Por Evelyn Irizarri Santos
NUEVA YORK, Estados Unidos. – Tan pronto como arrancó, de manera formal, su campaña electoral por un segundo mandato, Donald Trump reveló amplios detalles de la que sería su política migratoria.
Tal como lo hizo en la campaña de 2016, la inmigración indocumentada fue el blanco de su discurso.
Trump prometió hacer cumplir las leyes migratorias y amenazó con deportar millones de personas.
Los primeros
De acuerdo con lo expresado por el ahora presidente electo, los primeros que serán sacados del país serán aquellas personas con historial delictivo en sus países de origen. Aunque Trump y los miembros de su equipo, darán prioridad a estos inmigrantes para ser deportados, esto no quiere decir que los demás quedarán exentos. Solo sería cuestión de tiempo.
De palabras a la acción
Una de las grandes preocupaciones de los más de 11 millones de personas que viven en el país sin documentos, es la tenacidad y determinación de la administración que encabezará Trump a partir de enero.
Todas las palabras y discursos, sin embargo, no detallan un plan claro de cómo lo harán. Otro detalle que podría poner en peligro la transición del dicho al hecho, es el factor económico.
Tampoco está muy claro cuál será la vía a utilizar, ni cuál sería el papel de México en este proceso. Por otro lado, desde ya se discute la legalidad de un proceso como este.
En el ojo del huracán
En la mira se encuentran principalmente los mexicanos, cubanos, venezolanos, nicaragüenses, haitianos y salvadoreños, nacionalidades con mayor número de inmigrantes indocumentados, y desde ya, algunos programas que apoyan a estos grupos están en la mira del presidente electo. Entre estos está el Parole humanitario, el TPS y el DACA, y es que muchos temen que la nueva Administración los elimine, lo que dejaría a sus beneficiarios desamparados y los convertiría en pasibles de deportación.
Parole Humanitario
Más de 200 mil haitianos se encuentran en el país gracias al programa de Parole humanitario implementado por la Administración Biden. Este programa también ha beneficiado a unos 90 mil nicaragüenses. Estas personas se enfrentan a un futuro incierto a partir de enero.
El papel de México
La deportación de los indocumentados a través de la frontera con México, sería la vía menos costosa, pero ¿qué tanto estaría de acuerdo el país azteca en colaborar con este plan? Además, lo lógico sería deportar a las personas a sus países de origen y no a uno extraño, aun cuando esos inmigrantes hayan utilizado a México para entrar a los Estados Unidos.
Ante una respuesta negativa de su vecino, la otra opción serían los vuelos de deportación. Una salida bastante costosa. Según ha trascendido, la nueva Administración estaría pensando enviar a los deportados a otros países, si su país de origen se niega a recibirlos. No está muy claro cuáles serían esos países, ni que ofrecería la administración Trump a cambio. Se habla de que Panamá sería una opción.
Declararía la emergencia
No hay que olvidar la advertencia que a solo días de su elección hizo Trump de que no dudaría en declarar la crisis migratoria como una emergencia nacional y utilizar las fuerzas armadas, si fuera necesario.
El "Zar de la frontera"
Una de las primeras designaciones del presidente electo fue la del denominado Zar de la frontera. La elección no podía estar más acorde con los planes del presidente: Tom Homan, un hombre de línea dura, abiertamente antiinmigrantes y al parecer con toda la determinación del mundo para ejecutar la misión que le asignó su jefe.
Esta semana Homan, en un acto celebrado en Chicago, Illinois, ante la ovación de los asistentes, dijo que está muy consciente de la misión que tendrá como funcionario y además aclaró que está preparado para iniciar el mayor plan de deportación en la historia del país.
Dijo que iniciará en la ciudad de Illinois y continuará con otras ciudades de Chicago, pero se extenderá a las ciudades con mayor número de indocumentados.
Este anuncio ha despertado la inquietud entre los grupos que defienden los derechos de los inmigrantes y también el temor de que muchas familias queden separadas.
Homan asegura que comenzará su labor tan pronto como el 21 de enero. Ese decir, al día siguiente de asumir el cargo.
Los demócratas
La posición de los demócratas es totalmente opuesta a la separación de las familias, además, advierten que una deportación tan grande, terminará por hacer daño a la economía del país.
Los demócratas están en contra de las redadas y del terror que estas siembran en los indocumentados y sus familiares.
Mientras los días corren, y también la angustia de los 11 millones de personas que viven en los Estados Unidos, sin un estatus migratorio.
La tensión y el miedo no permiten ver con claridad que no basta la intención, es necesario tener un plan bien detallado, tener claro de dónde saldrán los recursos para su ejecución y qué sería lo más conveniente.
Por el momento, es solo cuestión de semanas para saber si el "más grande plan de deportación en la historia del país" pasará de la amenaza a la realidad, de las palabras a los hechos.