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domingo, febrero 23, 2025

En defensa de la asesoría

Por Rafael Céspedes Morillo

Las hay de muchos tipos, en diferentes áreas y niveles, pero su definición, según el diccionario de la Real Academia Española, no toma en cuenta ninguna de esas características. Simplemente, la define como el acto de dar consejo o dictamen. En el diccionario de sinónimos aparecen varios términos relacionados, algunos de ellos son: letrado, tutor y consejero.

Siendo así, debemos admitir que, para desempeñar esa labor u oficio, se deben poseer ciertos conocimientos, los cuales determinarán el área o las áreas en las que se estaría en condiciones de ejercer como asesor. Como no tengo que pedir permiso, utilizaré mi propia experiencia, ya que llevo más de 30 años ofreciendo asesoría en política, comunicación, mercadeo y otras áreas afines.

No busco clientes; ellos llegan por referencia. Es mi historia y los resultados de mi trabajo los que han permitido el crecimiento de mi cartera de clientes. Muchos han recurrido a mis servicios en más de una ocasión, y otros han sido competidores derrotados que luego buscan a quien los venció. Esta es una de las razones por las que no utilizo campañas sucias contra mis adversarios: nunca sé si los competidores de hoy serán mis clientes de mañana. 

Recuerdo el caso de alguien contra quien trabajé en una campaña. A pesar de que mi candidato perdió, dos años después aquel adversario me buscó. Al preguntarle por qué lo hacía, me respondió:

"Jamás en mi vida, si puedo evitarlo, lo voy a tener en la acera de enfrente. Si las elecciones hubiesen sido dos semanas después, estoy convencido de que me habría derrotado, y no quiero volver a pasar por esa experiencia."

Otro caso interesante fue el de alguien que, al conocerme, me dijo: "Quiero que hagas conmigo lo que hiciste con fulano."

He vivido situaciones más sorprendentes. Una vez, una persona me llamó desde Venezuela, se identificó y me dijo que necesitaba hablar conmigo. Me preguntó qué debía hacer para que viajara y nos conociéramos en persona. Organizamos el encuentro y, días después, estábamos juntos. Curioso por saber cómo había llegado mi nombre a sus oídos, le pregunté. Su respuesta fue inesperada:

"Te lo voy a decir, pero quizás no me creas. Estuve reunido con unos amigos personales, pero de otra corriente política. Al ver mis números, uno de ellos me dijo: ‘La única manera en que podrías ganar es si consigues a un hijo de su madre dominicano, de apellido Céspedes. Ese tipo conoce este lugar como nadie y no sé cómo lo hace, pero no pierde. Te lo digo por experiencia. A nosotros, que teníamos más de 30 puntos de ventaja, nos venció en tres meses’. Ese vicho sabe su cosa".

Cuando me contó esto, no pude evitar reírme, porque así había sucedido exactamente. Estos ejemplos, que he vivido en carne propia, no los menciono para alardear, sino para ilustrar que un asesor debe ser valorado por sus resultados y no solo por su experiencia. Haber trabajado mucho no es sinónimo de calidad. En nuestro país hay cientos de "asesores políticos" que aseguran haber trabajado en casi todos los países latinoamericanos, pero no mencionan a quiénes asesoraron en esos lugares. Regularmente, esto se debe a que sus resultados fueron tan negativos que no les aportan credibilidad ni seguridad para afirmar: "Esta vez sí vamos a ganar."

Sin embargo, en el ámbito gubernamental, las cosas suelen ser distintas, especialmente en República Dominicana, donde los circos dejaron de venir porque los enanos crecían y perdían ese atractivo. Aquí, cuando un ministro no da pie con bola, como decimos popularmente, en lugar de enviarlo a su casa o a otro puesto donde pueda desempeñarse mejor, lo nombran asesor en la misma área en la que fracasó. Parece increíble, pero es la realidad. No se respeta la profesión de asesor, salvo que sea extranjero. 

El magisterio debería honrar, en gran medida, al cacique aquel, porque sus desgraciadas enseñanzas aún perduran como leyes inviolables.

 

Rafael Céspedes Morillo
Rafael Céspedes Morillo
Rafael Céspedes

1 COMENTARIO

  1. Hermano, un cordial saludo. Reconozco su habilidad y maestría para asesorar bien y rápido, así que estoy consciente de su valía en esos aspectos. Por eso lo felicito y le deseo siempre el éxito.

    Y lamento que no haya asesoría para salir de la cárcel en Venezuela, porque los abogados no tienen chance de sacarnos a los presos políticos en donde la injusticia impera y el mal se impone.

    Saludos

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