Por Federico Pinales
Las populares medidas de coerción en los casos de corrupción,
suenan como una vieja canción,
de esas que ya no tocan el corazón,
porque se ha demostrado que solo satisfacen el morbo de los medios de comunicación,
y el bolsillo de los abogados expertos en el arte de la litigación.
Cuatro años allanando, apresando, litigando y a los supuestos corruptos liberando,
nos indica que con nuestra inteligencia alguien está jugando.
Nos están dando pan y circo con el supuesto combate a la corrupción,
para pasar de contrabando las reformas fiscales y la modificación a la Constitución.
Durante los meses de septiembre y octubre nos han dado Hugo Beras y Jochy Gómez por un “tubo y siete llaves”.
Los dos personajes claves,
en el timón de la nave,
que transportaba a las mismas aves.
Las aves de rapiña,
que se estaban comiendo la piña.
La piña del espionaje y el INTRANT,
por lo cual siete ya presos están,
en la villa de Najayo,
cantando como papagayos.
Sean estos culpables o inocentes,
el pueblo espera un juicio justo y decente,
que satisfaga las expectativas de la gente,
con una sentencia ejemplarizadora y convincente.
El espectáculo de los allanamientos se ha convertido en un juego táctico,
solo para exponer las mafias ocultas de los poderes fácticos.
