Por Rafael Céspedes Morillo
Cuando escribo este artículo faltan exactamente tres semanas para las elecciones presidenciales y congresuales.
Desde hace unos dos años vengo diciendo que las condiciones estaban dadas para que el 19 de mayo se produjera la necesidad de una segunda vuelta.
Eso me decía el escenario de entonces, pero al discurrir del tiempo, las acciones de los sectores, el resultado electoral de febrero, la falta de eficacia de la llamada oposición, con una abundancia de carencias, algunos aciertos del sector oficial, en especial en el manejo comunicacional de los resultados electorales de febrero, con el que lograron crear una matriz de opinión de que ellos habían barrido, y más adelante, por acciones y consecuencias, veo que el sector oficial está sobrado para ganar cómodamente en una primera vuelta.
Aunque como dice el título, esto puede aun variar, las nubes y la mezcla con los rayos hacen que el escenario se vea a favor de un solo lado, que es el sector oficial, de modo que el firmamento político ha cambiado al extremo de que ahora veo una victoria contundente en la primera vuelta, con alrededor de un 58% del electorado por parte del sector oficial.
Veo al candidato de la Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández, en un segundo lugar. Creo que difícilmente alcance el 30%, y entiendo que se quedará por los alrededores del 24%.
En el caso de Abel Martínez, lo sigo viendo en el tercer lugar, y no creo que llegue al 20%, de modo que mantengo la cifra que desde hace algún tiempo le adjudico, que es del 15 al 18%.
Los demás partidos seguirán moviéndose en las cifras de siempre, todos, por debajo del 3%. Algunos crecerán algo, veo con fuerza al partido DXC, que construye una línea de acción apoyado por y para el sector oficial, que probablemente tiene que ver con el 2028.
Al PRM, en especial a su principal líder, le conviene fortalecer partidos aliados con ciertas características que serían de uso en un futuro cercano para la construcción de rutas alternas, garantizadas con decretos y reconocimientos.
Por eso, son esos movimientos que aparentan ser contradictorios, pero que persiguen producir con tiempo una vía de escape a un mañana tumultuoso que puede ser el porvenir.
Es evidente que solo en el PRM saldrán más de siete aspirantes a candidatos presidenciales, sin hablar de las demás partidos, que usando sus derechos saldrán con sus propias candidaturas, en especial algunos de los nuevos.
Me la juego con decir que vamos a ver a un Antonio Marte como candidato presidencial, para solo citar un ejemplo.
Acudo a recordar que la soledad que produce la salida del poder, como se supone ocurrirá con Luis Abinader, quien lo sabe. Lógico pensar, entonces, que tratará de evitarla, y él tiene varias recursos en sus manos para hacerlo.
Ya dijimos en el artículo anterior que una de ellas es la construcción de su quinto escenario. Otra es la de salir quedando adentro, construyendo fuerzas alternas, que mañana se constituyan en las bases sólidas del mantenimiento del poder político y ser obligatorio contar con él para aspirar y caminar con relativo éxito, o enfrentarlo y arriesgarse a una derrota de la unidad de las verdaderas fuerzas internas, esta vez no del pueblo, sino del partido.
Los amarres hacia afuera de otro sector dentro del oficialismo hacen pensar que mañana pudiéramos ver muchos alcaldes, o alcaldesas, hacia un mismo camino.
Excelente,solo que por un trabajo que he estado haciendo casa por casa por más de un mes puedo descubrir que el liderazgo de Luis ronda por más del 70%,increíble no tiene taza de rechazo.