Por Octavio Santos
No podía estar mejor elaborada, pero el Tercer Mundo, o más propiamente, un país del traspatio de los Estados Unidos, le ofreció hace ya algún tiemplo al Tribunal Supremo de ese país la fórmula para exonerar al ahora víctima de un atentado Donald Trump, de los graves cargos de subversión.
El autor no podía ser otro que un pragmático, de pensamiento ecléctico como él mismo se define, expresidente dominicano que planteó que “los presidentes no se tocan…”, como una negación de una tendencia en Latinoamérica donde han juzgado a varios expresidentes por cargos de corrupción. Incluso, sugirió que “los gringos” alentaban la persecución de los expresidentes.
En febrero de 2021 reafirmó su parecer, cuando durante una entrevista concedida a Frederick Martínez, dijo:
“Yo soy enemigo de la retaliación y lo predije hace muchos años, que en América Latina se daría un problema de meter expresidentes presos, a mí eso no me gusta…”
El expresidente se definió antes como “un enemigo” de que se investigue y condene, en caso de que lo requieran, los actos a expresidentes de la República.
“A mí me hicieron muchas críticas porque cuando me llevaron el caso de Leonel Fernández con la famosa fundación Global y otras cosas más, yo dije que eso no era verdad”, dijo Mejía. Igual actitud ha asumido en el caso del expresidente Danilo Medina.
"Si me quieren condenar de eso que me condenen, pero yo soy enemigo de la retaliación. No solo con los presidentes, a veces con la gente que han tenido posiciones importantes, con los guardias… una serie de vainas, yo soy un enemigo de eso. Y lo apliqué, bien o mal, lo apliqué. Y no tengo el mea culpa de que yo irrespeté a Bosch a Balaguer… no, eso yo no lo he hecho, ni pienso hacerlo en ninguna actividad de mi vida", dijo el expresidente.
Incluso, ha dicho que los expresidentes deben tener privilegios y que lo ocurrido en otros países optó por no replicarlo en República Dominicana durante su administración.
“Y yo se los dije a los gringos que no iba a aplicar esa fórmula aquí a pesar de que eran mis contrarios incluyendo a Leonelito”, afirmó Mejía.
Aunque requería elaboración, ahora la tesis de Mejía, de “no tocar a los expresidentes”, cobra mayor dimensión, quizás “sirvió de inspiración” para los ilustres magistrados norteamericanos. Otra contribución al país más poderoso del planeta, cuyos líderes acusan una línea de comportamiento “típica de los países tercermundistas”, donde no eran raras intentonas golpistas, asesinatos de líderes, tumultos y perpetuaciones en el poder más allá de las posibilidades vegetativas, a veces ciegos o sordos o impedidos de auto orientarse, y los intentos de magnicidio nunca faltaron.
La sentencia en favor de Trump
La sentencia del tribunal Supremo de Estados Unidos que favorece a Donald Trump, sobre el cual pesan graves cargos, como rebelión y conspiración contra el sistema de gobierno norteamericano, le concede una amplia gama de inmunidad penal en los actos realizados en el ejercicio de su cargo.
El fallo dice: “El presidente no goza de inmunidad por sus actos no oficiales, y no todo lo que hace el presidente es oficial. El presidente no está por encima de la ley. Pero el Congreso no puede criminalizar la conducta del presidente en el desempeño de las responsabilidades del Poder Ejecutivo según la Constitución”.
“El sistema de separación de poderes diseñado por los Padres Fundadores siempre ha exigido un Ejecutivo enérgico e independiente. Por lo tanto, el presidente no puede ser procesado por ejercer sus principales poderes constitucionales, y tiene derecho, como mínimo, a una presunta inmunidad judicial por todos sus actos oficiales”, continúa la sentencia, escrita por el presidente del Tribunal Supremo, John Roberts.
“Esa inmunidad se aplica por igual a todos los ocupantes del Despacho Oval, independientemente de su política o partido”, añade.
La sentencia fue recibida por Trump como un triunfo, y de inmediato escribió en su red social: “Gran victoria para nuestra Constitución y democracia. Orgulloso de ser estadounidense”.
Disidencia
La magistrada Sonia Sotomayor emitió un voto particular disidente de la mayoría, que fue apoyado por Elena Kagan y Ketanji Brown Jackson, en el que asegura que la decisión de “otorgar inmunidad penal a expresidentes remodela la institución de la Presidencia”.
Sotomayor dice que la sentencia “burla del principio fundamental de nuestra Constitución y sistema de Gobierno, de que ninguna persona está por encima de la ley… El presidente es ahora un rey por encima de la ley. Con miedo por nuestra democracia, yo disiento” , concluye Sotomayor.
La jueza pone los siguientes ejemplos sobre las consecuencias que acarrearía la sentencia a largo plazo de la sentencia, porque crea una “zona sin ley alrededor del presidente” para poder “anteponer sus propios intereses, su propia supervivencia política o su propio beneficio financiero a los intereses de la nación”.
La jueza señala que cuando (el presidente) utilice sus poderes oficiales de cualquier manera, ahora estará exento de cualquier persecución criminal.
“¿Ordena al Equipo Seal 6 de la Marina asesinar a un rival político? Inmune. ¿Organiza un golpe militar para mantenerse en el poder? Inmune. ¿Acepta un soborno a cambio de un perdón? Inmune”.
Hacia fallos anteriores
Lo que se plantea es que la sentencia del Supremo se lleva de encuentro todas las decisiones de los tribunales inferiores, en diferentes casos.
Después del triunfo de Trump en el debate con el presidente Joe Biden, la sentencia del Tribunal Supremo se consideró como la corona de su avance hacia las elecciones del 5 de noviembre, en medio de la dispersión en las filas demócratas donde se discute aún la viabilidad de la del presidente por sus dificultades expresivas.
El atentado
Tras el atentado del pasado sábado 13 de julio, donde Trump tuvo la fortuna de apenas sufrir un rose de bala en una oreja, y levantarse como un héroe, y al mismo tiempo víctima, en medio del fanatismo político que vive Estados Unidos, su carrera hacia la victoria cobra un giro de mayor alcance…