Funciones en una campaña política

Por Rafael Céspedes Morillo

Un amigo/hermano, me pide que hable sobre este tema, y voy a hacerlo desde mi óptica y práctica, que no necesariamente es la misma de otros estrategas. 

En una campaña hay: candidato(s), jefe de campaña, coordinador de la campaña, director de estrategia y comunicación, director o encargado de medios, encargado de redes sociales, encargado de producción, encargado de publicidad y propaganda, director de enlace y relaciones públicas, encargado de logística, director de programas y proyectos, encargado de efectos especiales, encargado de giras y eventos, director de organización y crecimiento, encargados de grupos especiales, además de la o las agencias publicitarias, de una o dos encuestadoras y una empresa o medio de monitoreo.

¿Qué hace cada uno de esos responsables? El tema se puede comparar con una orquesta musical: allí convergen una serie de labores, y cada uno debe hacer lo que le corresponde, o la orquesta se escuchará desafinada. En el campo político, si no se actúa en esa misma dirección, es como cuando la orquesta no ejecuta la pieza musical según la partitura, no habrá buena música ni buenos resultados. Es decir, la campaña será un desastre, y la derrota será el resultado.

El mismo amigo me pregunta: ¿es el jefe de finanzas el jefe de la campaña? La respuesta es un absoluto NO. El jefe de finanzas es la persona responsable de buscar lo necesario para que la orquesta tenga sus instrumentos y los medios requeridos para ejecutar el concierto.

El candidato es, o debe ser, solo eso, sin negar que es el dueño del proyecto y sin negarle el derecho a opinar y decidir, digamos que el candidato es como el solita del concierto, sabiendo que tiene que estar a su vez sujeto a dos figuras que deben estar en perfecta sintonía: el jefe de campaña y el director de estrategia y comunicación. Este último es quien traza la ruta, define la música que debe tocarse, cuáles son los acordes adecuados, cuándo un compás y cuándo otro, cuándo una pieza ligera y cuándo una movida. Él decide por dónde ir y cómo ir. El jefe de campaña, por su parte, es quien debe garantizar que esa ruta y esa música trazada se ejecuten a la perfección.

Los demás músicos o miembros del comando de campaña son los ejecutantes de los diferentes instrumentos y, como tales, deben interpretar sus partituras correctamente: subir, bajar, callar y accionar según corresponda. 

En la medida en que estos acordes se ejecuten según lo trazado en el papel, la musicalización será armoniosa, y quienes la escuchen aplaudirán… o no.

¿Qué pasa cuando el candidato y/o el jefe de campaña no hacen lo que está trazado en la partitura? Fue la otra pregunta que me hiciera mi referido. Esto suele ocurrir cuando no saben cuáles son sus roles, cuando no entienden qué papel deben jugar, es decir, cuál es el instrumento que deben tocar. 

Lo más probable en una situación así, más frecuente de lo que el público pueda imaginar, es que la campaña se vea arropada por el triunfalismo, el síndrome de ser jefe o la presencia de un estratega que se equivocó o que no respeta su profesión, dejándose llevar por el cheque en lugar de la profesionalidad, la ética y la dignidad.

No es que sienta orgullo por esto, pero con varios clientes que se equivocan y dejan de escucharme, intento mostrarles su error. Sin embargo, tengo un límite, que es la paz de estar seguro de que mis opiniones son correctas, y cuando eso sucede, cuando es así, simplemente, varias veces les he dicho a algunos:

"Para usted hacer lo que quiera, no es necesario que yo siga a su lado. Pase buen día y que tenga éxitos." Y me marcho de inmediato. Más adelante he visto, a veces con pena, cómo el público sale del concierto y se marcha.