Por Federico Pinales
Hay una agresiva campaña contra la prensa alternativa, porque ha puesto a la prensa tradicional a la deriva.
Se está usando el argumento de que esta se ha salido de control, en cuando a la difusión y reproducción de noticias falsas.
Esa es una verdad tangible e irrefutable,
que no nació ni se inició con los diferentes tipos de medios alternativos, especialmente las redes sociales.
Una prueba de ello es la existencia de varias leyes dirigidas a condenar los delitos de prensa, desde antes de la aparición de las redes sociales.
Lo sorprendente e irónico es que esa campaña esté siendo dirigida y promovida por quienes abusaron de esas falencias en el pasado, a través de los medios tradicionales que controlaban dictatorialmente la información, a su mejor conveniencia, sin dar cabida a un justo derecho a réplica, como forma de reparar los millones de daños morales, económicos y humanos provocados por esas irresponsabilidades de profesionales y políticos inescrupulosos.
Publicar y reproducir irresponsablemente la versión de un político canalla, que mintió premeditadamente para justificar una acción perversa, es doblemente criminal. Y eso no se lo inventaron las redes sociales.
Ellas ayudaron a combatir ese fenómeno, aunque algunos actores, dentro de ese campo, se hayan pasado de contentos y también estén reproduciendo las mañas de los viejos caudillos del mundo de la comunicación.
Por muchos años se nos vendió la idea de que las agencias de prensa internacionales y muchos medios radiales, escritos y televisivos, propiedad de poderosas corporaciones, ubicados en las grandes urbes, de las más reconocidas potencias mundiales,
eran los más creíbles y prestigiosos, razón por la cual todos los medios de menor categoría reproducían, sin ningún reparo, las noticias que ellos publicaban, apoyados en supuestas “fuentes de entero crédito”, como lo hizo recientemente el periodista dominicano residente en los Estados Unidos, en contra de honorables colegas quisqueyanos, hasta que se demuestre lo contrario.
Este último caso es grave, siempre y cuando él nunca pueda demostrar la verdad de lo que publicó. Se dice que se retractó “por miedo y bajo presión”. Debido al escándalo mediático y las posibles consecuencias políticas de esa denuncia.
Ahora bien, ¿alguien pidió cárcel para el expresidente norteamericano George W. Busch por inventarse una soberana mentira para justificar y ordenar el bombardeo indiscriminado a una nación, en cuya acción murieron cientos de miles de soldados y personas inocentes, incluyendo la eliminación física
de su presidente?
¿Pidió algún “honorable” el cierre de las agencias internacionales y los medios que difundieron esa mentira, dirigida a manipular a la opinión pública mundial, para que apoyara esa invasión?
¿Se retractó el expresidente Bush y reparó los daños causados al pueblo iraquí, al no poder probar la existencia de armas químicas en Iraq?
¿Se disculparon los medios de comunicación masivos mundiales, por haber difundido y reproducido esa criminal mentira, del presidente de los Estados Unidos, en ese momento?
Por lo visto, con sus virtudes y defectos, la prensa alternativa es un mal necesario que debemos mejorar y preservar, aunque les moleste a los reyes de la impunidad y a los “impolutos”.