En el conocimiento nacional acerca del tema de la formación de los precios en la economía dominicana, no todos aceptan que la inflación ha estado siendo causada por factores externos e internos, así como que, los altos niveles de precios no son transitorio, que su prolongación por más de un año es indicativa de su carácter permanente durante la actual situación por la que atraviesan las economías.
En materia de precios, si miramos para los Estados Unidos, su inflación ha alcanzado para mayo de 2022 su máximo histórico en los últimos 40 años de un 8.6 % y en la Eurozona de un 8.1 % y lo propio les acontece a las principales economías de América Latina, alcanzando niveles no conocidos desde hace 15 años, tal es el caso de Brasil que se ha colocado en dos dígitos, al registrar a abril un 11.3 %.
A la economía de la República Dominicana también le ha tocado registrar altos niveles de precios no conocidos en la última década y media. Para mayo de 2022, la inflación se ha situado en un 9.47 % interanual, tornándose persistente, equivalente a 4.47 puntos porcentuales sobre la meta establecida en el programa monetario del año en curso, que es de un 4.0 %. La inflación ha estado golpeando tan fuerte al país, que la ciudad de Santo Domingo ha pasado a ocupar el lugar número 4 de las más caras de América Latina, solo detrás de Buenos Aires, Montevideo y Panamá.
Basado en la alta tasa de inflación, en la mayoría de los países, bancos centrales y gobiernos han reaccionado, unos en forma tardía en la implementación de una postura monetaria fuerte, otros de manera insuficiente y algunos han hecho poco en materia de reducir el gasto fiscal o manejar un presupuesto sin déficit fiscal, para que la demanda agregada pueda ser reducida y aportar en la dirección de contribuir a disminuir la presión sobre la formación de precios en la economía.
Mientras que, por el lado de los consumidores, estos como manera de contrarrestar la subida generalizada y sostenida de la inflación, sustituyen productos que han subido menos de precios, adquiriendo inferior cantidad, disminuyendo la calidad de los artículos de consumo, reduciendo gastos no básicos y en el peor de los casos, bajando bienestar y calidad de vida.
Desde la acera del productor, oferente o vendedor, ante la permanente y mayor expectativa de inflación, una práctica que aunque no es nueva y se incorporó en el vocablo mediático en la década del 2010, en la actualidad su uso se ha retomado, denominándose reduflación y consiste en la reducción de la cantidad, porciones, tamaño de un producto, a fin de contener la elevación del precio final al consumidor, pero en algunos casos la reducción se traslada también a la calidad del articulo de consumo. Esta postura empresarial se asume para evitar perder el segmento de mercado que domina y además para ajustarse al dinero que el consumidor puede pagar.
La reduflación en la actualidad es realidad en varios países de Europa y en América Latina se ha estado poniendo en práctica. En la República Dominicana, también puede observarse su implementación en los negocios de expendio de comida, en productos de higiene y en algunos artículos envasados que no se venden por peso, sino por unidad y que el público difícilmente se percata de la reducción de la cantidad.
En los casos del tamaño de las galleticas, de las cantidades de unidades que se colocan en los “snacks” o aperitivos envasados con aire, en la porción servida en las comidas de los restaurantes y negocios similares, o en la calidad de varios productos, como, por ejemplo, las pastas en la que la proporción de harina de trigo es menor.
Como medio para restar presión a la formación de los precios en la economía local, el recurso de la reduflación la favorece; sin embargo, el referido mecanismo no cuenta con la autorización o consentimiento del consumidor y probablemente de darse por enterado, puede que lo acepte, antes de tener que pagar por un precio más elevado de lo que es de su interés. De continuar el proceso inflacionario que afecta a la economía, no habría razones para dudar que la reduflación tome mayor fuerza por el lado de la oferta y que incluso, del lado de la demanda sea aceptada ante el dilema de un mayor precio.
De todas formas, con el fenómeno de la reduflación, el consumidor está pagando mayor precio por unidad, resultando una forma de camuflar la real elevación de precios por el producto que paga.
La conducta del consumidor frente a la acción de la reduflación, puede ser explicada porque los demandantes piensan más en el precio, que en la cantidad y calidad del producto y, además, se acostumbran al precio, así como el nivel de información que recibe se inclina por el lado de los precios finales, en vez de la cantidad.
Otra medida que ha favorecido la contención de mayores niveles de precios en la economía dominicana es el subsidio a los combustibles. El ministro de Hacienda informó recientemente que el gobierno dominicano al destinar subsidio al precio de los distintos tipos de combustibles, la población se ha ahorrado RD$ 18,968 millones en los meses que ha transcurrido de 2022.
La referida medida sin lugar a dudas que ha neutralizado el efecto traspaso hacia el resto de los precios en la economía nacional, aportando a que la tasa de inflación no sea mayor que la registrada y que es a mayo de un 9.47 % interanual. Sin embargo, un pero que tiene esa postura fiscal, es que favorece a todos por igual, al que tiene un vehículo de motor de alta gama y dispone de altos niveles de ingreso monetario, como al que es tenedor de uno utilitario y sus ingresos son de clase media o bien lo utiliza como medio de trabajo y su ingreso es bajo.
Las medidas administrativas tanto del ámbito fiscal, como empresarial se anotan puntos para restar presión al incremento de precios, por lo que, de la misma manera que desde el ámbito monetario se ha considerado que la elevación de la tasa de referencia ha comenzado a dar resultado, reduciendo el nivel de la inflación en mayo, respecto a la de abril de 2022, hay que reconocer también, que algo ha aportado las decisiones fiscal y comercial.
Naturalmente que ni la reduflación ni el subsidio generalizado corresponde a las fuerzas del mercado para fijar precios, sino que son intervenciones administrativas privadas y de políticas públicas, que en su ausencia, la probabilidad de que el incremento de los precios en forma generalizada y sostenida sea mayor que la de hasta ahora registrada, sin que no implique por el lado de la reduflación que es una inflación camuflada.