miércoles, diciembre 4, 2024

Balaguer entre el Psiquiatra y el Pueblo Dominicano

Por José Pérez Méndez

Para los que de alguna manera vivimos la época en que el doctor Joaquín Baguer ejercía como Presidente de la República y hacía vida política en la República Dominicana, nos resulta un verdadero rompecabezas hacer una evaluación objetiva y justa de ese complejo personaje, toda vez que envuelve una amplia gama de facetas.

Al leer sus “Memorias de un Cortesano en la Era de Trujillo” me llamó la atención que luego de haber servido 31 años a esa dictadura y de haberle rendido homenaje al Jefe durante todo ese largo periodo terminara negándolo y acusándolo de delincuente político.

Para el Dr. Balaguer, Trujillo fue su padre político espiritual solo mientras estuvo vivo y en el poder, ya que a partir de ahí lo definió como un dictador y delincuente que gobernó con mano férrea el país sin permitirle ni siquiera al mismo Balaguer expresar su auténtico sentir en sus escritos

El Siquiatra José Miguel Gómez, en su libro “Balaguer Visto por Un Siquiatra” hace un buen trabajo de investigación sobre el personaje cuasi misterioso del Dr. Balaguer, a quien define como un hombre flemático, pasivo agresivo con rasgos histriónicos, obsesivos y esquizoides, pero sin llegar a lo compulsivo o patológico, que usó su compleja personalidad para confundir a sus seguidores y a sus enemigos y manipularlos para beneficio de su único gran propósito que fue el poder

En el libro antes mencionado el Dr. José Miguel Gómez hace una evaluación minuciosa de la compleja personalidad del Dr. Balaguer, a quien define como un hombre correcto, a pesar de haber dejado 11 hijos en el anonimato y sin apellidos, con una moral fuerte, pero con ausencia de ética en la lucha por el poder, que fue su gran adicción, y por lo que decidió vivir sus más de 60 años en la política dominicana.

Para el Profesor Juan Bosch, quien fuera su amigo personal de antaño y su rival político de casi toda la vida, el Dr. Balaguer era un Pequeño Burgués Intelectual sin ideología política y grandes ambiciones de poder.

Esa definición del Profesor Juan Bosch es la que nos permite entender al Balaguer que siendo un adolescente le dio la bienvenida a las tropas norteamericanas que invadieron el país en el 1916 y que luego participó en el movimiento nacionalista que pedía la salida de dichas tropas en el 1924.

De igual manera podemos entender al Balaguer que a través de su participación en el movimiento cívico del 1930 se opuso a la extensión del mandato democrático de Horacio Vásquez para luego apoyar la larga dictadura sin límites de Rafael Leónidas Trujillo Molina.

Para la mayoría de los dominicanos el Dr. Balaguer fue un presidente constructor de grandes obras de infraestructura que sirvieron de base al crecimiento económico dominicano durante su gestión y también en el futuro, pero que gobernó con mano dura en los años de la guerra fría, con un saldo de miles de muertos y desaparecidos, así como una fuerte censura en la expresión del pensamiento y el ejercicio libertario de los dominicanos.

Aquel joven de alma apasionada y poeta por vocación, a quien su padre quiso hacer un hombre productor y negociante, terminó, “por obra del destino”, siendo el presidente en cuyos mandatos se cometieron la mayor cantidad de asesinatos que haya conocido la historia dominicana, tratando de  justificar sus grandes sombras por sus grandes obras.

Aunque el siquiatra no haya hecho referencia a este importante capítulo de la vida de ese complejo personaje, el pueblo dominicano nunca le perdonará esos crímenes y asesinatos llevados a cabo por los incontrolables y la Bnda Colorá en sus primeros 12 años de gobierno, así como los múltiples asesinatos selectivos de periodistas y comunicadores en sus siguientes 10 años de gobierno.

Mientras Trujillo fue, según el Dr. Euclides Gutiérrez, un asesino político selectivo, el Dr. Balaguer fue, a la vista este humilde ciudadano, un asesino político masivo motivado por su intolerancia y su afán de eternizarse en el poder, que fue su razón de vida.

La historia lo juzgará, pero mientras tanto, el pueblo dominicano no se olvida de sus crímenes.

El autor es ingeniero y reside en USA.

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