Por Nelson Cuevas Medina
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD), sin lugar a duda, una de las fuerzas políticas más influyentes en la República Dominicana, ha experimentado una inocultable caída drástica en su mística, popularidad y efectividad en los últimos procesos electorales. Esto lo ha llevado a una crisis interna sin precedentes.
Su actual situación nos lleva a examinar algunas de las causas de esa debacle, los esfuerzos que se están realizando para intentar rescatarlo y las medidas concretas que sus principales dirigentes podrían adoptar para mejorar su empañada imagen.
Orígenes de la crisis
Tras fundar el PLD el 15 de diciembre de 1973, tras abandonar el Partido Revolucionario Dominicano (PRD), el propósito de Juan Bosch fue "construir una organización que tuviera como objetivo dar continuidad a la obra del patricio Juan Pablo Duarte, logrando una patria libre, soberana e independiente, en la cual imperase la justicia social y el respeto a la dignidad humana".
La motivación de Bosch al dejar el PRD, -junto a un reducido grupo de dirigentes que le acompañaron-, fue crear un partido de liberación nacional para completar la obra iniciada por los Padres de la Patria en 1844.
El PLD se definió desde su inicio como la negación del PRD. Al efecto, se concibió, como un partido progresista, popular y moderno, cuyo objetivo era fortalecer la democracia, la libertad, la justicia social y la inclusión.
Fue referente durante décadas en América y otras partes del mundo, debido a su organización cohesionada y su férrea disciplina, asumida con pasión y devoción por todos sus miembros y simpatizantes. La crítica y autocrítica y el centralismo democrático fueron su baluarte.
La historia del PLD está marcada, además, por una serie de triunfos electorales, especialmente desde que en 1996 Joaquín Balaguer, líder del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), decidió respaldar a Leonel Fernández, lo que resultó en una victoria histórica sobre José Francisco Peña Gómez, candidato presidencial en ese entonces del PRD.
Ese evento no solo consolidó al PLD como una fuerza dominante en el espectro político, sino que también sentó las bases para una serie de victorias que se extendieron hasta el 2020, con interrupción en el período 2000-2004.
Ha de reconocerse que a lo largo de sus años en el poder, el PLD buscó cumplir con su misión de mejorar la calidad de vida de los dominicanos, enfocándose en la inclusión social y el progreso, la estabilidad económica y su reconocimiento a nivel internacional.
Sin embargo, la estabilidad del PLD comenzó a desmoronarse a raíz de la modificación constitucional en 2015, que permitió la reelección de Danilo Medina. Esta decisión, impulsada por un sector a lo interno del PLD, todos enquistados en el gobierno, al mismo tiempo miembros de su Comité Político, generó fricciones internas que culminaron en una lucha de poder. La mayoría abanderados a Medina por "lealtad" a la posición en el gobierno.
Los 15 puntos acordados entre los grupos enfrentados
para facilitar la modificación a la Constitución y restablecer la reelección presidencial consecutiva, agudizó la crisis interna, porque la mayoría de los acuerdos no fueron refrendados por las huestes danilistas.
Por otra parte, la insistencia de Danilo Medina en perpetuarse en el poder mediante otro intento de modificar la Constitución en 2019 y buscar otra vez la reelección, unido a la imposición de un candidato para las elecciones de 2020, intensificó las tensiones, y provocó una división interna con la salida de su presidente y líder, Leonel Fernández, lo que llevó al PLD a perder el poder frente al Partido Revolucionario Moderno (PRM).
Consecuencias de la división interna
La salida del PLD del poder marcó el inicio de un declive electoral significativo. En las elecciones de 2024, el PLD solo logró un 10% de los votos, quedando en un distante tercer lugar. Ese resultado no solo significó un golpe a la reputación del PLD, que venía de ganar en primera vuelta cuatro elecciones consecutivas con más del 50%, y obtener un histórico 62% en las del 2016, aunque se redujo a un 38% en el 2020; sino que, también dejó al partido en una situación de vulnerabilidad extrema, cuestionado su liderazgo y su futuro político.
Esos últimos resultados electorales, igual han puesto en duda su legado histórico, con las graves acusaciones de supuestos actos de corrupción en sus gobiernos, lo que ha afectado su capacidad para continuar con los objetivos que le dieron origen.
Recordemos que Danilo Medina, prediciendo la situación que atravesaba el PLD en el pasado certamen electoral, arengó a su militancia, expresando que, "el partido que quede el tercer lugar, comenzará su extinción en el sistema de partidos de la República Dominicana". Ya antes había hecho pronunciamientos desafortunados y declaraciones que, pudieran estar impactando en la real recomposición interna.
Ante esa crisis, se ha adelantado la convocatoria de su X Congreso Ordinario, con la intención, entre otras, de "evaluar" las causas de las derrotas. Sin embargo, muchos de los dirigentes del partido, tanto de su Comité Central, su Comité Político, como miembros de la base, exigen de manera soterrada la renuncia de Danilo Medina, argumentando que su liderazgo es un obstáculo para la renovación que el PLD necesita urgentemente. El Secretario General, haciendo las veces de vocero, anunció que ni él, ni Danilo Medina, optarían por postularse nuevamente.
Sin embargo, 35 miembros de su Comité Político le han pedido que se mantenga en la presidencia; mientras otros han hecho un pronunciamiento público de apoyo a su "decisión" de apartarse de la presidencia.
Intentos de rescate y futuro político
A pesar de los esfuerzos por revitalizar el PLD, como el anuncio de un proyecto presidencial para las elecciones de 2028, por parte de su exitoso jefe de Campañas, Francisco Javier García, la situación del PLD podría seguir siendo crítica. Este intento de presentar prematuramente una "nueva cara" ante el electorado, parece más bien un tanteo de calmar las aguas, que una solución real a la crisis y los problemas estructurales internos que enfrentan como partido.
La presión interna por una renovación que excluya a Medina es palpable, pero su silencio que, denota su negativa a renunciar a seguir siendo el presidente, intensificará la crisis.
Las declaraciones de Medina, tanto antes como después de las elecciones, han sido vistas como un factor que ha agravado la situación interna. Su separación de la campaña electoral, y no caminar junto a su candidato, sus desafortunadas declaraciones y su obstinación en imponer candidatos presidenciales, han generado desconfianza y descontento entre los miembros del partido.
Para muchos, su liderazgo ha sido sinónimo de estancamiento y apadrinamiento de los supuestos hechos de corrupción imputados a funcionarios de sus gobiernos, familiares y colaboradores cercanos, complica aún más la posibilidad de un regreso al sendero del éxito electoral.
Medidas concretas para mejorar la imagen del PLD
Para abordar esta crisis y mejorar su imagen, lejos del pronóstico de Danilo, quien predijo su extinción, los dirigentes del PLD están ante su última oportunidad, y deben adoptar medidas concretas y efectivas, para preservarlo. Eso favorece la democracia y el sistema de partidos políticos en la República Dominicana.
Al efecto, están llamados para que, en su X Congreso, se produzca una real renovación de su liderazgo. Eso implica promover un cambio en la dirección, y permitir que nuevas figuras emerjan con propuestas frescas y auténticas.
Esto tendría que incluir indudablemente la renuncia de Danilo Medina y otros dirigentes cuestionados a seguir siendo parte de sus órganos de dirección.
Otra importante medida a la que está abocado a discutir el PLD en su X Congreso tiene que ver con la transparencia. Ello conlleva al establecimiento de mecanismos claros para la rendición de cuentas, abordando una real situación interna y tomar posición ante las acusaciones de presuntos hechos de corrupción durante sus gobiernos y mejorando la percepción pública sobre su integridad.
Ya en el curso de la actual crisis, el dirigente de su Comité Político, Carlos Amarante Baret, expresó sus críticas al hecho de que no haya un pronunciamiento como partido sobre las imputaciones de supuestos actos de corrupción a connotados dirigentes.
La comunicación efectiva de lo que realmente salga de las discusiones de su X Congreso, será vital si son asumidas por su dirección, aceptar sus resultados y propiciar los cambios propuestos.
Ya igualmente se denunció que los resultados de IX Congreso José Joaquín Bidó Medina, no se dieron a conocer y fueron engavetados.
Poner en práctica y desarrollar una estrategia de comunicación que incluya un enfoque de escuchar y atender, activará la respuesta a las inquietudes que tiene gran parte de su base, lo que ayudaría a reconstruir la confianza que han perdido en la sociedad. Más de 2 millones de votantes en las últimas elecciones decidieron cambiar y darle apoyo a otras opciones.
La crisis del PLD es un reflejo de las luchas internas y la falta de liderazgo efectivo. En la misma medida que el PLD intenta encontrar un camino hacia la renovación, la figura de Danilo Medina sigue siendo un punto de controversia.
Sin un cambio significativo en su estructura y liderazgo, el PLD podría enfrentar un futuro sombrío en la política dominicana. Su historia, que una vez fue un símbolo de progreso y unidad, ahora se encuentra en una encrucijada, donde la autocrítica y la renovación son más necesarias que nunca.
Adoptar las medidas propuestas no solo podrían ayudar al PLD a recuperar su imagen, sino también a restablecer su relevancia en el panorama político del país.