Por Osvaldo Santana
En un discurso cargado de detalles, 97 páginas, pronunciado durante 2 horas y 37 minutos, el presidente Luis Abinader rindió cuentas ante la Asamblea Nacional, donde presentó un panorama sobre el buen desempeño de la economía, pero eludió precisar el nivel de inflación con que terminó el año 2022.
Y es que la inflación ha sido un problema para su Administración, lo mismo que la inseguridad ciudadana. En ambos casos, presentó todo lo que ha podido hacer para contenerlas. Resaltó el crecimiento económico y explicó las medidas adoptadas para frenar la delincuencia.
Y es que la inflación constituye la preocupación principal de los dominicanos en un año preelectoral, y para la cual no se tiene soluciones a corto plazo ni mágicas, aunque el presidente Abinader adelantó la esperanza de que probablemente a partir del segundo trimestre de 2023 empiece a bajar.
Fue un discurso marcado por el optimismo, la defensa de su obra de gobierno, sus realizaciones, la política exterior, en particular, frente a Haití, los problemas internos, el caos y la violencia, que impactan a la República Dominicana con los flujos de haitianos, que se convierten en una amenaza más a la seguridad interna.
El desempeño económico
El presidente Abinader resaltó el “notable crecimiento” del Producto Interno Bruto de 2022, de un 4.9%, según dijo, superior al promedio de América Latina. Resaltó el nivel de las reservas internacionales, como el “más alto de la historia, con 14,436 millones de dólares”, la revaluación de la moneda dominicana en un 2%, pese a la tendencia “a la depreciación observada en las monedas de la mayoría de los países”, reflejada en una tasa de cambio que está en 56 pesos por dólar frente a los 59 de julio de 2020.
También se refirió a la inversión extranjera directa, que “aumentó más de un 27% respecto del anterior 2021, alcanzando una cifra sin precedentes en la República Dominicana de más de 3,950 millones de dólares, lo que muestra la gran confianza de los inversionistas extranjeros en nuestra economía aun en una situación económica internacional adversa.
“Las excelentes cifras macroeconómicas confirman el camino correcto recorrido por este gobierno, que además logró reducir los pagos de intereses de la deuda pública de 2022 en RD$5,523 millones de pesos, producto de la apreciación de nuestra moneda y de la operación de manejo de pasivos. Al cierre de 2022, la deuda consolidada respecto al Producto Interno Bruto fue del 59.1%. Cuando asumimos el gobierno en agosto de 2020 este indicador era del 61%. Esta disminución fue lograda a pesar de haber enfrentado el shock externo más grande de la historia y la inflación causada por la invasión de Rusia a Ucrania”.
La inflación atenuada
Tras referir el crecimiento de las recaudaciones de la Dirección General de Impuestos Internos, el mandatario señaló que esos recursos fueron destinados a atenuar el impacto de la inflación “importada”.
Dijo que al cierre de 2022 las recaudaciones “alcanzaron el 15.3% del PIB, superando en un 13.7% lo recaudado en 2021”, monto que fue dedicado “a proteger el poder adquisitivo de la clase trabajadora y los hogares más vulnerables ante la coyuntura inflacionaria que azota a la economía mundial. A estos fines, se destinaron más de RD$87,000 millones para amortiguar el alza en productos de consumo masivo, expandir los programas sociales focalizados y apoyar las operaciones del sector eléctrico y la producción agrícola”.
También señaló que durante 2022 “se destinaron más de RD$38,000 millones para subsidiar el precio de los combustibles, más de RD$4,400 millones para amortiguar las alzas en el precio de la harina, el pollo, los fertilizantes y demás productos dentro de la canasta alimentaria, y otros RD$1,000 millones para frenar el aumento en la tarifa del transporte. Además, se canalizaron más de RD$3,500 millones a expandir y robustecer los programas Supérate y Bono Gas, y se transfirieron RD$44,129 millones adicionales a lo programado para cubrir el déficit de las EDES, afectadas por el incremento en los combustibles. Es decir, hemos destinado RD$240 millones de pesos diarios, solo para proteger a las familias dominicanas.
“Los subsidios desplegados por el gobierno han cumplido su cometido, mitigando los efectos adversos en el poder de compra de los dominicanos y evitando que la inflación alcanzara dos dígitos”.
En esa misma tónica señaló que su política de “protección a las familias ha permitido que República Dominicana tenga una de las tasas de inflación más bajas de Latinoamérica, situándonos por debajo de la mayoría de los países de la región, incluidos Colombia, Chile, Uruguay o Costa Rica, todos ellos con inflaciones superiores al 8%”.
Pero en ningún momento refirió el nivel de inflación en que terminó la economía el año pasado, aunque al final resaltó que “las acciones de política fiscal del gobierno, combinadas con las necesarias y oportunas medidas restrictivas de política monetaria aplicadas por el Banco Central lograron disminuir la inflación, con una consecuente disminución del crecimiento económico que se reflejó en el último trimestre del pasado año y continuará reflejándose en el primer trimestre de este 2023”.
Y dijo que las proyecciones del gobierno y las de los organismos internacionales apuntan que “a partir del segundo trimestre de este año recuperaremos los niveles de crecimiento proyectados”.
Es decir, el presidente Abinader en forma alguna refirió de manera específica el nivel de inflación que afectó la economía en 2022, y centró su atención en las vías utilizadas para atenuar su impacto. Sin embargo, es esa la cuestión que más preocupa a los dominicanos, que descubren en los sitios de expendio de alimentos cómo cambian los precios de manera ascendente, aunque el mandatario trató de relativizarlo, incluso, cuando abordó el salario y su poder adquisitivo. Lo que se puede comprar hoy con un salario mínimo (pollo o arroz), en relación con lo que se compraba con el mismo salario en 2011, en obvia alusión a la administración peledeísta.
Vigoroso y esperanzador
De todas formas, fue un recuento de las acciones desplegadas, en mayoría conocidas, con un decidido empeño de decirles a los dominicanos lo que ha hecho durante dos años y medio, para nada ajeno al debate del control del poder dentro de un año y medio. Por eso, no fue nada rara la presentación del presidente del Senado Eduardo Estrella, para que hiciera su rendición de cuentas de “este su primer período de gobierno”, en obvia alusión a la posibilidad de continuar más allá de 2024.
En esa dirección, tampoco fue extraño que el presidente Abinader dijera que la República Dominicana “ya no es la misma que encontramos”. Ha cambiado para bien. Dijo que recibió el gobierno en medio de la crisis provocada por la pandemia, la guerra entre Rusia y Ucrania, dos crisis económicas internacionales sucesivas, y pese a ello, la economía dominicana es la séptima de América Latina, con estabilidad cambiaria, fuertes reservas de divisas, apreciación del peso, crecimiento de las inversiones y reducción de la deuda.
Los pobres y los productores de arroz
En todo el curso del discurso, el presidente enfatizó sus políticas de protección de los grupos más vulnerables, la reducción de la pobreza y cómo ha impulsado diferentes programas de asistencia socioeconómica. Asimismo, habló a los productores de arroz, y a quienes dependen de su agroindustria, y a los consumidores, con el anuncio de que tratará de buscar una solución a la apertura de las importaciones del mercado norteamericano a través del DR-Cafta en 2025.
Resaltó su empeño en la defensa de los recursos públicos, en el manejo transparente de las compras y las contrataciones, la superación del despilfarro por la eficiencia y la impunidad por la transparencia. Sin embargo, no abordó con énfasis el combate a la corrupción; tampoco el papel del Ministerio Público independiente, clave en su discurso desde el poder para la defensa del erario.
Momento culminante
Abinader se reservó el final para el momento culminante de su discurso, para repetir su filípica contra aquellos que pretenden dirigir la política migratoria, mediante su reafirmación de defensa de la soberanía nacional. Fue ahí cuando visiblemente impetuoso aprovechó para reiterar su llamado a los partidos para acordar un pacto de Nación frente a la progresiva migración hacia República Dominicana y las presiones de los organismos internacionales.
Largo, pero bien leído
Fue un discurso definitivamente largo, 97 páginas y 2 horas y 37 minutos, pero bien leído y aplaudido, con aires de reelección. Entusiasta, mantuvo la línea de ofertas y obras en curso, lo mismo que retador a su competencia (¡Ahí están las estadísticas!), el pasado representado por los gobiernos del PLD y la hoy Fuerza del Pueblo.