Por Federico Pinales
Ya África y América Latina tienen dolientes.
Las campanas están sonando diferentes, con un coro de presidentes, que, con discursos docentes, están educando a la gente y sirviendo de ejemplos a otros presidentes, que antes parecían bellos durmientes, postrados a los pies de los invasores carroñeros, rapaces y prepotentes.
Esos que durante siglos les hicieron creer a la humanidad, que a los africanos y a los latinoamericanos les "hacían caridad", cuando en realidad, los estaban esclavizando y desfalcando sin piedad. Extrayéndoles sus riquezas, hundiéndolos en el descrédito y en la más desgarradora pobreza.
De África y América Latina, extraían la materia prima y la mano de obra barata, dejando atrás calamidades y enfermedades, mientras ellos llenaban sus “arcas” y construían sus grandes ciudades.
Ahora, un grupo de presidentes emergentes están haciendo otro swing y tocando el son con violín, para despertar a los africanos y a los latinoamericanos. Dejándoles saber que no son tan pobres, idiotas ni enanos, como los habían vendido los europeos y los norteamericanos.
En África, el capitán Ibrahín Treoré, presidente de Burkina Faso,
valientemente dio el primer paso,
desalojando de su territorio a los invasores, responsables de su ancestral atraso y que se habían repartido ese continente por pedazos.
Llevándose todas sus riquezas y dejándoles la pobreza.
A este joven militar y gran intelectual, hay que escucharlo para poderlo evaluar, interpretar y respetar; porque le está dando ejemplo al mundo, de cómo se manejan los temas espinosos y profundos, dándose a respetar de las grandes potencias, sin usar la violencia.
En América Latina, Claudia Sheinbaum, presidenta de México, Siomara Castro, presidenta de Honduras; Gustavo Petro, presidente de Colombia; Nicolás Maduro, presidente de Venezuela y otros líderes de la región, están poniendo en escena el mismo guion, con miras a hacer una verdadera revolución, sin disparar un solo cañón, apelando solamente al diálogo y a la unión, para construir una gran nación y así poder frenar el desagradable fenómeno de la amenaza y la invasión, como medio de presión, para que cada nación acepte la imposición del dueño del pley, el bate, la pelota y los jugadores.
Como se ve, Traoré está despertando y uniendo al África. Mientras Gustavo Petro, Sheinbaum, Siomara Castro y Maduro, están trabajando duro, para construir en América Latina un muro.
Pero un muro de independencia y unidad con dignidad, capaz de convertir la región en una gran potencia, con suficiente solvencia,
como para exigir a las otras arrogantes potencias, que nos traten con igualdad, dignidad y decencia.
Si entre El Caribe y Latinoamérica sumamos más de 600 millones de habitantes, por qué tenemos que someternos a la voluntad y el yugo de tantos farsantes.