Lito Santana
Cada vez que la Policía Nacional o cualquiera de las instituciones armadas del Estado resuelve con la muerte los implicados en un caso, como el "secuestro del coronel" en la cárcel del 15 de Azua, la población se queda llena de dudas que nunca serán esclarecidas.
Los reportes oficiales indican que el rapto del comandante de la cárcel del 15 de Azua Ricardo Bidó y de un agente penitenciario, “terminó con la muerte del recluso y que el comandante resultó herido, pero se encuentra estable".
Hasta ahora sólo se sabe que: "Tras varias horas de negociaciones, cayó abatido el recluso que tenía como rehenes a los funcionarios de la cárcel", precisó Pesqueira en una rueda de prensa en el Palacio de la Policía.
Las interrogantes sobre el porqué se llegó de esta manera al desenlace de este hecho no cesarán.
¿Qué relación había entre el coronel y el recluso?
Teniendo el hoy fallecido, Maikol Deiby Ramírez, alias "Yembrón", 15 años preso, ¿qué tan grande era la confianza con el coronel que le permitió la visita recibiéndolo sin ninguna precaución?
¿Por qué el secuestrador denunciaba en un audio que quería hablar con la prensa, como única condición para su entrega y luego se informa que murió a balazos?
¿Aunque se anuncia que los fiscales tienen a cargo las investigaciones, serán creíbles sus resultados, cuando una de las partes involucradas estará bajo tierra?
Por este tipo de cuestionamientos es que los responsables del orden deben tener como último recurso la muerte del implicado.
A menos que el silencio sea la mejor respuesta para la solución de este caso.