spot_img
martes, abril 1, 2025
spot_img

Donald Trump, a Dios rogando, y con el mazo dando

Por Federico Pinales

El presidente constitucional de los Estados Unidos Donald Trump es un espíritu de contradicción, y un maestro en el arte de la manipulación y el chantaje como medida de presión para forzar una negociación.

Con sus retóricas hipócritas, demagógicas, chantajistas y amenazas imperialistas irresponsables, sumado a sus imposiciones de aranceles a medio mundo, ha sumergido a la humanidad en un peligroso estado de ebullición, de consecuencias imprevisibles.

Por un lado, trata de envolver a los rusos proponiéndoles un supuesto tratado de paz en la guerra en Ucrania, para “evitar una tercera guerra mundial”,  que sin haber sido declarada oficialmente, se viene desarrollando sigilosamente desde hace tiempo.

Quiere frenar los bombardeos rusos, pero es incapaz de controlar los ataques ucranianos a los recursos energéticos rusos.

Habla de “paz” en Europa, pero le permite a Israel continuar destruyendo a Palestina y matando a niños y mujeres inocentes.

Quiere “paz” en Europa y le da plazos a Rusia para que detenga la guerra, mientras por otro lado manda a bombardear a los yemeníes y envía un poderoso portaviones para el Medio Oriente.

Habla de paz, para tranquilizar a la humanidad, pero amenaza con apoderarse de Panamá, Groenlandia, Canadá y posiblemente México, donde ya hace tiempo se sentó un mal precedente, con el despojo de más de la mitad del territorio de esa nación vecina.

Sus coqueteos con el presidente de Rusia Vladimir Putin, a mi humilde entender, es con el propósito de neutralizarlo, para que no apoye a las naciones que Trump ha amenazado con invadir y apoderarse de sus recursos naturales.

En su primer periodo de gobierno, Donald Trump retiró a los Estados Unidos del tratado de no proliferación de armas nucleares y ahora quiere imponérselo de nuevo a Irán, para proteger sus intereses y los de su hijo mimado, Israel,al cual no le pasa factura por el desgarrador genocidio que ha cometido contra el pueblo palestino.

Pide clemencia a Rusia para que le salve las vidas a los soldados ucranianos y a los mercenarios rodeados por Rusia, pero no demuestra la misma “sensibilidad” humana con los indocumentados no criminales que residen en su país.

Por el contrario, los tipifica a todos como “enemigos” internos de los Estados Unidos, para justificar desterrarlos, sin derecho a ser escuchados por un juez, para que este determine si ese ciudadano merece ser castigado de esa manera.

Donald Trump está usando la demagogia de las amenazas, los aranceles y las deportaciones con un doble propósito.

Primero hacerle creer a sus seguidores que les está cumpliendo sus promesas de campaña. Segundo, enviar un mensaje a los países menos poderosos, de que pueden ser víctimas de estrangulamientos económicos o intervenciones militares, si no obedecen sus órdenes, como si se tratara del gran faraón del mundo.

Su tercer objetivo es forzar a todas las naciones a negociar tratados comerciales, bajo un estado de entreguismo y sumisión, al gran poder omnipotente. A lo cual se han estado resistiendo muchos países de América Latina, empezando por México, Colombia, Honduras, Venezuela, Nicaragua y Brasil.

Lo peor de todo es, que las consecuencias de todas esas bravuconadas las pagan los sectores más humildes de las naciones afectadas, incluyendo los Estados Unidos, ya que a los multimillonarios, las guerras y las medidas represivas solo los benefician económicamente.

Ellos no envían a sus hijos a las guerras y si hacen aportes económicos, luego lo recuperan multiplicados de diversas maneras.

O sea, que Donald Trump fue elegido por el pueblo, pero trabaja para beneficiar a quienes aportaron hasta 250 millones de dólares, para ayudarlo a alcanzar esa posición.

Habla de promoción de la “paz”, mientras anuncia la fabricación del avión de combate más “letal” del mundo.

Habla de bajar la inflación en su país, mientras con sus políticas erráticas y actitudes arrogantes,

injustas y emotivas, está disparando los precios de todos los productos de consumo popular, como consecuencia de los aranceles y las deportaciones indiscriminadas de la mano de obra que hace posible la llegada de los alimentos básicos a la mesa de los estadounidenses que votaron para llevarlo al poder.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

spot_img
spot_img

Las más leídas

spot_img
spot_img

Articulos relacionados