imposición de aranceles a una amplia gama de bienes importados, con el propósito de proteger la industria nacional, reducir el déficit comercial y redefinir las relaciones económicas internacionales.

De forma que la respuesta a la pregunta inicial de este artículo debe sustentarse en argumentos válidos. Veamos.

Si bien es cierto que la economía estadounidense registró un crecimiento negativo de -0.3 % en el primer trimestre de 2025, esto no implica necesariamente que el año cierre en recesión. Esta consideración propia no obedece al optimismo de Trump, quien ha recurrido al argumento de Milton Friedman, señalado por Paul Krugman en su libro Vendiendo prosperidad (Peddling Prosperity), donde refiere que “los datos históricos muestran que los cambios de la política monetaria no se reflejan en la economía hasta que no ha pasado un tiempo…”. Trump invoca esta idea al afirmar que “los resultados del primer trimestre son reflejos de las medidas desacertadas del pasado gobierno de Biden”, y sostiene que, con las medidas actuales, “vendrá un auge como ningún otro”.

A todo esto, a través de un análisis FODA, se pueden identificar las siguientes amenazas que podrían derivar en una recesión: altas tasas de interés, si la Reserva Federal las mantiene elevadas para controlar la inflación, lo que puede frenar el consumo y la inversión; desaceleración sectorial, con sectores como la manufactura y el inmobiliario mostrando signos de debilidad; endeudamiento del consumidor, dado que los hogares enfrentan altos niveles de deuda e intereses crecientes; y una curva de rendimiento invertida, históricamente asociada a recesiones, cuya inversión persiste desde hace tiempo.

En tanto, las fortalezas que podrían evitar una recesión serían: un mercado laboral fuerte, aunque con cierta moderación, ya que el empleo se mantiene sólido, sosteniendo el consumo; el gasto del consumidor, con los hogares que continúan gastando, especialmente en servicios; y la inversión en innovación tecnológica, en sectores como la inteligencia artificial, energías renovables y tecnologías emergentes.

Además, se vislumbran oportunidades de restablecer relaciones comerciales con Rusia, dada su condición de economía competitiva en sectores como el gas, petróleo, minerales, energía, industria aeroespacial y productos agrícolas.

Así, según diversas fuentes consultadas, la mayoría de los analistas no prevén una recesión profunda, sino una posible “desaceleración suave” o una “recesión técnica leve”. En un entorno de baja inflación, desde sus picos en 2022-2023, y con la probabilidad de que la Reserva Federal comience a reducir las tasas de interés durante el transcurso del año, dependiendo de la evolución de la inflación, el empleo y la confianza del consumidor.

Es importante destacar el papel que juega la confianza en la adopción de medidas económicas. Para que las políticas públicas cumplan con sus objetivos, deben ser coherentes y firmes en su implementación, de modo que los agentes económicos puedan ajustar sus estrategias productivas con certeza.

En ese orden, aterrizando en nuestro patio, las autoridades dominicanas deben asumir las políticas públicas —monetarias, fiscales, laborales, institucionales y migratorias— de manera consistente, coherente y eficaz, pues la ambivalencia y la falta de claridad o firmeza generan incertidumbre, lo que dificulta una correcta proyección de los agentes productivos y sociales del país en el mediano y largo plazo.

En resumen, la eficacia de las políticas económicas depende no solo de su contenido, sino también de la confianza que generen en los actores productivos y sociales. Incluso frente a incertidumbres y turbulencias, si los agentes económicos confían en la coherencia entre las medidas implementadas y las acciones del gobierno, podrán mantenerse alineados con la direccionalidad de las estrategias y contribuir, de esta manera, al logro de los objetivos sectoriales y nacionales.

En lo que respecta al impacto de las medidas del gobierno norteamericano en la economía dominicana, será objeto de una próxima entrega.

Escrito por:
Bernardo Hirán Sánchez Melo, Ph. D.
El autor es economista.

Bernardo Hirán Sánchez Melo
Bernardo Hirán Sánchez Melo
El autor es economista

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img

Las más leídas

spot_img
spot_img

Articulos relacionados