Por Osvaldo Santana
El ministerio de Interior y la Policía Nacional celebraron al cierre del mes pasado cómo la tasa de homicidios se redujo a 8.42 por cada 100 mil habitantes, la más baja en “los últimos años”. Pero, después de las muertes en los llamados “conflictos sociales”, la mayoría fueron ejecutadas precisamente por la Policía Nacional, con 21.7% de las bajas, en su guerra contra la delincuencia, que ese mes, según sus propias estadísticas, generó el 20,8 por ciento de los homicidios.
Homicidios por “Acción Legal”
Las muertes identificadas con la manida expresión “durante intercambios de disparos”, la Policía y la Procuraduría General ahora las denominan bajo el nuevo eufemismo: “Acción Legal”.
Es la manera de legitimar las muertes de civiles, delincuentes o no, a manos de la Policía Nacional.
Ocurre cuando la sociedad ha sido arrinconada por la inseguridad, los atracos y robos con violencia en todos los confines del territorio.
El desborde de los hechos delincuenciales ha provocado que la ciudadanía apruebe las “acciones legales” de la Policía, es decir, las muertes de personas bajo la justificación de que se trata de delincuentes.
El justificativo suficiente es que los victimizados tienen un prontuario delictivo, habían cometido cualquier cantidad de actos violentos, robos a mano armada, muertes, o cualquier otro tipo de crímenes.
Es probable que la mayoría de las personas abatidas por la Policía sean efectivamente delincuentes, pero no deja de ser inquietante que una institución llamada a prevenir e investigar los delitos y crímenes termine facultada mediante una práctica recurrente para matar a las personas. El debido proceso en la persecución del delito y el crimen no siempre forma parte del accionar institucional.
El año pasado, la Policía mató a 120 personas que fueron señaladas como delincuentes. Durante el período, 15 agentes fueron también victimizados por delincuentes, durante “acciones legales” o “intercambios de disparos”. Pero la mayoría de los indefensos agentes cayó a mansalva.
La media mínima de muertes mensuales ejecutadas por la Policía, 10, según registran los medios, sería la expresión de una guerra de baja intensidad.
¿Política de Estado?
La pregunta obligada es: ¿Acaso estas muertes de supuestos delincuentes obedecen a una política del Estado para enfrentar la delincuencia?
Desde el punto de vista de la ley, obviamente no se puede responder positivamente la interrogante, pero parece evidente que se aplica un código de muerte para cierto tipo de perseguidos.
Habría que pensar en el famoso 29, un código policial que sugiere la eliminación de un individuo señalado como delincuente. Al menos, fue el término que utilizó el presidente Luis Abinader cuando el 21 de noviembre de 2023 le advirtió a José Figuereo (Kiko La Quema), un perseguido por cargos de narcotráfico en Cambita Garabitos, San Cristóbal, que debía entregarse, porque de no hacerlo le sería aplicado el código 29. La advertencia se produjo el 21 de noviembre y ya el 29 del mismo mes había sido eliminado por agentes policiales que lo sometieron a una intensa persecución para su captura vivo o muerto.
En el año 2023, al menos 84 individuos fueron abatidos por la Policía, y en 2022, 60 personas también murieron en medio de los supuestos enfrentamientos de disparos.
Historial
Las muertes por supuestos intercambios de disparos, ahora llamados en “Acción Legal”, no son nuevas. Son parte del instrumental policial en tiempos de democracia.
Hubo gestiones de Policía que eliminaron mediante este procedimiento hasta 401 individuos señalados como delincuentes. Desde siempre ha habido decenas de muertes mediante “intercambios de disparos”.
Muertes en “conflicto social”
Otro eufemismo al que recurre la Policía es muertes en “conflictos sociales”, probablemente asociados a riñas entre ciudadanos que no están relacionados con los crímenes de la delincuencia.
En el mes de enero, el 44.3% de los caídos fueron consignados, según las estadísticas oficiales, en “conflictos sociales”, lo que sugeriría las muertes “propias” del devenir social, en la vida en las comunidades.
Esa manera de identificar esas muertes estaría orientada a disminuir la percepción de inseguridad en el país, y por eso, en su reporte sobre el comportamiento de las tasas de homicidios, las autoridades dicen que, de las 106 muertes violentas ocurridas en enero, 77 “solo aplican para el cálculo de la tasa”, que se pretende bajar a toda costa.
Tipificados como homicidios que inquietan a las autoridades estarían los de la delincuencia (20.8%), “Acción Legal, 21.7% y el 13.2% en “proceso de investigación”.
¿Las muertes en “Acción Legal” controlan la delincuencia?
Difícilmente las autoridades admitan que han adoptado el recurso de las ejecuciones extrajudiciales como parte del instrumental para detener el crimen.
Pero cada vez más, bajo el justificado de que los delincuentes enfrentan a los policías con armas de fuego, mueren más personas.
Y no solamente caen los “reconocidos delincuentes” con prontuarios criminales, sino también policías y ciudadanos inocentes.
El método de matar bajo el supuesto de actuación en representación de la ley, no solamente se lleva de encuentro las normas que la Policía dice defender, sino que sirve también para multiplicar la violencia, y, por ende, las muertes y la inseguridad ciudadana.
Más allá de los reportes de comportamiento de la tasa de homicidios a la baja, no hay indicadores objetivos de disminución de la inseguridad entre los habitantes de la República Dominicana como reflejo del número de delincuentes caídos en intercambios de disparos.
Tampoco los muertos en “Acción Legal” han servido para amedrentar a los criminales, que se tornan más agresivos y decididos a cometer más ilícitos, sino incluso a atacar también a los policías indefensos, uniformados o no. El año pasado 15 agentes cayeron abatidos en circunstancias que sugieren la acción de la delincuencia común u organizada.
Y si bien los dominicanos, atosigados por la violencia, tienden a aprobar el “darle para abajo”, a presupuestos delincuentes, asimismo se sobresaltan cada vez que los ven caer a manos de policías. Es violencia, lo que, desde cualquier punto de vista, se siembra en la sociedad…