Miguel J. Escala
Nos toca escribir este artículo entre varias fechas significativas para los temas que hemos venido abordando en esta columna (Y LO QUE FALTA) —que ya suma 17 entregas y le quedan muchas más por venir (Y LAS QUE F ALTAN).
Primera fecha: 21 de septiembre.
Ese día se conmemora el Día Mundial del Alzheimer, una palabra que a veces evitamos pronunciar, o la decimos “tocando madera”, casi como cuando nos referimos al Almirante solo por su apellido. Sin embargo, Aloysius Alzheimer también fue un descubridor que merece ser recordado. A los 51 años le llegó la noche (al Almirante a los 54), pero dejó un legado enorme: la identificación de una neuropatología que hoy conocemos como la enfermedad de Alzheimer. Psiquiatra alemán, inquieto y perseverante, investigó con detalle —incluso con estudios post mortem del cerebro— para poner en manos de la ciencia un “nuevo mundo” de conocimiento, tan decisivo en su campo como lo fue para la navegación el descubrimiento de este lado del planeta.
Con ocasión de ese día, la Asociación Dominicana de Alzheimer y Similares organizó en el Parque Iberoamérica de Santo Domingo —que para quienes somos de la tercera edad ha tenido al menos cinco nombres distintos, y donde muchos conocimos al célebre chimpancé Buche y a la inolvidable elefanta Mami— una marcha con banda de música incluida. En la foto principal de la cobertura periodística aparece una pareja amiga. En el acto, la presidenta de la Asociación, Mercedes Bruno, también amiga, pronunció unas palabras que merecen ser compartidas:
“El Alzheimer no duele en el cuerpo, pero duele en el alma de las familias. Ver a un ser querido apagarse poco a poco es una de las pruebas más duras de la vida. Y, sin embargo, aquí estamos, unidos, diciendo con firmeza que no estamos solos y que juntos podemos marcar la diferencia. En la Asociación trabajamos cada día para acompañar, educar y sensibilizar. Pero nuestra labor solo es posible gracias a quienes, como ustedes, se suman, caminan, apoyan y difunden este mensaje”.
Segunda fecha: 29 de septiembre.
Ese día celebramos el trigésimo primer aniversario de la Asociación Dominicana de Alzheimer y Similares, organizadora de la actividad mencionada. Fundada el 29 de septiembre de 1994, merece todo nuestro reconocimiento por tantos años poniendo sobre la mesa —sin necesidad de tocar madera— la realidad del Alzheimer. No solo con marchas, sino también con investigaciones, con la formación de cuidadores y con el acompañamiento solidario a quienes, tal vez, ni siquiera son conscientes de su padecimiento. Una bella misión que esperamos siga creciendo y fortaleciéndose.
Tercera fecha: 1 de octubre.
Hoy, mientras publicamos este artículo, celebramos el Día Internacional de las Personas de Edad. La ONU lo estableció en 1990, y en República Dominicana se legisló en 1991.
Aunque tenemos lectores de todas las edades, felicitamos especialmente a quienes ya hemos cruzado a la tercera edad —e incluso a la cuarta—. Demos gracias a Dios, a la vida o al universo por los años que nos permiten celebrarlo. Y a los más jóvenes, nuestros mejores deseos para que también lleguen a esta etapa, y mientras tanto, conversen con sus mayores sobre el significado profundo de este día.
Cuando la ONU instituyó esta fecha, definió cuatro propósitos fundamentales:
- Conciencia demográfica: Reflexionar sobre el envejecimiento poblacional en nuestras sociedades.
- Solidaridad: Promover la solidaridad intergeneracional para mejorar la calidad de vida de las personas mayores.
- Derechos: Visibilizar y garantizar los derechos de las personas mayores —salud, seguridad social, cuidado y no discriminación—.
- Contribuciones: Reconocer el valioso aporte de los adultos mayores al desarrollo humano y económico.
Este año el Día Internacional de las Personas de Edad se celebra bajo el lema:
“Las personas de edad impulsan la acción local y mundial: nuestras aspiraciones, nuestro bienestar y nuestros derechos”.
El mensaje es poderoso porque nos invita no solo a ser reconocidos, sino a ser coprotagonistas (“personas de edad del mundo, uníos”). No podemos limitarnos a observar de lejos, ni a dejarnos paralizar por los temores de la enfermedad o por la resistencia al cambio. Tenemos palabras que no deben quedar en silencio y acciones en las que podemos expresar valores sociales esenciales para seguir construyendo una sociedad más justa.
La ONU subraya que este año se quiere destacar:
“El papel transformador de las personas mayores en la construcción de sociedades resilientes y equitativas. Lejos de ser beneficiarios pasivos, son impulsores del progreso y aportan sus conocimientos y experiencia en ámbitos como la equidad en la salud, el bienestar económico, la resiliencia de las comunidades y la defensa de los derechos humanos”.
Los invito a que entren hoy a Día Internacional de las Personas de Edad | Naciones Unidas para conocer más sobre la celebración y las reflexiones que la acompañan.
Aprovechamos para saludar al Dr. Demetrio Antonio Vicente Ureña, quien tomó posesión como Director Ejecutivo del CONAPE, en sustitución del Dr. José García Ramírez. Por la importancia del 1ro. de octubre, le deseamos pronta inmersión en sus quehaceres y muchos éxitos a todos los que desde esa institución expresan la preocupación del Estado por el bienestar de las personas de edad.
Cuarta fecha: 18 de septiembre
He dejado esta fecha para el final porque, aunque no se refiere a personas mayores, tiene para mí un significado profundo. Ese día se celebraron los 92 años del Colegio Dominicano de La Salle, fundado en 1933, institución a la que debo mucho de lo que soy.
Me acogió como estudiante en febrero de 1963, me abrió las puertas como maestro novel en 1969 y me permitió servir en distintas posiciones hasta 1983. Después, permanecí vinculado como padre de alumnas hasta 1999. Siempre me he sentido parte de él. Muchas veces, el 1ro. de febrero, me he convocado a mí mismo para caminar por sus patios y pasillos, y para ver a los estudiantes en plena actividad en las aulas.
Conocí a dos de sus fundadores, el Hno. Juan y el Hno. Alejandrino, ambos destinados en los años 60 a la comunidad de Santiago. En Santo Domingo conocí al Hno. Carlos, que sin ser fundador era el gran referente de los antiguos alumnos. Los tres eran franceses. El parque infantil de la sección preescolar lleva hoy el nombre del Hno. Carlos, quien falleció el 30 de septiembre de 1970.
Ese mismo colegio —con su cancha de baloncesto inaugurada en 1941 gracias a las gestiones del Hno. Carlos, con su Guardia Lasallista de los años 50 y 60, y con su apuesta por una educación en la libertad y para la libertad en los 70— sigue dejando huellas. Recientemente ha tenido destacada participación en la First LEGO League 2024-2025, viviendo ese espíritu de libertad responsable, en equipo y con una agenda de ciencia y tecnología.
Sobre ese modelo educativo, José Apolinar Chalas, de la promoción de 1975, me dijo hace poco:
“¿Te acuerdas de la educación en la libertad? Ejercer la libertad, sí, pero responsablemente. ¡No un libertinaje! Esas eran tus palabras. No sé si alguna vez has pensado lo importantes que fueron para un grupo de muchachos entrando a la adolescencia, criados bajo la sombra del trujillismo y la disciplina estricta de la Primaria. Fuera de broma, y con toda sinceridad: yo nunca olvidaré esos momentos de mi vida”.
Traigo esto a colación porque ese modelo educativo —basado en la libertad, el respeto y la consideración del estudiante como sujeto— me acompaña cuando hablo del cuidado a las personas mayores. Puede parecer un “rebú” de ideas, pero para mí es coherente: cuidar no es sujetar, ni esclavizar, ni anular. Cuidar es acompañar, sostener, liberar dentro de lo posible. Tanto quien cuida como quien es cuidado necesita preservar su dignidad, su identidad, sus espacios propios, sus pausas, su sentido de vida.
En fin, cuatro fechas, cuatro motivos para celebrar, agradecer y reflexionar. Entre la memoria que no queremos perder, la edad que nos da perspectiva y la libertad que aprendimos a ejercer, queda una lección clara: podemos y debemos seguir dejando huellas, integrando incluso las nuevas tecnologías, pero sin dejar de aportar nuestras experiencias y nuestros valores. Recuerden que este 1ro. de octubre, la ONU nos exhorta a seguir contribuyendo.
Excelente, gracias Maestro por compartir este artículo.
Hoy honramos la sabiduría que solo los años pueden dar. Las personas mayores son testigos vivientes de nuestra historia, pilares de nuestras familias y guardianes de valores que no deben perderse. Escucharles, cuidarles y valorarles no es solo un acto de amor, sino un deber de justicia y gratitud. Que su experiencia nos guíe, y su legado inspire nuestro camino.
Con relación al Colegio de La Salle, quiero destacar a Miguel Escala, a quien conocí cuando pasamos al bachillerato. Desde ese momento ejerció en mí y en todos mis compañeros una influencia positiva y muy importante. Fue un maestro que no solo enseñaba materias, sino que formaba personas, motivándonos a crecer con valores y responsabilidad.
Me gradué de bachiller en 1976 y, después de tantos años, lo sigo considerando un amigo y lo respeto profundamente. Su ejemplo de entrega y ética demuestra lo que un verdadero educador puede lograr en la vida de sus alumnos. Ojalá muchos jóvenes imiten su ejemplo y se inspiren en él, porque nuestra sociedad necesita más maestros con esa pasión y compromiso.
Hola Miguel;
Gracias por compartirnos LO QUE FALTA. Nos mantienes alerta , con la expectación de lo que falta tenemos el cerebro activo. Un excelente ejercicio.
Muchas gracias.
"Cuatro fechas, cuatro motivos para celebrar, agradecer y reflexionar". Con apenas 11 años empezamos a recibir la 'educación en la libertad y para la libertad' durante un periodo de 4, suficiente para inculcarnos valores que mantenemos hasta hoy.