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jueves, diciembre 4, 2025
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Atmósfera cargada debilita la credibilidad de la Administración

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Por Osvaldo Santana

Cuando 2025 se acerca a su final, la sociedad vive una atmósfera cargada que se acrecentó tras el paso de la tormenta Melissa, con eventos que impactaron la credibilidad y la imagen del gobierno. Todo se exacerbó con la tanda de apagones en octubre, la caída del servicio eléctrico en el aeropuerto Las Américas, y otros ingredientes que ensombrecieron el ambiente. 

Los componentes de la situación van desde un aparente involucramiento dominicano en la campaña de Estados Unidos contra Venezuela mediante la Operación Lanza del Sur, y dentro de ese ambiente, el desconcierto por la suspensión de la cumbre de estados de Iberoamérica, con argumentos poco convincentes. Inquieta los riesgos e implicaciones en una operación norteamericana bajo la bandera de lucha contra el narcotráfico que amenaza territorios de países sudamericanos. Un abanico abierto que nadie sabe hasta dónde podría escalar.

Resulta desconcertante que al 18 de noviembre no haya una explicación sobre la causa del apagón general durante varias horas, con un impacto dramático en la vida nacional, en el ánimo ciudadano, en el transporte público, en particular, en el Metro de Santo Domingo. Lo peor, sin embargo, fue la versión de las autoridades del Metro, lo mismo que los responsables del servicio de transmisión eléctrica.

El gobierno trató de atenuar las molestias de la ciudadanía con la destitución de los directores del Metro de Santo Domingo y de la Empresa de Transmisión Eléctrica, pero todavía persiste el desconcierto acerca de qué fue lo que realmente sucedió.

Más allá

Aunque el impacto del apagón centró la atención nacional, semanas antes se había vivido un período marcado por los pedidos de extradición de Estados Unidos de elementos relacionados con el gobernante Partido Revolucionario Moderno (PRM), con vínculos en la Administración, en el Congreso o en los municipios.

Asimismo, la matanza de 5 jóvenes en La Barranquita, Santiago, el 10 de septiembre, ejecutada por policías sobresaltó el ánimo público durante varias semanas, e hizo posible que la gente se fijara en los excesos en el uso de la fuerza letal. La acción vino a confirmar la percepción de que las muertes en “intercambios de disparos” obedecen a una política de exterminio de los supuestos delincuentes, como mecanismo de “control de la delincuencia”.

En un ambiente en que el comportamiento de la Policía es cuestionado, con un balance de 170 de muertos civiles en lo que va de año, bajo la prédica de que se trata de intercambios de disparos en “acciones legales”, surge una extraña pretensión en redes y medios, de que el presidente Luis Abinader deje en el puesto al jefe de la Policía, que ya cumplió los dos años previstos en la ley orgánica 590-16. Una decisión contraria a la norma solo dañaría la imagen del gobierno y causaría malestar en misma institución.

Aunque no vinculante con el poder político, igual cargó el panorama en estos días la salida forzada del arzobispo de Santo Domingo Monseñor Francisco Ozoria Acosta, sustituido por un obispo coadjutor, Carlos Morel Diplán, por malos manejos en la conducción de la Arquidiócesis. 

Con toda esa carga negativa, cobra fuerza el discurso opositor sobre el desempeño del gobierno, con énfasis en el reclamo de indexación de los salarios de hasta 50 mil pesos, para atenuar la tendencia alcista del costo de la canasta familiar.

Inevitable valorar cómo la pérdida constante del valor del peso frente al dólar durante este año, (a 61,40 pesos por dólar en enero, y al 18 de noviembre, a 64,44 pesos por dólar), una depreciación constante. 

Un panorama disonante para un presidente que corre en el sexto año de ejercicio, que había gobernado sin mayores dificultades y con vientos a favor. Una combinación de ruidos en la administración y reducción de las expectativas aspiracionales, en tiempos en que las sociedades piden más, más eficacia, más resultados, y transparencia, con satisfacciones en las prestaciones y servicios.

Preservar la credibilidad es tarea de todos los días, y en estos tiempos, alcanzarlo resulta cada vez más difícil para los gobernantes.

Osvaldo Santana
Osvaldo Santana
Osvaldo Santana es periodista.

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