spot_img
miércoles, diciembre 3, 2025
spot_img

El gobierno dominicano asociado con EE. UU. en el asedio contra Venezuela

spot_img

Por Osvaldo Santana

Según un Informe de los Servicios de Salud sobre el alcohol, las drogas y la salud, “el abuso de alcohol y drogas y los trastornos relacionados con el consumo de sustancias afectan millones de estadounidenses y suponen unos costos enormes para la sociedad norteamericana. Solo en 2015, 66.7 millones de personas en los Estados Unidos declararon haber bebido en exceso y 27.1 millones de personas eran consumidores habituales de drogas ilícitas o de medicamentos recetados de uso indebido. Las consecuencias más devastadoras se ven en las decenas de miles de vidas que se pierden cada año como resultado del abuso de sustancias. El abuso del alcohol contribuye a 88,000 muertes en los Estados Unidos cada año; 1 de cada 10 muertes entre los adultos que trabajan se debe al abuso del alcohol. Además, en 2014 hubo 47,055 muertes por sobredosis de drogas, incluidas 28,647 personas que murieron por una sobredosis de drogas que implicaba algún tipo de opioide, incluidos analgésicos recetados y heroína—más que en cualquier año anterior registrado”.

Durante años, el consumo de drogas en Estados Unidos ha tenido un impacto tan letal, que en 2007, las drogas ocasionaron más muertes que las armas de fuego y el alcohol. Según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, 38.371 personas murieron ese año a causa del consumo de drogas. Esto se compara con las 31.224 muertes por lesiones de armas de fuego y 23.199 muertes inducidas por el alcohol. Éste es el último año del que hay datos disponibles.

Siendo así, Estados Unidos tiene sobrados motivos para enfrentar el narcotráfico, y otras sustancias, la mayoría ilícitas, que consumen sus ciudadanos, lo sigue siendo un problema para el poderoso país, que debía ser resuelto en su territorio.

Con el tráfico de drogas desde otras latitudes, Estados Unidos está en el deber, “con todo el derecho del mundo”, a recurrir a los medios legítimos para contenerlo, y debería prestar atención especial al cuidado de sus fronteras, con un enfoque en los principales países de donde les llegan.

Y no es que Estados Unidos no trabaje para prevenir el consumo y el tratamiento de las drogas. De hecho, la Oficina Nacional para el Control de las Drogas (ONDCP) impulsa programas a un costo millonario con ese propósito. En 2012, durante la administración del presidente Barack Obama se destinaron $26,2 mil millones, lo que no impidió que persistiera el consumo de marihuana/hachís, cocaína (incluye el crack), heroína, los alucinógenos, los inhalantes y los medicamentos psicotrópicos recetados. También está la DEA (Administración para el Control de Drogas) que coordina e investiga el tráfico de drogas en Estados Unidos, a nivel nacional como internacional.

¿De dónde llega la droga a EE. UU.?

No es un problema nuevo en los Estados Unidos, y según análisis más recientes, no se ha podido establecer que Venezuela sea la fuente originaria de la mayoría de las drogas que llega a ese país, y ni siquiera es la más importante productora en la región latinoamericana.

Un trabajo de BBC News Mundo del 28 de octubre, de Leire Ventas, sugiere que en el tráfico de drogas desde Sudamérica hacia Estados Unidos, la que  más preocupa es la cocaína, la cual “casi toda la que se consume no solo en EE.UU., sino también en el resto del mundo, la producen tres países andinos en los que se cultiva la hoja de coca: Colombia, Perú y Bolivia, que cita como fuente a Antoine Vella, investigador de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, por sus siglas en inglés).

 Que “los analistas coincidan en que la droga más letal en EE. UU., un potente opioide sintético llamado fentanilo, se produce en México y se trafica a través de la frontera terrestre, hace a muchos cuestionarse cuál es el objetivo real de las operaciones estadounidenses (en el Caribe).

“También el hecho de que el número de incautaciones de cocaína en el Caribe, donde EE. UU. ha reforzado la presencia militar y se ha producido la mayor parte de los ataques a lanchas rápidas, representan un porcentaje relativamente pequeño del total”.

El artículo de BBC agrega: “Son cada vez más las voces que apuntan a que la intención final sería forzar un cambio de gobierno en Venezuela. Trump lleva tiempo tratando de aumentar la presión sobre el presidente Nicolás Maduro, a quien EE. UU. y otros gobiernos no reconocen como el líder legítimo del país sudamericano tras las disputadas elecciones presidenciales de julio de 2024”.

La RD contra Venezuela 

No deja de sorprender que mientras se reconoce que el mayor flujo de drogas que entra a Estados Unidos, incluida la marihuana, sea a través del océano Pacífico, el foco se centra contra los gobernantes de Venezuela, a quienes ahora les atribuyen la dirección de un tal cartel de Los Soles.

Y ahí entra “Lanza Sur”, una campaña de hostigamiento contra las autoridades de ese país, y para llevarla a cabo, Estados Unidos usa sus territorios en la región, como Puerto Rico, y pequeños satélites como Trinidad y Tobago y la República Dominicana, que desde la administración del presidente Luis Abinader se ha plegado a todos los dictados de Washington. Con ese fin, lideró la campaña contra los resultados de las elecciones como un fraude de Nicolás Maduro y acogió en el territorio nacional a un grupo de expresidentes y aliados de Washington que abogaban por el aislamiento de Venezuela.

No resulta extraño que ahora, Abinader facilite infraestructura en el aeropuerto civil de las Américas y en la base aérea de San Isidro, para operaciones convenientes a los intereses de Estados Unidos, pero desde días antes, miembros de la Armada dominicana han participado en operativos de Lanza Sur en aguas internacionales supuestamente para la interdicción de narcotraficantes.

Es decir, que República Dominicana se alía a Estados Unidos en su plan para derrocar a un gobierno de un país de la región, lo que viola el principio de no intervención en los asuntos internos de otros países.

Viola la Constitución dominicana

Aunque un abogado muy nacionalista cuando se trata de Haití recurre al artículo 260 de la Constitución, para defender el acuerdo de Abinader con Estados Unidos, la realidad es que éste ha actuado al margen de las previsiones contenidas en los artículos 3) 9) y 26 de la carta magna.

El artículo 3) de la Constitución dominicana dice: Inviolabilidad de la soberanía y principio de no intervención. La soberanía de la Nación dominicana, Estado libre e independiente de todo poder extranjero, es inviolable. Ninguno de los poderes públicos organizados por la presente Constitución puede realizar o permitir la realización de actos que constituyan una intervención directa o indirecta en los asuntos internos o externos de la República Dominicana o una injerencia que atente contra la personalidad e integridad del Estado y de los atributos que se le reconocen y consagran en esta Constitución. El principio de la no intervención constituye una norma invariable de la política internacional dominicana.

El artículo 9) establece

El territorio de la República Dominicana es inalienable.

Y el artículo 26 subraya:

La República Dominicana es un Estado miembro de la comunidad internacional, abierto a la cooperación y apegado a las normas del derecho internacional, en consecuencia: 

1) Reconoce y aplica las normas del derecho internacional, general y americano, en la medida en que sus poderes públicos las hayan adoptado;

 2) Las normas vigentes de convenios internacionales ratificados regirán en el ámbito interno, una vez publicados de manera oficial; 

3) Las relaciones internacionales de la República Dominicana se fundamentan y rigen por la afirmación y promoción de sus valores e intereses nacionales, el respeto a los derechos humanos y al derecho internacional;

 4) En igualdad de condiciones con otros Estados, la República Dominicana acepta un ordenamiento jurídico internacional que garantice el respeto de los derechos fundamentales, la paz, la justicia, y el desarrollo político, social, económico y cultural de las naciones. Se compromete a actuar en el plano internacional, regional y nacional de modo compatible con los intereses nacionales, la convivencia pacífica entre los pueblos y los deberes de solidaridad con todas las naciones;

5) La República Dominicana promoverá y favorecerá la integración con las naciones de América, a fin de fortalecer una comunidad de naciones que defienda los intereses de la región. El Estado podrá suscribir tratados internacionales para promover el desarrollo común de las naciones, que aseguren el bienestar de los pueblos y la seguridad colectiva de sus habitantes, y para atribuir a organizaciones supranacionales las competencias requeridas para participar en procesos de integración;

 6) Se pronuncia en favor de la solidaridad económica entre los países de América y apoya toda iniciativa en defensa de sus productos básicos, materias primas y biodiversidad.

El presidente Abinader, con un sentido conveniente, presentó previamente el acuerdo a los expresidentes de la República Leonel Fernández y Danilo Medina, consciente de que los respaldarían, una “decisión de Estado”, porque ambos igual buscan la aquiescencia de Estados Unidos.

La arrogancia del secretario de Guerra de EE.UU.

Pete Hegseth obró frente al presidente Abinader como si fuera el mismo presidente Donald Trump. Una palabra describe su proceder durante las horas que permaneció en los salones del Palacio Nacional, que llevó a los límites al salir.

No conforme con los resultados obtenidos con la firma del acuerdo con Abinader, habló como un amo y señor del mundo, cuando fue abordado por los periodistas:

“Vamos a perseguir a los narcoterroristas. No nos quedaremos de brazos cruzados, nuestras fronteras estarán protegidas, ya sea en República Dominicana o en Estados Unidos, y esperamos trabajar con nuestros socios para lograrlo…”

“Si eres un narcoterrorista que quieres traer drogas a Estados Unidos, te encontraremos (…) y te eliminaremos, porque tenemos todo el derecho del mundo. Contamos con muchos abogados y analistas de inteligencia, y sabemos exactamente en Washington a quién estamos apuntando. Si estás involucrado en esa conducta, te mataremos”.

Si habló así, ¿por qué poner en duda los términos en que se dirigió a las tropas frente a un “narcoterrorista” sobreviviente de un ataque de la Armada de su país?

The Washington Post informó a finales de noviembre que Hegseth dio la orden de matar a todos los que estaban en la embarcación, y que las fuerzas armadas llevaron a cabo un doble ataque después de que la embarcación aparentemente quedara inutilizada. Según el Post, parecía que aún había dos supervivientes a bordo.

Qué pena que un país tan poderoso como EE. UU., no pueda controlar sus fronteras nacionales, y recurra a la violencia en el Caribe frente a pequeñas embarcaciones con supuestos cargamentos de drogas, pero con la vista puesta en Venezuela, y peor aún, que los líderes de algunas naciones en la región apoyen ese proceder.

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img

Las más leídas

spot_img
spot_img

Articulos relacionados