Rafael Aquiles Rivera Andújar
Desde la caída del imperio Romano en 476, d.C., Europa ha vivido de guerra en guerra por motivos territoriales, económicos, políticos y religiosos, modificando constantemente el mapa político del globo terráqueo, siendo el periodo más largo sin conflictos bélicos importantes desde el fin de la segunda guerra mundial (1939-1945), hasta nuestro día.
De alguna manera, la conformación del Organización del Atlántico Norte (OTAN) y la sombrilla protectora norteamericana, han sido factores influyentes en esta tregua.
Ahora bien, una vez Rusia inicia su operación especial o intervención militar en Ucrania, según usted la vea, la élite de la Unión Europea ha asumido una inusual rusofobia que la ha llevado a colocar a Rusia como una amenaza existencial. No solo se ha sumado a la política exterior de los Estados Unidos en lo que tiene que ver con la ola de sanciones económicas en contra de Rusia, sino que asume la guerra de Ucrania como suya, como si se tratara de un juego de niños, mandándole ayuda de todo tipo, económica, militar y personal.
Hasta el día de hoy ha sido Europa y el Reino Unido los que han boicoteado todo tipo de acuerdo de paz entre Rusia y Ucrania.
El primero fue en el mes de marzo de 2022, pues había un acuerdo prácticamente plasmado, hasta que llegó Boris Jonson, primer ministro de Reino Unido, quien obligó al presidente de Ucrania Volodimir Zelensky, a dejarlo sin efecto.
Todo el esfuerzo hecho por el presidente de los EE. UU., Donald Trump, en aras de un acuerdo de paz, entre Rusia y Ucrania, ha sido boicoteado por esa élite que dirige la Unión Europea y el consentimiento de Zelensky como tal.
No es casual que, el primer ministro de Gran Bretaña, Keir Starmer, se “comprometió a ampliar el mayor aumento del gasto militar en defensa desde el final de la guerra fría. Más tarde dijo: “Gran Bretaña se prepara para la guerra”. Ya antes la presidenta de la Unión Europea, Úrsula Von Der Leyen, anunció el aumento del presupuesto de defensa en 800 millones de euros.
Mientras, el canciller de Alemania Friedrich Merz ha autorizado al presidente de Ucrania para que haga uso de los misiles taurus, para golpear a Rusia, y por el otro lado anuncia el envió de un contingente militar al país vecino, Lituania, por primera vez desde la segunda guerra mundial y declara que Alemania debe prepararse para una guerra con Rusia.
Enmanuel Macron, presidente de Francia, también ha mantenido una línea guerrerista amenazando con enviar tropas a Ucrania a luchar contra Rusia. España ha mantenido también la misma actitud, y Finlandia, país recién incorporado a OTAN, después de mantener una conducta de neutralidad durante decenas de años, anuncia que se prepara para lo peor.
Todo para enfrentar Rusia, desde su lógica, de que este país es quien lo amenaza, no obstante ser ellos los que le han impuesto más de 20,000 sanciones económicas juntamente con los EE. UU. para llevarla “a vivir en piedra”. Además, movilizan todo tipo de ayuda militar en apoyo a Ucrania y obviamente en contra de rusia.
A pesar de que Ucrania no pertenece a la Unión Europea y tampoco a la OTAN, sin embargo, la guerra la han asumido como suya. Los Lideres de esta región dicen en voz altisonante: “Rusia no puede ganar esta guerra”.
A pesar de este esfuerzo colectivo en contra de la nación eslava, esta última parece estar ganando la guerra en el campo militar y el terreno económico. Lo que hace tambalear el tablero geopolítico mundial, toda vez que ya no son quienes pueden determinar lo que se puede hacer o no hacer en el mundo. Rusia, apoyada por sus aliados del orden mundial multipolar, está derrotando a la alianza unipolar.