Por Haivanjoe NG Cortiñas
La economía de la República Dominicana terminó el año 2024 con una tasa de crecimiento de un 5.0 % y un nivel de inflación de un 3.35 %. Muchos analistas valoraron estos indicadores como positivos, señalando que la economía creció con inflación controlada. Esa alegría no los dejaba ver que la expansión económica tenía componentes engañosos: algo de rebote estadístico, porque el año anterior el PIB apenas se movió en un 2.2 %; la construcción creció en forma muy tímida, 2.1 % y el comercio se ralentizó, ubicándose en un 5.5 %; mientras, los agentes económicos nos daban algunas muestras de que sus sentimientos le marcaban otra hoja de ruta, por los claroscuros de la economía.
El sentimiento en los agentes económicos juega un papel importante en los mercados financieros, de valores y del dinero, razón por la cual ellos no solo se rigen por la marcha de los indicadores económicos y financieros, sino, además, por la percepción y las emociones, que son consideradas como clave para su actuación y, justo, para el caso de la economía dominicana, parecería indicar que algo anda mal, que el precio del dólar se muestra en alza diaria y que la tasa de interés bancaria no responde a la tasa de política monetaria del Banco Central.
¿Qué puede ser ese algo mal que sienten los agentes económicos asociado al presagio negativo…el pesimismo, como el lado opuesto al optimismo de los sentimientos de los inversores y consumidores, con un panorama internacional caracterizado por un pulseo de aranceles al incremento, que comienza a reflejarse en el comercio mundial, en los precios y el mercado de capitales de los Estados Unidos y otras economías?
Ahora en marzo, que nos encaminamos a concluir el primer trimestre del año, los agentes económicos, sus sentimientos, medido por las tasas de interés y de cambio, nos permiten afirmar que el pesimismo se ha estado adueñando de sus percepciones; el precio del dólar en el mercado cambiario ha alcanzado en forma anticipada a la proyección que el marco macroeconómico y el programa monetario para el 2025 tienen y que se sitúa en RD$ 63.11. En la segunda semana de marzo, para montos inferiores a mil dólares, la tasa cambiaria se vendía hasta RD$ 63.10 y la menor a RD$ 62.85, para un promedio de RD$ 62.90, pero para montos mayores se encaminaba hacia el RD$ 63.50.
La hoja de ruta hacia el alza mostrada por el dólar es un reflejo de que los agentes económicos perciben un ambiente internacional hostil a nivel de aranceles, que se anidan aumentos de presiones de precios y, vaticinios de incrementos en las tasas de interés. En local, un escenario, con tasas de interés que son el reflejo de posturas de la política monetaria en la que la monetización de la economía presiona la demanda de dólares, que la tasa de interés ofrecida por el Banco Central en sus instrumentos financieros no satisfacen el apetito de los inversores, que la emisión monetaria se desacelera, que el medio circulante se ralentiza, que hay síntomas de presiones inflacionarias a febrero, ese, es un escenario que invita a los agentes económicos a inclinar preferencias por dólares en vez de pesos. Recordemos que la tasa de inflación en febrero de 2024 fue de un 0.09 % y en febrero de 2025 se situó en un 0.32 %, una variación significativa.
Mientras, la otra variable colateral, la tasa de interés activa promedio ponderada no cede el espacio que ha ganado y mantenido hacia el alza y se ancla sobre el 15.20 %, como una reacción de que no le hace caso a la invitación de la tasa de política monetaria cuando ha sido disminuida para que se comporte en igual dirección. El hecho de que desde diciembre de 2024 hasta marzo de 2025 la tasa de política monetaria el Banco Central la haya mantenido en un 5.75 %, luego de las reducciones consecutivas en meses anteriores, es la señal de admisión de que el área monetaria ha estado midiendo el sentimiento de los inversores y se han dado cuenta de lo inútil que ha sido la tasa de referencia monetaria con su efecto traspaso nulo, al tiempo de anticipar presiones de precios. El resultado que mostró la economía en enero, con un 2.2 %, es una adecuada métrica que nos dice de la ralentización económica, considerando que en igual mes en el 2024 fue de una expansión de un 4.7 %.
Al auscultar el desempeño al interior de la economía de enero de 2025, se pueden apreciar aspectos preocupantes que alimentan el sentimiento de los agentes económicos, el hecho de que el sector de la construcción registrara una estrepitosa caída del orden de un -7.3 %, que la minería, a pesar de la subida de precios internacionales, también manifestara un decrecimiento de un -1.8 % y, que el comercio a penas se comportara con un tímido 2.4 %, son evidencias la conducta de los inversores.
En el ámbito fiscal, un gasto de capital para los dos primeros meses del 2025 que puede ser tipificado como muy pobre, al registrar un 6.9 %, significativamente inferior al 12.5 % previsto en el año, como porcentaje del gasto público total, es una mala señal de como andan las inversiones públicas y su débil efecto multiplicador, contrario al esperado; en adición al persistente déficit financiero del presupuesto con RD$ 33,013 millones y las malas expectativas que había creado el gobierno, cuando afirmaba que las finanzas publicas requerían de una reforma fiscal, pero que al ser de carácter regresiva el proyecto que sometieron al Congreso, la reacción social hizo que fuera retirada, dejando espacio para que los agentes económicos alimentaran la percepción de los riesgos fiscales de la economía.
Con la visita de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI), se anticipa entre las notas negativas, su preocupación acerca de las restricciones presupuestarias, ante cargas fijas obligadas por cumplir, a no ser de poner en riesgo y presionar la reputación fiscal por el lado del cumplimiento de sus obligaciones financieras.
Como se puede apreciar, las métricas de los indicadores económicos reales y fiscales de los primeros meses del 2025, junto con el escenario internacional con una hoja de ruta hacia la baja, son causales que impulsan los sentimientos de los agentes económicos a preferir tasas de interés más alta y mayor demanda de dólares como moneda refugio, con un escenario de riesgos que perciben los inversores y que no luce quedar despejado en los próximos meses, haciendo echar raíces de que algo anda mal en la economía dominicana.