Por Alfonso Tejeda
Su conmemoración certifica la más ostentosa “ fake news”, aunque entonces ese término ni siquiera se imaginaba, pero si la manipulada mentira que tergiversó la realidad histórica de cuando los españoles invadieron la isla, y en un enfrentamiento vencieron, en lo que hoy es parte de La Vega, a los nativos, porque la virgen de Las Mercedes “desviaba” las flechas con las que los indígenas luchaban contra los recién llegados.
Eso ocurrió -según “la historia”- en 1495, salvando así la que después sería declarada madre protectora de los españoles, pero también puso su disposición al servicio de los habitantes de la isla cuando en 1615 un terremoto y sus 40 réplicas solo provocaron 24 muertos, acontecimientos que fueron tomados en cuenta para a partir de 1844 declararla Patrona del pueblo dominicano. Sorprende que las feministas ignoren esa discriminación de género, y el 24 de septiembre de cada año sea el día para esa honra.
Más que un recuento histórico, llama la atención en la fecha la conmemoración del despiadado asesinato del dirigente izquierdista Amin Abel Hasbún, en 1971, acribillado a los pies de su esposa Mirna Santos, pero también que la celebración de la virgen, declarada por la ley 139-97 inamovible tal día en el calendario, ya apunta a languidecer, por diversas razones, la fe, la devoción y el desapego al catolicismo.
Junto con la celebración del Corpus Christi, Navidad y Año Nuevo, la Independencia y de la virgen de la Altagracia, Reyes y 26 de enero, el nacimiento de Duarte son de las fechas inamovibles, independientemente de su día en el calendario, diferentes a las otras, tales como el día del Trabajo, de la Constitución, la Restauración, que se moverán para el lunes anterior y/o posterior, según ocurran en la semana.
La celebración de Las Mercedes, que es de factura local, y la de Corpus Christi, que viene de la última cena de Jesús con sus apóstoles antes de la crucifixión, bien podría ser erradicada del calendario de festividades, por el bajo fervor que desatan en la comunidad, y la parálisis económica que provocan, pese a la ley que establece como de “alto interés nacional el incremento de los índices de producción y de productividad” del país.
Cuando se publicó esa ley, el monto de producción de un día de trabajo era de 400 millones de pesos, cuando la economía era muy limitada en comparación con la actual, por lo que la supresión de esas celebraciones podría generar recursos económicos que pueden ser necesarios en otras áreas, y también evitar la modorra posterior a esas ya menguadas celebraciones.
Además, y esto ya es una razón particular, el 24 de septiembre es el cumpleaños de un hermano y de un cuñado (este impugnará mi propuesta, dado que es religioso católico), y como la virgen es una protectora de la vida, posiblemente el aura que ella genera ese día les cubre su natalicio, otra razón para resistirse a mi idea.
